Orlando Ramírez *
Península de La Guajira Venezolana territorio con inmensa relevancia geopolítica para su feudo grande, situado al noroeste del Cuerno de Suramérica, el cual recibe el nombre de Castilletes; mejor no ha podido ser su ubicación geográfica, de este territorio del Estado Zulia. Asiento de antiguas comunidades aborígenes; tesoros y magias ambientales; ha tardado siglos el despegue definitivo hacia el progreso de orden socioeconómico para sus habitantes, en estos espacios de ensoñación. Hasta el momento no se ha presentado una tesis creíble a la aparente desidia e imperdonable olvido, por gobernantes, muchas veces, a través de la fuerza del Estado y otras irrespetando a la apreciada Libertad y el Credo democrático. Pero como todas las cosas de la vida, tienen una explicación, unas objetivas y otras subjetivas, en cualquier caso, son realidades inobjetables.
Después de tanta indolencia y de tierras olvidadas: La Nueva Venezuela, que esperamos ansiosamente una vez alcanzada su Segunda Independencia y sus colonizadores se vayan. Será motivo para plantear una Democracia moderna: Descentralización con Municipalización como avances de la cosmovisión moderna de comarcas, con desarrollos al mejor estilo de pueblos integrales como los europeos. Gracias al poder político y económico para sus disposiciones que emanan de estas autonomías en clara contraposición de la ya obsoleta y perturbadora centralización y concentración de poderes en todos los ámbitos de los quehaceres de comarcas; considerándose como el peor desatino por los gobernantes desde su Primera Independencia e impidiendo un desarrollo armónico y nivelado, que vaya en consonancia con las potencialidades económicas, sociales, geográficas y necesidades de pueblos cultivados.
El precio sufragado ha sido caro, por ese retraso de supina ignorancia por parte de sus regentes, con poca formación en la visión del desarrollo regional y nacional.
“La Alta Guajira”, donde tres penínsulas confluyen, atrapan y arropan El Legendario Golfo de Venezuela, con una figura geométrica que semeja una media luna, con una magia nocturnal por su iluminación divina de proyección, espacio marino excepcional.
Este terruño relevante es umbral geográfico de Suramérica con tantas conexiones peninsulares, estratégicas por su geopolítica y para su claro porvenir: Castilletes, San Carlos y Paraguaná, áreas vecinas, unidas por aguas marinas, lacustres, fluviales, terrestres y cielos, con culturas y artesanías, pesca primitiva, pastoreo de ovejas y cabras, en lugares infértiles, también potenciales para el cultivo de viñedos,
Este espacio conforma una unidad geográfica singular, cuyas aguas y cultura ancestral son razones más que suficientes para unificar estas penínsulas históricas, a través de nexos e intercambios de mercancías, etnias, personas venidas de muchos cosmos, actividades pesqueras y artesanales.
Este fabuloso espacio marino, lacustre, fluvial, terrestre y de cielos luminosos, donde sus primitivos habitantes edificaron muchos palafitos, en los que vivían. Escenario grandioso por su paisaje marino, hizo recordar al explorador Américo Vespuci a la Venecia de sus sueños. Desde entonces, nació el glorioso nombre de nuestro Terruño Grande. Suficiente para no olvidar semejante y trascendental hecho histórico y geográfico que ha permitido un desahogo humano a los del Viejo Mundo, desde el inicio vinculados por nexos inexorables y muchas veces atraídos por el imán del corazón, permitiendo el umbral de la maravillosa mezcla humana: Castas morenas piel que enamoran, de las cuales se proyectan prodigiosas reinas con coronas y cuerpos esculpidos y vitales, solazan y deliran hombres del mundo.
Cuando El Almirante Mayor, que era un Andariego y Soñador, quien no sabía a ciencia cierta hacia dónde se dirigía, navegó las costas del Reino Grande, se percató de sus exuberantes bellezas y la amplitud, que van desde Cubagua hasta La Península de La Guajira, y entonces a él le llegó la iluminación divina y la bautizó «Tierra de Gracia»; cuyos pobladores y autoridades aún no lo han entendido. Los estudiosos de metáforas le indilgan tierras bendecidas por el Creador. También podría llamarse «Tierra Prometida» por tantas esperanzas que ellas brindan a sus habitantes, en estas claras lejanías y abre canales marinos, increíblemente cerrados a su Feudo Grande.
La barra de entrada a la inmensa Hoya hidrológica o Lago de Maracaibo, por este Golfo dentro del territorio de nuestro feudo, que cubre hasta la Península de Paraguaná del Estado Falcón. Convirtiéndose en las centinelas, “con ojo avizor” en dirección de los islotes: Los Monjes, en límites marinos con vecinos del Reino de la otra Guajira y también de las islas Menores Neerlandesas: Curazao, Aruba y Bonaire, que en alguna época pertenecieron a «La Tierra de Gracia». Arrebatadas por potencias marinas de la época. Este importante espacio, con fachada y dominio hacia El Mar Caribe y es una potencial vía al Canal de Panamá, y de ahí navegar por El Pacífico, abriendo un mercado inmenso internacional a Venezuela, hacia El Asia.
Seguiremos escribiendo sobre esta fantástica región, en próximos artículos. Para descubrir sus potencialidades.
(*)Prof.Titular, jubilado de la UNET. Egresado del Iaeden. [email protected]