Eduardo Fernández
Entendiendo que no hay una batalla más importante hoy que la batalla cultural, el Ifedec inició el programa: Defensa de la Familia y los Valores Cristianos.
Los logros hermosos de ese movimiento feminista, que ha luchado por la igualdad de derechos de la mujer, los han pisoteado con las ideas absurdas de la Ideología de género. La más impresionante manifestación de esto ocurrió en los últimos juegos olímpicos de Francia, donde la ganadora de la medalla de oro en boxeo femenino fue un hombre biológico que masacró a golpes a todas las mujeres con quienes le tocó pelear.
Los totalitarismos, y por tanto el marxismo y el fascismo, entienden que en su objetivo de controlar de forma absoluta a la sociedad enfrentan dos obstáculos: la familia y la religión, porque son dos expresiones de libertad y de comunión. Marx lo tuvo muy claro desde el principio y por eso califico a la religión como el opio del pueblo.
El hombre es materia, pero también es espíritu. De esa necesidad de conectarse con lo trascendente surge el hecho religioso, fundamento de la ética y la moral.
Hay que destruir la religión. Los mensajes reiterados en contra del cristianismo por parte de quienes dicen defender los derechos de la comunidad LGBT solo se explican a partir de una agenda política encubierta. Esto es evidente, porque sólo donde el cristianismo ha sido el fundamento de los valores culturales se defiende con fuerza la dignidad de todas las personas, independientemente del sexo, de la raza, condición social, creencias religiosas y orientación sexual.
El hombre es individuo, pero al mismo tiempo, es un ser social. Necesita la cooperación de los demás. La sociabilidad del hombre genera el hecho social y la célula primaria de la sociedad es la familia. Hay que destruir la familia.
Para satisfacer las necesidades de las familias surge el hecho económico. La célula fundamental del hecho económico es la empresa. Hay que destruir la empresa ¡Exprópiese!
La sociedad tiene que desarrollarse de lo cual surge el hecho cultural y la célula primaria del hecho cultural es la escuela. Por eso se meten en las escuelas a adoctrinar.
Si la forma indisoluble del matrimonio entre un varón y una mujer y la relación con los hijos es el modo más adecuado para construir una comunidad de amor y libertad, es lógico que se trate por todos los medios de destruirla. Si el matrimonio y la familia desaparecen, igual suerte corre la sociedad.
Entendiendo que no hay una batalla más importante hoy que la batalla cultural, el Ifedec inició el programa: Defensa de la Familia y los Valores Cristianos.
Defendemos la Civilización Cristiana Occidental.
En primer lugar, defendemos la vida, la libertad y la dignidad del ser humano por encima de todo.
En segundo lugar, promovemos los valores democráticos, el respeto al Estado de Derecho y los derechos humanos. Defendemos que el poder debe descansar en la soberanía popular. Los gobiernos y las leyes deben someterse a la voluntad de los ciudadanos.
En tercer lugar, el libre mercado y el derecho de propiedad. El trabajo dignifica al ser humano y por supuesto lo dignifica en la medida en que es dueño y puede disfrutar del producto de su trabajo.
Y en cuarto lugar, proponemos limitar el poder del Estado. El Estado es una creación del hombre para proteger sus derechos inalienables, el derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad. Y no para actuar como poder absoluto.
Esta es nuestra agenda. Y nuestra invitación a todos los venezolanos para luchar por esos valores.
Seguiremos conversando.