Opinión
La barca de oro
miércoles 24 diciembre, 2025
Néstor Melani Orozco
Abríamos los espaciosos sentidos de la libertad y Doña Alba Jiménez me iba a contar de su viaje de guerrillera junto a la nuestra Argelia Alaya. Mientras de encantos yo, caminaba hasta el balcón de la Casona donde el Libertador contempló el fusilamiento del General Piar. Allí, en el santuario donde Bolívar invocó el Congreso de Angostura. Allí de Ciudad Bolívar por qué.
Samanta Jiménez se vistió esa noche en las letras del “Correo del Orinoco” y Benito Yraidy me había invitado a exponer las razones de “Bolívar Pueblo” en el majestuoso lugar donde se abrió de amor el testamento de la libertad en Colombia y se reafirmó el camino de la gesta más grande de todas las Américas. Noche de gracias y de la presencia del pueblo. Pero lo más interesante fue sentir como esa noche a través de Hernán Gamboa y Serenata, Guayanesa se apareció “La Barca de Oro” de Alejandro Vargas el maletero cantor del puerto del Orinoco, quién de ser un viajero con una triste canoa vendía sapuaras y bastimentos, entre el sudor de los sueños.
Y en una noche de navidad acercándose casi encallado con su amigo Ramón García quien llevaba un cuatro y Alejandro su guitarra se quedaron varados por el picado río y en un vecindario de la nochebuena improvisaron la canción enalteciendo la canoa moribunda ante el mito de los dolores del tiempo. Alejandro Vargas un campesino hacedor de la pesca, hortelano de los símbolos de los Tepuy y cantor hasta más adentro de sus vidas.
Habiendo improvisado un cantar que muy de grandes antieres la hicieron un oráculo de amor Guayanés. Como la promesa del aroma de la Barca, bendita y vieja. . . Desde Alfredo Sadel, hasta de las noches románticas en París de Jesús Soto junto muy de Rodrigo Riera, En “Serenata Guayanesa” y hasta el “Grupo Raíces” de Domingo Moret. De decirlo de amor de Rafael Pino en la Guitarra de un amor inmenso. Para desde lo más humilde en Plácido Domingo. Y de la luna: una nochebuena a las orillas del Orinoco y de la pureza bendita de los cantares populares venezolanos. Como reyes magos ofrendaron: Diamantes, hierro y petróleo a un niño de madera en un portal de inocencia. Para morir de amor entre la ceremonia de un lienzo.
Por qué Alejandro Vagas sin ser letrado pudo describir en su canto la pureza de un alma de la tierra de los minerales, y de la tierra más vieja del planeta; hasta de la mitológica metáfora y de un sentido poético más original que grandes académicos. De la presencia del fuego, al petróleo más poderoso del mundo. Con agua de Jaspe y de los aromas Yanomani con la eternidad del Auyantepuy … Del Callao, Guasioati hasta Tumeremo.
Mucho tiempo después se la oímos cantar al maestro: Jesús Soto una noche merideña junto al “Choco” Riera y nuestro amigo eterno: Roberto Barrios en el auditorio de la sala: “César Rengifo” de la Universidad de Los Andes. Entonces entre recuerdos desde aquella noche de Ciudad Bolívar junto a mi Exposición en la Casa del Congreso de Angostura, logramos apreciar como remando aquel Quijote junto a su Sancho hicieron del canto improvisado la pureza de una canción más tierna de las voces de América. “La Barca de Oro” en los repertorios de la orquestal de Londres o de la filarmónica de París en Gustavo Dudamel con lo eterno de una promesa.
Fue en este año nuevo viendo viajeros los reyes magos, saber de memorias los años peregrinos de mis colores y junto a mi Carmen Victoria esa misma noche atravesar el río más eterno de nuestro país y entender sobre aquel canto convertido en lo más inmenso de los clamores de la patria. Con el amor del pueblo. En el rostro de las pinceladas.
En mis hermanos: Mitsy Brornia, Macario, el Hugo Periodista y el Hugo Pintor, de Freddy Bernal Bolivariano, al camino de los mil pintores caminando en Freddy Ñañez poeta. De mi inmensa Doctora: Victoria Vicuña, al pueblo de sueños. De Morelani mi Primo y de Carreto: Carlos Orozco. Más cercano a mi abuelo. De la ciudad vasca… Desde José Pascual elevando las Academias, y de los amores que curtieron las horas de aquellos: ¡los cantares de tantas nochebuenas en un reloj mostrando los sentimientos entre el aroma de un verso, después de contar las estrellas… y hablar de caminos vividos inmensos. . .! ¡Entre los buenos recuerdos!
*Artista Nacional. *Maestro. Honorario. *Doctor en Arte. *Cronista de La Grita








