Alfredo Monsalve López
No es para menos. Con la visita y posterior despedida de la Sra. Verónica Michelle Bachelet Jeria, Ex Presidenta de Chile en dos oportunidades, muchos apostaban a que se iba a “destrancar el serrucho”. Y mire usted que la sierra cada día se traba más. Por donde usted mire, hay infinidad de problemas. Conflictos a granel. Las protestas se escuchan y se ven por donde la gente voltee. La trilogía (social-económica-política) está allí. A la vuelta de la esquina. Como mentaba mi abuela Candelaria González: “no hay un hueso sano que remendar”. No voy a excavar, profundizar, en ninguno de los elementos de la “trilogía”. Los problemas presentan, en mi opinión, similar magnitud. Es decir, no vale la pena (aunque duela), referirlos en estas líneas. Mejor vámonos al título de mi artículo.
Al escuchar el discurso de despedida (no sabemos si volverá), de la Alta Comisionada para los DD HH de las Naciones Unidas,nos trasladamos al común de la población. O sea, es lo que oímos en todas partes. En cualquier rincón del territorio nacional los ciudadanos de a pie, no nos asombran con reclamos: molestias, carencias, protestas, escasez, incertidumbre, miedo, hasta el odio se ha hecho presente en la epidermis de venezolanos. Antes no había odio, rencor, resentimiento, envidia. En fin, como decía un amigo: “éramos felices y no lo sabíamos”. Muchas de esos males, nos lo “recordó” la Sra. Bachelet. Pues, antes de que ella llegara a Venezuela (la otrora nación llamada “saudita”, hoy denominada por el régimen como “potencia”), los comentarios sobre la salida de Nicolás del Palacio de Miraflores, estaban y aún están, en voceros nacionales e internacionales. Expresiones que recorren el mundo: “Maduro tiene los días contados…”, o “falta poco, tengan fe…”, o “Es cuestión de momento…”, “Nicolás está ganando tiempo…”, entre otras “ofertas” que le dan esperanza a millones de compatriotas para salir de la catástrofe en la trilogía arriba mencionada. Es decir, anuncian con “bombos y platillos”, la caída de Nicolás. Es pertinente recordar al sr Ramos Allupque dijo, sin desparpajo, cuando ganaron la Asamblea Nacional en 2015 (hace un “bojote” de años): “Pondremos fin al gobierno de Maduro en seis meses…” (Portal Alba). Algunos congresistas “gringos”, incluyendo al mismísimo Donald Trump, han venido pronosticando la “caída” de Nicolás Maduro. Sin embargo, nada ocurre sobre el particular. Por el contrario, todo parece indicar, y según redes sociales, con la visita de la Sra. Bachelet a Venezuela, hasta al Sr. JuánGuaidó han dejado de llamarle “Presidente Interino”, e incluso, lo presentan (algunos críticos radicales), como “traidor” a la causa opositora. Muchos temen que se convierta en otro “ídolo de papel”.
A todas estas ganas que le tienen a Nicolás y su cúpula, los ciudadanos de a pie, debemos dedicarnos, por ejemplo,encomendarnos a Dios para que no haya apagones. Ahora, las preguntas de las 100 lochas (como decían en los tiempos de María Castaña): ¿cómo se come eso de que la Alta Comisionada no se haya pronunciado sobre lo que la mayoría de los venezolanos observa, es decir, violación de los Derechos Humanos por todo lo que estamos padeciendo y que ella lo dijo al despedirse? ¿O hay que seguir esperando que Dios nos ilumine para que Venezuela vuelva ser, al menos, una pequeña potencia? ¿O hay que esperar sentado, para que algún día, Nicolás salga del poder? Porque después de 20 años de ”revolución”, vamos como el cangrejo. Es decir, unos 60 años de atraso. Sencillo pues: ahora usamos cocinas a querosén (no hay gas) y velas porque hay racionamiento del fluido eléctrico (casi llegamos a las antorchas). Queda abierto el debate. (Alfredo Monsalve López / [email protected]/
@monsalvel)