Opinión

Hipnocracia y 6ª República

26 de abril de 2025

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Carlos Casanova Leal

Son dos realidades a las que estamos enfrentados: La primera la vivimos, y la segunda ya estamos en ella, pero está por venir de manera formal la primera, la Hipnocracia, en razón a que la conciencia colectiva está siendo manipulada y alterada con formas sutiles e imperceptibles; y la segunda por la convocatoria que se ha hecho de Reforma Constitucional para pasar a ser formalmente un Estado Socialista, abandonando el estado Democrático.

En este punto señala la profesora Viena Zamudio de la ULA Táchira que “la Hipnocracia se manifiesta en el control mediático y propaganda sofisticada, polarización y fatiga social, economía de miseria y dopaje político”. Esto, como es lógico, promueve una apatía generalizada, donde los individuos sienten que no pueden cambiar la realidad a su alrededor.

La Hipnocracia también se basa en la creación de realidades alternativas a través de la información sesgada o falsa. Esto ocurre a propósito de la promoción y proliferación de noticias falsas y teorías de conspiración en redes sociales que pueden llevar a la formación de creencias que están profundamente arraigadas en percepciones erróneas. Así el ciudadano tiende a buscar y compartir información que reafirme sus creencias existentes, lo que crea una división más profunda entre diferentes grupos.

En Venezuela hemos asumido los debates desde el ego, y desde ahí nos enfocamos en imponer nuestro criterio o razonamiento; mas no lo asumimos desde la conciencia, que busca entender las razones del otro; la tendencia -y en ello nos hemos quedado- es a interactuar más con dispositivos y menos con personas en el mundo físico, lo que limita el intercambio de ideas y la empatía; como consecuencia de ello, la erosión de los lazos de vecindad y comunitarios, que exponen a las personas ser más vulnerables a la manipulación; vengo señalando que aprecio en mis recorridos una pérdida de cohesión social.

El vínculo entre la Hipnocracia y la reforma constitucional en Venezuela se centra en cómo la manipulación de la conciencia puede desviar la atención del ciudadano de cuestiones cruciales como es perder el Estado Democrático y sus derechos, por el Estado socialista al que vamos. Es fundamental fomentar un entorno informativo que permita un entendimiento claro de las repercusiones de estas reformas y una discusión abierta sobre el futuro político del país.

Pero necesario es también señalar que estamos siendo sometidos desde las redes a un control posmoderno como lo indican los académicos, por ejemplo el uso de internet no se prohíbe, se dificulta en algunas regiones y zonas, en otra fluye, pero lo hace irrelevante por el control que hace de él. La revolución gobernante utiliza la desinformación y el control de los medios para crear una narrativa que favorece las políticas socialistas. Al tener una narrativa dominante, los ciudadanos pueden no estar plenamente conscientes de los impactos negativos de un cambio hacia el socialismo, en un proceso lento pero seguro de cambiar en el ciudadano sus valores; por ejemplo, de la abundancia a la escasez, del servicio público eficiente al racionamiento permanente, del salario al bono.

La sociedad que está en grupos de Whatsapp vive el debate descalificativo entre los que quieren abstenerse y los que quieren participar; dividiéndose aún más; la otra sociedad que no está en estos grupos vive de la desinformación de las otras redes sustraídos de la realidad que se les viene encima; y los que viven en desiertos informativos a los que solo les llega el rumor de lo que sucede en el país, en este último grupo los que viven en 90 municipios del país, 122 municipios son desiertos moderados y 105 no son desiertos.

En la reforma constitucional que aún nadie conoce pero suponemos se aprobarán las leyes del Estado comunal, donde se pierde la propiedad privada por la propiedad social; por ejemplo, ya la democracia protagónica y vinculante desapareció por solo consultas ciudadanas, la descentralización dio paso a la centralización.

El discurso oficial puede enmarcar el cambio como uno necesario para el bienestar social, generando la ilusión de consenso. Esto puede llevar a la aceptación pasiva de reformas que en realidad socavan la democracia.

La esperanza no la pierdo, pero la esperanza es el mañana ¿Y hoy qué hacemos? Hay que construirla.

¿Cuando iniciamos la campaña para explicarle al ciudadano a lo que nos enfrentamos?

Dios nos bendice.

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