Pedro Morales
Con alta probabilidad de ocurrencia existen personas que se encuentran encadenadas, encerradas en una prisión, y lo más característico que no están conscientes de tal situación, que lo ignoran o subestiman, por lo que en la práctica se hace mucho más complicado o complejo encontrar la libertad: circunstancia por la que pudo haber pasado o estar padeciendo cualquiera en este instante. Así que el peligro inminente es que al desconocer o menospreciar tales condiciones o cadenas que privan la verdadera liberación, independencia o autonomía (que se ajusta perfectamente al propósito maléfico o del maligno “que nadie se dé cuenta que están ahí, que nadie las note, que nadie las descubra”), cuando se percata de ello se corre el riesgo que sea demasiado tarde.
Efectivamente, un número considerable de personas no saben que están sometidas a cadenas espirituales, las cuales les impiden moverse con absoluta amplitud y plenitud. Ciertamente la vida no solamente nos mueve sino nos sacude, y cuando llega ese sacudón (para algunos sorpresivo) es que el individuo logra enterarse que tiene dichas cadenas. Así que la tarea se basa no solamente en romper dichas amarras, sino primero descubrirlas e identificarlas para de esta forma combatirlas, neutralizarlas y vencerlas. Esa es la misión.
Aquí vamos a considerar brevemente cinco eslabones enlazados o cadenas que atan o aprisionan a la persona, cuando la misma se hace presa fácil del espíritu del mundo:
1era. Cadenas con los pensamientos y las palabras. Es inobjetable que las palabras nos amarran, las palabras nos atan. Nuestros pensamientos nos amarran, nuestros pensamientos atan. Las palabras tienen poder, y una palabra nos puede atar, la palabra puede amarrar. Es muy triste descubrir que muchas veces estas cadenas las ponemos nosotros mismos a las personas que más amamos. Lamentablemente, algunos papás les ponen estas cadenas a sus hijos porque en un momento de impaciencia dicen cosas terribles a los hijos que quedan grabadas profundamente en sus corazones, los dejan incluso marcados…
2da. Cadena de los afectos. Hay amores que son buenos y sanos. Hay amores o amistades que levantan (que hacen crecer en todas las dimensiones) pero existen otras como las relaciones toxicas o destructivas que generan decadencia, que hunden a la persona. Una relación tóxica es aquella que en lugar de producir el crecimiento de la persona le hace daño, pero la persona no logra desprenderse de ella fácilmente.
Entonces, ¿cómo reconocer si una amistad es toxica? ¿Cómo reconocer si una amistad encadena? ¿Cómo reconocer cuando una amistad está empezando a encadenar y está empezando a ser una amistad tóxica? Cuando esa persona no permite tener las propias convicciones. Y cuando esto ocurre se empieza a obrar en contra de la propia conciencia, a traicionarse así mismo. Si se comienzan a esconderse las convicciones, la persona termina dominada o encadenada o pierde su libertad. Por tanto, nunca caer en el error de esconder las convicciones. El que pretenda anular o esconder las convicciones no es un amigo o amiga…
3era. Cadena de los vicios. Al respecto, todos nos damos cuenta que los vicios son cadenas, todos menos el que está metido en el vicio, porque ese es el problema, que todos en general creemos que negando el pecado lo hacemos desaparecer, pero no es cierto, la situación de los vicios es un drama muy duro. Y esto es así por al menos dos razones: i) Porque la gran mayoría de los seres humanos tenemos el “síndrome de negación”, es decir, que el mundo se puede dar cuenta que se tiene un vicio, pero con todo ello la persona que está en ese submundo no lo cree o lo niega. ii) Como los vicios generan una “ilusión o sofisma de libertad” (que hacen a la persona alejarse de la misma realidad) los mismos propician las condiciones favorables para un gran negocio u enorme lucro extraordinario (en lo monetario e intangibilidad) para algunos agentes económicos, sociales y políticos, tanto públicos y privados que actúan en el escenario de la necro política y necro economía.
4ta. Cadenas del espíritu del mundo o demonio. El filósofo y escritor Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) decía que: “lo malo de dejar de creer en Dios, no es que ya no se crea en nada, sino que se está dispuesto a creer en todo”, lo que conduce irremediablemente de acuerdo a lo postulado por Carl Jung (1875- 1961), a vivir fuera del ser (en el mundo externo materialista), en una neurosis individual y colectiva, donde solo se encuentran fragilidades, turbulencias y tribulaciones, todas determinantes de enfermedades en la dimensión física, cognitiva y espiritual.
¿Por qué ataca el demonio? Por envidia. ¿Envidia de qué? La Biblia lo dice: porque somos imagen de Dios. Y además por ser imagen y semejanza de Dios por la muerte gloriosa de Jesús en la Cruz hemos llegado a ser hijos de Dios, templo del Espíritu, miembros de la Iglesia, llamados a una eternidad feliz, esto contrario a la eternidad del demonio, que es una eternidad de desgracia, de tristeza, de una ira, que se consume así misma para siempre. De esta forma, el demonio ataca por envidia. El demonio es envidioso y quiere encadenar. ¿Cómo reconocer esas cadenas del demonio? Lo que más ataca el demonio es la fe, porque la fe es la puerta de la misericordia eterna. Por ende la solución es acrecentar nuestra fe, porque todo es posible estando siempre con Dios y la Santísima Virgen María.
5ta. Las cadenas asociadas a las ventajas o sistemas de privilegios de estar en el pecado. Es tan sutil que en verdad nadie cree que la pueda tener. Se podría afirmar que todos pudiéramos estar propensos a estar encadenados a las ventajas del pecado. Estas llevan o hacer perdurar una supuesta o falsa “estabilidad” sustentadas en el poder, los cargos, el dinero, placer, fama, etc., pero es una cuestión netamente fugaz, transitoria que conduce a un encadenamiento y restricción de la libertad. A propósito, ¿qué será que en todas partes en la mayoría de los casos, los que están en el poder quieren perpetuarse?
Nota final:
Para una mayor profundidad en la argumentación aquí formulada, se invita a presenciar este próximo domingo 10-09-2023 a una nueva entrega del programa televisivo “Salve María Auxiliadora, economía de la salvación y la felicidad verdadera”. Transmitido por el Canal 21 (Táchira-Venezuela) en el horario de las 9:00 a.m. y 8:00 p.m., y a través de: a) https://www.youtube.com/playlist?list=PLFBq7gAltSL22kkNOus_zcFASggxF9iRD y b) https://canal21tachira.com/
Referencia artículo anterior:
Morales, Pedro (2023). La guerra nunca termina. La Nación (02 de septiembre 2023)
Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”. UNET. Años: 2018 a 2023. Pedro Morales. Postulante a Rector de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET)
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