Por: Gustavo Villamizar D.
Si hay una excelente iniciativa y además está impulsada por amigos, hay entonces doble razón para alegrarnos. Una de ellas es que el inquieto amigo Luis Hernández Contreras, músico, abogado, locutor, historiador y Cronista Oficial de San Cristóbal, ha decidido echar adelante la realización de un Festival de Bambuco –segunda razón para el regocijo- durante los días 2, 3 y 4 de noviembre próximos, en la sede del Colegio de Ingenieros del Táchira.
Lo de Luis no me sorprende, porque nos tiene acostumbrados a las buenas realizaciones que se ha propuesto en los diversos ámbitos en que incursiona. Pero, lo del festival no solo nos sorprende, sino que nos ilusiona y en serio. Plantearse la realización de un Festival de Bambuco en una región en la que hace años no se hace nada trascendente en materia cultural, no es cosa de poca monta. Más si se trata de un festival dedicado a un aire musical tan hermoso pero tan echado al margen como el bambuco, nuestro bambuco tachirense. Una expresión musical tan nuestra, asentada en el imaginario y la vida del terruño, con una denominación similar y seguramente un mismo origen con el bambuco colombiano y ambos surgidos de la habanera, según opinan los conocedores.
Entonces la mente comienza a enhebrar acordes y compases con sonidos de tiples, violines y mandolinas; a escuchar voces maravillosas y a recordar la fineza y el encanto de las creaciones de compositores como Luis Felipe Ramón y Rivera, Marco Antonio Rivera Useche, Telésforo Jaimes, Eloy y Juancho Galavis, Francisco J. Marciales, Onofre Moreno Vargas, Pánfilo Medina, Norberto Parada, Evaristo Olivares, Luis Flores, Luis Armas, César Prato, Jesús “Chucho” Corrales, Domingo Moret, José Pablo Mendoza, Edgar Carrero Balza y otros tantos, junto a las nuevas generaciones conformadas por Julio César Méndez, Leoncio Ramírez, Jesús David Medina, Geby Méndez, Carlos Figueredo, Tonny Ruda, Leoncio Ontiveros y tantos otros tocados por la magia cordillerana, de cuyos vientos y torrenteras brotan en armonía sus exquisitos frutos.
El Festival se inicia el viernes 2 y culmina el domingo 4 de noviembre, estructurado en dos modalidades: la de composición rinde homenaje al Maestro José Pablo Mendoza en el centenario de su nacimiento y la de ejecución de la mandolina, honra al Profesor David Medina. Sin duda se trata de un merecido reconocimiento a dos pilares de la música autóctona. Además de las sesiones musicales propias del festival, el programa contempla foros, ponencias, conversatorios en torno al tema central del evento: El Bambuco Tachirense. Pero igualmente, todos los días se ofrecerán conciertos y recitales, entre ellos uno de la Orquesta Típica del Táchira “Onofre Moreno Vargas”, institución cincuentenaria guardiana de nuestro acervo musical.
El Festival de Bambuco debe ser el más importante evento de la cultura tachirense en los últimos años. Debería constituirse, igualmente, en un hito de la defensa y proyección de nuestros preciosos aires musicales, una invitación para congregarnos en torno a lo nuestro en medio de una globalización frívola y fatua. Una gran fiesta de la Tachiranía, como denomina el ser tachirense Temístocles Salazar. Un momento para hacer cierto con Carlos Fuentes que “No hay globalidad que valga sin localidad que sirva”.