Opinión
La Canonización que une a Venezuela
sábado 18 octubre, 2025
Carlos Casanova Leal
Vivirá el mundo y Venezuela el acto solemne mediante el cual la Iglesia Católica declara oficialmente santos a dos siervos de Dios que han sido beatificados, reconociendo públicamente su santidad, que en este caso son Carmen Rendiles y José Gregorio Hernández; a partir de mañana estarán en el canon o lista de santos reconocidos, a los cuales les asignan una fiesta litúrgica.
José Gregorio pasa a ser el primer laico venezolano reconocido oficialmente como Santo por la iglesia católica, destacando su vocación de servicio como médico de los más necesitados, siguiendo una vida ejemplar de caridad. Su proceso duró más de 70 años, que incluye el reconocimiento de milagros atribuidos a su intercesión, uno de ellos una niña herida de gravedad en un asalto.
Por su parte, la Hermana Carmen Rendiles fue la fundadora de la Congregación de las Siervas de Jesús y su proceso de canonización comenzó en 1995, con reconocimiento de virtudes heroicas en 2013 por el Papa Francisco. Fue beatificada en 2018 tras aprobarse un milagro que consistió en la curación de una médico venezolana en 2003. Sin embargo, el segundo milagro aprobado para su canonización fue la curación milagrosa en 2015 de una mujer con hidrocefalia triventricular, curación que tuvo lugar tras la intervención sacerdotal y el contacto con un cuadro de la Hermana Rendiles.
Para los venezolanos, la canonización de José Gregorio Hernández y de la Hermana Carmen Rendiles tiene un significado e impacto profundo en la cohesión social de Venezuela, porque actúa como un símbolo unificador que trasciende las divisiones sociales, económicas, políticas e incluso religiosas.
Estos santos son modelos de vida en virtudes cristianas siendo representantes de una Venezuela posible, en la que prevalecen valores como la solidaridad, el amor al prójimo y la justicia social.
Su figura inspira a todas las comunidades, incluyendo a la diáspora venezolana, fortaleciendo la identidad nacional y espiritual más allá de las fronteras. La canonización promueve un sentido de pertenencia y esperanza, actuando como un punto de encuentro para diversas realidades sociales que encuentran en estos ejemplos el reflejo de sus propios anhelos y luchas.
Estas canonizaciones tienen importantes repercusiones culturales y sociales, culturalmente, fortalece la identidad y el orgullo nacional al contar con figuras emblemáticas reconocidas oficialmente por su santidad, que representan valores profundamente enraizados en lo más profundo de la tradición venezolana como la solidaridad, la fe y el servicio al prójimo. Socialmente, en razón de que genera un sentido de unidad y cohesión en la población, promoviendo la esperanza y la inspiración para mejorar la convivencia y apoyar a los sectores más vulnerables.
La canonización impulsa manifestaciones religiosas y celebraciones populares que fortalecen el tejido social, además de potenciar el turismo religioso y la economía local durante los eventos asociados a estos actos. En definitiva, contribuyen a la construcción de memoria colectiva y a la promoción de valores éticos y espirituales que impactan positivamente en la sociedad.
Paradójicamente mientras esto sucede, en otras latitudes se revelan los genocidios contra cristianos y quemas de monasterios e iglesias. Frente a esta cruda realidad debemos estar más unidos en nuestra fe.
Dios bendice a los venezolanos.