Jorge E. Galiano Joves
Mientras más lejos nos ponen la democracia, unos cuantos ilusos creen en la buena fe del regimen.
No soy tan bueno para guardar en mi memoria secuencia de fechas, ni tampoco tan compilador para sacarlas de mi archivo telefónico, sobre los diferentes eventos electorales que se han realizado en Venezuela y donde se han despertado sueños de libertad que han terminado en horribles pesadillas para quienes creen en la buena fe y transparencia del régimen, en su propósito para controlar la voluntad popular. Sin embargo, les garantizo que han sido muchas las elecciones celebradas desde 1999 y todas han castrado la voluntad del pueblo y no veo razones para creer que ahora sí en esta onda de beatificaciones los demonios de siempre ahora son santos y buenos.
Nuevamente los ilusos de la politica para ser generoso con el calificativo, cuando me refiero a aquel sector de la oposición que aún mantiene presencia en los medios, derraman valdados de esperanza a los venezolanos para que acudamos a un nuevo proceso electoral, con un nuevo CNE, que ha sido designado a la carta por el Gobernante de turno, pero que, más que un sentimiento nacionalista, lo que les mueve es la sobrevivencia económica y las ansias desmedidas por el poder.
De aquí debemos considerar entonces, que Iluso es creer que un CNE designado a dedo, sin apego a la norma constitucional, puede gerenciar un proceso limpio y ético, si el mismo organismo que lo designa está viciado de ilegalidad desde su origen, con la designación de sus miembros, y con las alevósicas decisiones excluyentes de organizaciones y personas.
A ello debemos agregar que el mismo proceso electoral sufre de la misma ilegalidad al ser modelado a su conveniencia por el TSJ, que es un brazo operativo de los caprichos de esa cúpula que hoy ostenta el poder.
Más Iluso, es creer que el concierto internacional va a seguir apoyando una iniciativa democrática de los partidos políticos, que califican de inconstitucional al gobierno y a sus estructuras como la ANC y TSJ, para luego someterse a un proceso convocado y diseñado a su manera. No es otra cosa que hacerle el juego al regimen.
De ilusos es creer que un régimen que sabe que en las bases electorales no llega a tener más del 10% de apoyo, que esta en un proceso avanzado de extinsión, vaya a competir limpiamente en busca de su derrota, y a sabiendas que ese sería el primer clavo para su propia urna, pues es el primer paso para empezar a vivir el calvario, que les espera a quienes han sido los gerentes exitosos del mal y de la destrucción nacional.
Más de ilusos es, llegar a pensar que todas aquellas consignas: «Rodilla en tierra», «patria, socialismo o muerte», «no volveran»… se convertirán después de un brevísimo acuerdo de reconciliación nacional, que después de esas elecciones será expresiones como: «Rodilla en tierra con la democracia», «Patria, democracia y libertad», o la mas difícil, » Si volvieron, bienvenidos, venezuela es de todos». Si es eso, en lo que estamos creyendo, sucederá en la política del país, propuesta por los ilusos de la mesita o de quienes les hacen el coro, pues presumo que vivimos en un país de ilusos.
No hay presedente alguno, de que los regímenes de fuerza hayan salido por la vía electoral y mucho menos sin presión, ni siquiera Chile fue así, hay que conocer la verdadera historia de Chile, para llegar a comprender que allá se escogió entre dos dictaduras, la de Pinoche (de derecha y militar) y la del Socialismo de Allende (de Izquierda socialista a comunista), los chilenos si tuvieron el olfato, para no dejar avanzar ese virus destructor de la institucionalidad, de las democracias y del desarrollo, aunque tuvieran que pagar unos años viviendo sin elecciones y bajo un régimen militar, que pudo haber hecho daños al país, pero nunca en las dimensiones de calamidad que hace el socialismo – comunista que pretendió Allende y que hizo el Chavez y Maduro en Venezuela. Solo en el imaginario de la gente podría pensarse, ¿que sería hoy de Chile si hubiera seguido Allende?, pues apenas a los 100 dias de su gobierno, ya se hacían expropiaciones, la diáspora de chilenos jóvenes era muy acelerada y el hambre había llegado a los hogares y hasta los cuarteles.
Esto es necesario conocerlo sin pretender justificar la dictadura de Pinoche, quien tuvo que salir del gobierno por la presión popular y la incapacidad de evitar un enfrentamiento dentro de las mismas Fuerzas Armadas, que ya pedían democracia y libertad para poder desarrollarse.
El caso de Venezuela, no deja de tener matices de cambios a la chilena. Pero seguro estamos que no será con un CNE, designado por el régimen, y tampoco será en un acuerdo, en una cordial reunion donde sobre el whisky, la comida y los actos de contricion por los daños hechos, donde los protagonistas sean el gobierno y los partidos de la oposición.
Es necesario entender finalmente para aquellos ilusos que creen que la oposicion son los partidos políticos que se agrupan en mayorías como G4, o la mesita, pues, la oposición son las masas humanas que se identifican con uno o varios partidos, pero que con o sin ellos de ser necesario, son capaces de imponer su voluntad de cambio, en busca de su bienestar.
Esta es la razón por la cual los partidos políticos, tienen que dejar de ser «ilusos», en creer que hablan y conocen lo que quiere la gente, sin consultarle, sin interpretarle y sin demostrar buenas dosis de democracia en su accionar.
De Ilusos es llegar a creer en un gobierno de transición solo en manos de los partidos va a llegar y mucho menos será exitosa. La oposición que puede lograr la transicion en Venezuela está en la Iglesia, en los gremios laborales, en los gremios empresariales, en la sociedad civil, sectores civiles comunales organizados, en los Militares que no hayan sido esbirros y serviles del régimen y en los partidos políticos que estén dispuestos a poner sus maquinarias electorales al servicio de una política nacional de integración, reencuentro, unión y reconciliación de todos los venezolanos sin desapego a la justicia, y es ahí donde está el nuevo rol de los partidos políticos en venezuela para poder salir de la compleja situación de desconfianza que hay en ellos y que invade la mente y conciencia de la gran mayoría de los Venezolanos, para lograr una oposición mayor.
Presumo que estamos cerca de cambios importantes donde los protagonistas principales son la Ciudadanía como oposición, que estará activa y en la calle, promoviendo sus luchas y los nuevos liderazgos.
Jorge E. Galiano Joves.
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