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25 de noviembre de 2024
Alfredo Monsalve López
Los que hoy tienen 25 o más años de existencia, deben acordarse de aquella mortal vaguada que se llevó centenares de hogares y miles de víctimas fatales en el litoral central en diciembre de 1999 cuando el finado Hugo realizaba su campaña para su referendo “revolucionario” y que después de más de veinte años en la que fuera la Quinta de Misia Jacinta(Hoy Palacio de Miraflores), aún ostentan el poder. Las palabras que expresó en aquella oportunidad, todavía revolotean en la mente de millones de venezolanos. Entre las cuales, parafraseando a El Libertador, señaló: “Si la naturaleza se opone contra nosotros, lucharemos contra ella…”. También debemos recordar el rechazo contundente que hizo a la ayuda ofrecida por Estado Unidos para socorrer a millares de conciudadanos venezolanos y de otras latitudes que perdieron todo lo que poseían. Pues, la historia está allí. Erigida. Con sus hojas abiertas. Como un roble. Observando las acciones de todos los seres humanos. Ahora mismo, el sábado 28 del presente mes, hubo una especie de vaguada en la capital del municipio Junín, estado Táchira Venezuela. La crecida del Rio Carapo, sorprendió en la madrugada con su embestida, a centenares de familias que igualmente perdieron casas y todos sus enseres. A Dios gracias y lamentablemente, unas tres víctimas fatales.
Si nos paramos en la concepción de vaguada, nos encontramos con diversos sinónimos: desfiladero, garganta, cañada, angostura, cause, “parte más profunda de un valle por donde corren las aguas …”. En fin, hasta para hacer símiles con todos ellos. Y es lo que trataré de llevarle con respecto a “la otra vaguada”. A ver. Antes de la llamada vaguada de Rubio (sábado 8/11), en este municipio los cortes de energía eléctrica eran el “pan de cada día”. Horas, de día y de noche,en oscurana. No había discriminación. Todos pagábamos por igual. “Racionamiento parejo”, era la frase que más se escuchaba en el municipio. Desafortunadamente el sábado arreciaron las lluvias y con ellas, la desgracia de conciudadanos. Pero, y es aquí la reflexión, con el infortunio también llegó el fluido eléctrico. Igualmente, algunos surtieron combustible en la única estación de servicio en funcionamiento que hay en Rubio. El gas no aparece desde hace meses. La gente se mete de lleno en las estufas, en los fogones, en las chimeneas a cocinar desayuno, almuerzo y cena. (Los que hacen los tres platos). A raíz de las lluvias, el agua sale, brota de los conductos color marrón. Todo lo anterior es lo que muchos llaman “la otra vaguada”.
Ahora, hay quienes toman las cosas a manera de júbilo, de chanza y señalan que en la ciudad de Rubio, hay otras vaguadas. Y afirman que las calles se llenaron, no de agua, sino de gente con muchos pesos del hermano país colombiano. Nuestra moneda pasó a un segundo plano. Cuando escribo esté artículo de opinión (lunes30/11), el bolívar llegó a los 3 céntimos de peso. O lo que es lo mismo, un bulto de leña, por ejemplo, le piden 3 y hasta 4 mil pesos, que al cambio se debe pagar más o menos un millón de bolívares. ¡Pero no lo reciben! Y lo más triste del caso, amigo lector, son los numerosos “comercios” que han aparecidos “arrasando” con los pesos. Usted observa en las ventanas, puertas, garajes, aceras llenas de cestas, barberos ambulantes, carros con cartones de huevo a 11 mil pesos (saque la cuenta en Bs), proliferaron las carnicerías, ropa usada,cantidad de carteles ofertando naranjas, tomates, verduras, tortas, panes rellenos, artefactos eléctricos usados, compra de pesos (pero no bolívares) …los etcéteras se pierden de años luz. Es decir, la verdadera “vaguada” que arremete con todo. Y en plena “radicalización”. La pregunta obligada para una verdadera reflexión, y se la formulo a mi amigo “El Flaco” José: ¿Estamos en presencia del “mar de la felicidad”? Saludos. Y … a cuidarse pues.
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