Pedro Morales
Introducción
Halloween, una festividad que ha evolucionado a lo largo de los años, se ha convertido en un evento emblemático en muchas culturas contemporáneas, donde la diversión, los disfraces y las celebraciones nocturnas predominan. Sin embargo, detrás de esta apariencia festiva, se encuentra una crítica profunda que pone en tela de juicio la glorificación de la muerte que esta celebración conlleva. Para muchos, Halloween no es simplemente una oportunidad para divertirse, sino un momento que invita a la reflexión sobre el papel de la muerte en nuestra sociedad y cómo las prácticas que la rodean pueden desviar nuestra atención de los valores de vida y esperanza que deben prevalecer en la comunidad de fe.
En este marco, la importancia del discernimiento espiritual y la vigilancia que los creyentes deben mantener frente a las influencias culturales y doctrinales se vuelve un tema central en la vida cristiana. La celebración de Halloween se presenta como un ejemplo significativo de cómo prácticas aparentemente inofensivas pueden tener implicaciones profundas y peligrosas. La advertencia de Jesús sobre los falsos maestros y el engaño espiritual resuena fuertemente, indicando que el verdadero desafío no es solo identificar las influencias externas, sino también reconocer las sutilezas que pueden infiltrarse en la vida cotidiana de los cristianos.
Además, se enfatiza la necesidad de una preparación activa y constante mediante el estudio de las Escrituras y la oración, lo cual es fundamental para desarrollar un discernimiento que permita a los creyentes evaluar críticamente las tradiciones culturales. Este discernimiento se fortalece a través de la presencia del Espíritu Santo, quien actúa como guía y ayuda en el proceso de reflexión y análisis. La enseñanza de Pablo sobre la vigilancia se alinea con esta idea, como se menciona en Colosenses 2:8, donde se insta a los cristianos a estar alertas y equipados para resistir enseñanzas que distorsionan la verdadera esencia de la fe. En el contexto de Halloween, este discernimiento es vital para que los individuos no solo cuestionen el significado de la celebración, sino que también comprendan cómo sus decisiones pueden afectar su espiritualidad y la de su comunidad.
Finalmente, el discernimiento espiritual no es un ejercicio aislado, sino una responsabilidad compartida dentro de la comunidad de fe. Se subraya la importancia de estar rodeados de personas que buscan sinceramente a Dios, promoviendo un ambiente donde se pueda discutir y cuestionar la fe de manera constructiva. En este sentido, Halloween se convierte en un punto de reflexión sobre cómo las creencias y valores que se transmiten en la infancia pueden influir en la percepción de la vida y la muerte a lo largo del tiempo. Por lo tanto, los creyentes son llamados a elegir conscientemente celebrar la vida y la verdad del Evangelio, en lugar de dejarse llevar por influencias culturales que glorifican lo macabro y trivializan la existencia.
La celebración de la muerte: un pacto con la oscuridad
Halloween se presenta como un día que, en su esencia, se asocia con la muerte y lo sobrenatural. Para muchos críticos, esta festividad no es simplemente inofensiva; es un evento que invita a la adoración de lo oscuro y de fuerzas malignas. Al disfrazarse de brujas, demonios y criaturas sobrenaturales, los participantes están, de manera simbólica, rindiendo culto a la muerte y a Satanás, lo que puede tener consecuencias espirituales graves. En Efesios 5:11, se nos instruye: «Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas.» Esta advertencia resalta la importancia de evitar la normalización de lo macabro, especialmente en un contexto donde los niños son educados en un ambiente que trivializa la muerte.
Desde una perspectiva teológica, el discernimiento se convierte en una práctica esencial en la vida cristiana. La Escritura nos instruye a “probar todas las cosas; retened lo que es bueno” (1 Tesalonicenses 5:21). Este mandato implica que los creyentes no deben aceptar ciegamente todas las influencias culturales, sino que deben evaluarlas a la luz de su fe y de las enseñanzas bíblicas. En este contexto, es esencial que los educadores equipen a los estudiantes con las herramientas necesarias para discernir lo que es apropiado y lo que no lo es, fomentando así un ambiente que permita analizar críticamente las tradiciones culturales como Halloween.
El poder transformador de la conciencia
Frente a la crítica hacia la cultura de la muerte, se plantea la necesidad de una transformación personal y colectiva que desafíe estos patrones destructivos. La transformación personal se convierte en una herramienta poderosa que nos permite reprogramar nuestras creencias y emociones hacia una perspectiva de vida más positiva. Romanos 12:2 nos exhorta: «No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento.» Este versículo enfatiza la importancia de no dejarnos influenciar por las tendencias ideológicas de la sociedad actual, que pueden volverse negativas o destructivas.
Al fomentar pensamientos y emociones constructivas, así como acciones alineadas con nuestros valores más profundos, se abre la puerta a un cambio significativo. La educación debe enfatizar que la confianza en Dios no exime a los individuos de la necesidad de actuar con discernimiento. Alentando a los estudiantes a desarrollar prácticas de oración y comunión con Cristo, se fortalece su conexión espiritual y su compromiso con los principios de la fe, ayudándoles a mantenerse firmes ante las influencias externas.
