Opinión
Hora de Reflexión Venezuela 2.0: ¿educación en terapia intensiva?
20 de agosto de 2020
Alfredo Monsalve López
En verdad que la interrogante del título no es nada atractiva para quienes estamos inmersos, hasta los tuétanos, en el sistema educativo venezolano. No obstante, a mi juicio, es justo y necesario abordarlo nuevamente en su justa dimensión. Como sabemos, recién acaba de finalizar el período escolar 2019-2020. A Dios gracia. El resultado final, en términos de calidad, para el señor Aristóbulo Istúriz, ministro de Educación, fue “excelente”. Epa. Pero ya va. Esa manifiesta “excelencia” del sr funcionario, en nuestra opinión, no es la correcta. Es decir, el “Negro Aristóbulo” (así lo llamaba el difunto presidente), no está en lo cierto. Se encuentra fuera de contexto pues. Especialmente cuando se trata de un operador político. Entregado a las actividades socio-partidista. Y no en balde, su desempeño como “Vicepresidente Sectorial para el Socialismo Social y Territorial de Venezuela”, se encarame sobre la función real de un ministro de educación.
A ver. A lo que vamos. Si tomamos en consideración que, durante un período normal (léase bien: normal) de actividades escolares o académicas, los especialistas en la materia sostienen (con números en las manos), que en el sistema educacional venezolano hay deficiencias estructurales y sostenidas; entonces cabe la pregunta: ¿cómo puede haber “excelencia” si las condiciones actuales no son las más idóneas? En otras palabras, y mucho más explícito, si en otrora (quince o veinte años), cuando había regulares servicios públicos como el suministro de gas, agua, electricidad, gasolina, Internet, telefonía celular y del hogar, alimentación, entre otros, el sistema educativo presentaba deficiencias; hoy, cuando conocemos y padecemos las múltiples penurias de abastecimientos de los mencionados servicios, ¿cómo osan decir que el año escolar recién finalizado fue de “excelencia”? Y máxime cuando tenemos una peste que paraliza el planeta tierra. ¿Acaso somos eunucos? ¿Por qué mienten? Por Dios. Como decía José Artigas: “con la verdad no ofendo ni temo”.
Ahora, y es aquí mi reflexión, cuando el ministerio de educación llama a planificar a instituciones dedicadas a la educación, y llevar a las niñas, niños y adolescentes contenido vía digital para el venidero año escolar (2020-2021), les cuento que la situación de la rebuscada “excelencia”, pasará a la historia como una utopía o delirio más. Punto. Para muestra un ojal. Allí tenemos el llamado plan “Cada familia, una escuela” y el trillado “Portafolio” que debieron consignar los estudiantes de educación media general. Mire usted, con datos en la diestra: una institución, por ejemplo, con 600 estudiantes en el sistema de educación media, son 600 portafolios. Tomando en consideración que cada año o sección tiene, en promedio, 9 asignaturas, estaríamos hablando de unas 5.400 asignaciones. Y muchas actividades debieron ser enviadas por los alumnos vía digital; además, en un breve tiempo como fue el tercer y último lapso. Factores adversos: cuarentena, electricidad, representantes inconformes, pagos a profesores extra cátedra, padres carentes de conocimiento de las asignaciones asignadas por su bajo nivel académico, los temas elegidos o recomendados por el MPPE (por ejm “cultura de los continentes” para todas las asignaturas), ¿Saben acaso las múltiples culturas que presentan los continentes?; en síntesis, sistema educacional no operativo. Y la crisis del fluido eléctrico al parecer, se acrecienta. Así las cosas, el MPPE señala que las clases, para el próximo año escolar 2020-2021, se reiniciarán el venidero miércoles 16 de septiembre “truene, llueva o relampagueé” (cita añadida). Todo esto, sin mencionar la situación económica que experimentan los docentes y sin abordar el estado actual de las universidades. Por ello es que nos preguntamos: ¿La educación venezolana está en terapia intensiva? Se abre el debate pues.
@monsalvel