Fascinación es lo que siento al percibir cómo se van desarrollando los acontecimientos en torno al quehacer diario, a nuestro vivir, a nuestra ciudad, a partir de acciones individuales y colectivas.
Hemos venido señalando la necesidad que tenemos como sociedad, como grupo humano, no solo de establecer relaciones, sino de los espacios necesarios para que esas relaciones se consoliden, se entretejan para conformar una mejor estructura urbana y humana. Pues eso, es lo que ha venido sucediendo, por lo menos en mi caso, y casi de manera imperceptible, de unos meses para aca.
Tal como les comenté días atrás, hace poco más de un mes, se organizó en Sin Límite, un Taller de Producción de Cuentos Fantásticos, para edades entre 11 y 21 años. Durante ese tiempo se cohesionó un grupo jóvenes en torno a un proyecto de un docente comprometido con la palabra, con el discurso narrativo, para a través de ella analizar, pensar y crear. El viernes pasado se culminó este taller y se hizo un cierre donde asistieron los ahora neonatos escritores, junto con sus padres, para compartir esta experiencia, que además fue llevada a formato digital, por el docente coordinador, de manera que los cuentos elaborados por los participantes vieran la luz y pudieran ser leídos por otros. El orgullo del profesor Leonardo, de los padres, de los muchachos, y por supuesto el mío, era contagiante. Saber que hay espacios para este tipo de encuentros, que nos pertenecen para indagar y crear es fundamental en estos momentos. Así como existe el Teatro Gilberto Mendoza, y el Ateneo del Táchira, entre otros, para la presentación de eventos de diversa índole. Estos son los espacios que debemos fortalecer y rescatar, desde lo individual para lo colectivo, y viceversa, a fin de restituir nuestro tejido urbano y social.
Pero esto no queda aquí…recuerden que también en algún momento comenté sobre la creación del Diplomado de Cronistas Comunales, que se ha venido desarrollando desde hace 4 meses. La intención es desarrollar la capacidad de escribir y rescatar nuestras historias, nuestras memorias, y así fortalecer nuestro sentido de pertenencia. Este diplomado que tiene un programa bien estructurado y extenso, apoyado en un cuerpo docente regional, ha abierto nuestras miradas hacia otros espacios que tiene nuestra ciudad, reconociéndolos e incorporándolos al diplomado. Esto pasó desde el inicio cuando se realizó el primer encuentro en el Museo del Táchira. Un espacio que nos pertenece y que deberíamos fortalecerlo aún mucho más. Todos sabemos que existe, pocos sabemos lo que ofrece y el valor que tiene para reconocer y saber lo que somos.
Sus observaciones serán bien recibidas y leidas: julietasinlimite [email protected]
Julieta Cantos