La responsabilidad de elegir
La decisión de participar en Halloween debe ser considerada a través del prisma de la responsabilidad personal. Al celebrar una festividad que glorifica lo macabro, se corre el riesgo de perpetuar una cultura que se aleja de los principios de vida, amor y respeto por la existencia. Esta celebración puede transformarse en una burla de lo sagrado, impactando negativamente en el bienestar espiritual de los individuos y de la sociedad en su conjunto. Proverbios 4:23 nos advierte: «Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.» Este llamado a proteger nuestro corazón se erige como un principio esencial en el contexto de Halloween.
Es crucial reconocer que las ideas sembradas en la infancia pueden tener un impacto duradero en la percepción de la vida y la muerte. Las creencias formadas en los primeros años influyen en las decisiones y actitudes en la adultez, generando un ciclo difícil de romper. Por ello, es vital promover alternativas que celebren la vida y la conexión con lo divino, en lugar de abrir la puerta a lo oscuro.
El ciclo difícil de romper
La creación de un ciclo complicado en la percepción de la vida y la muerte, especialmente en el contexto de celebraciones como Halloween, se debe a varios factores interrelacionados. En primer lugar, las creencias y actitudes que se forman en la infancia son fundamentales para el desarrollo de la identidad y la visión del mundo de un individuo. Cuando los niños son expuestos a festividades que trivializan la muerte y glorifican lo macabro, pueden internalizar estas ideas como parte de su realidad. Esto conduce a una normalización de la muerte y a una falta de respeto hacia la vida, perpetuando patrones de pensamiento que pueden arraigarse con el tiempo.
Además, la repetición de estas experiencias refuerza las creencias adquiridas. Si un niño participa en Halloween y se divierte con elementos oscuros, es probable que asocie la celebración con alegría y diversión, sin cuestionar su significado más profundo. Esta asociación, difícil de deshacer en la adultez, influye en las decisiones y actitudes futuras.
Por último, la ausencia de un marco educativo que fomente el discernimiento y la reflexión crítica sobre estas tradiciones contribuye a la perpetuación de este ciclo. Sin una guía que ayude a los jóvenes a evaluar críticamente las influencias culturales, es probable que acepten pasivamente lo que se les presenta, sin cuestionar su impacto en su vida espiritual y emocional.
Conclusión
La celebración de Halloween se presenta como un fenómeno cultural que desafía a los creyentes a reflexionar sobre su relación con la muerte y la vida, resaltando la necesidad de un discernimiento espiritual activo. A través del análisis de las influencias culturales y la advertencia sobre los peligros de trivializar lo macabro, se enfatiza la responsabilidad de los cristianos de evaluar críticamente estas tradiciones a la luz de las enseñanzas bíblicas, como se indica en Romanos 12:2, que nos exhorta a la transformación y renovación del entendimiento.
Es fundamental reconocer que las creencias y actitudes formadas en la infancia tienen un impacto duradero en la percepción de la vida y la muerte. La exposición a festividades que trivializan lo sagrado puede sembrar ideas en el subconsciente de los niños, normalizando la muerte y fomentando una falta de respeto hacia la vida. Este ciclo difícil de romper se ve reforzado por la repetición de experiencias que asocian la celebración con alegría, sin cuestionar su significado más profundo. Por lo tanto, es vital promover alternativas que celebren la vida y la conexión con lo divino, en lugar de abrir la puerta a lo oscuro.
Finalmente, el marco educativo que fomente el discernimiento y la reflexión crítica sobre estas tradiciones es aún débil y poco consolidado. Sin una guía adecuada, los jóvenes pueden aceptar pasivamente las influencias culturales, sin cuestionar su impacto en su vida espiritual y emocional. Así, los creyentes son llamados a actuar con responsabilidad, eligiendo conscientemente celebrar la vida y la verdad del Evangelio, y a educar a las nuevas generaciones en la importancia de discernir entre lo que glorifica a Dios y lo que trivializa la existencia. La siembra de ideas positivas desde la infancia es esencial para cultivar una visión del mundo que respete y valore la vida en todas sus formas.
En este contexto, invito a la audiencia a revisar el contenido del programa educativo «Salve María Auxiliadora, economía de la salvación y la felicidad verdadera», que aborda temáticas relacionadas con Halloween y ofrece una perspectiva enriquecedora sobre cómo vivir en armonía con los valores cristianos. Pueden acceder al programa a través del siguiente enlace: Salve María Auxiliadora.
A la luz de todo lo anterior, recordemos el mensaje de la Virgen María, dado el 25 de octubre de 2023, a la vidente Marija Pavlovic en Medjugorje, Bosnia y Herzegovina: “Queridos hijos. Los vientos del mal, el odio y el malestar soplan por toda la tierra para destruir vidas. Por eso el Altísimo me envió a ustedes para guiarlos por el camino de la paz y de la unidad con Dios y con los hombres. Ustedes, hijitos, son mis manos extendidas: oren, ayunen y ofrezcan sacrificios por la paz. Un tesoro que todo corazón anhela. Gracias por haber respondido a mi llamada.” Por lo tanto, ¡al final, el Inmaculado Corazón de la Virgen María triunfará! Este triunfo será el resultado de nuestras decisiones conscientes y del esfuerzo por cultivar una cultura que valore la vida y promueva la paz.
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Pedro Morales. Economista ULA. Profesor Titular ULA-UNET. Proyecto educativo: “Salve María Auxiliadora, economía de la salvación y de la felicidad verdadera”. Predicador-Declamador Mariano. Conferencista: Economía Transpersonal-Cuántica. Postulante a Rector de la Universidad Nacional Experimental del Táchira. (UNET) [email protected] / WhatsApp +58 416 8735028