Alejandro Bautista González*
Luz de esperanza al final del túnel. Una propuesta que está esparciéndose por el mundo y se ha hecho viral en las redes de la información, constituye la carta enviada por la organización venezolana Alianza Nacional Constituyente Originaria (ANCO), a la Organización de Estados Americanos (OEA). En esta misiva ANCO, interpretando el documento analítico y motivacional preparado por Integración Ciudadana y amplios sectores de la sociedad civil, en su afán de buscar una democrática e inteligente salida a la crisis generada por el usurpador gobierno, quien de manera arbitraria y dictatorial, valiéndose de las espurias y sumisas instituciones por él creadas, como el TSJ, -además de la “compra” de diputados traidores e inhabilitación de “legítimos” parlamentarios de la AN- procedió a designar un –también- ilegitimo CNE para asumir el control de las próximas elecciones de Asamblea Nacional y Presidenciales en este año 2020. Eventos estos que de consumarse, constituirían otro acto más, irrito, desconocido por más del 85% de la ciudadanía venezolana y la comunidad internacional, quien ya a anunciado su total rechazo y desconocimiento.
Ante tamaña desfachatez y agresión a la voluntad y derechos del Pueblo Soberano, quien con firmeza y decisión rechaza tal pretensión, como era de esperarse, surgió el impase que motivo los documentos arriba mencionados.
La carta de ANCO dirigida a la OEA el pasado 16 de Junio, respaldada por cientos de firmas de venezolanos, además de las muchas adhesiones que siguen recibiéndose diariamente, pretende una solución democrática, equilibrada y salomónica, para la solución definitiva del impase suscitado; razón ésta por la que, la solicitud de apoyo dirigida al Organismo Interamericano, expone con evidente claridad y apego a nuestras leyes y Constitución, las razones que le asiste al pueblo venezolano para rechazar procesos electorales de dudosa transparencia y sin credibilidad en todo sentido, de lo cual, existen precedentes de reciente data.
Sólo bajo la dirección y supervisión de organismos independientes e imparciales –no designados por el régimen gubernamental-, la presencia activa de todos los partidos políticos que hacen vida en Venezuela, el derecho a votar de todos los venezolanos domiciliados en el país o fuera de él, la liberación de todos los presos políticos y la supervisión y veeduría de organismos competentes internacionales como la OEA, ONU, Unión Europea, Grupo de Lima, y otros, actuando como avales internacionales; y fundamentalmente, con la participación de un nuevo árbitro electoral designado por la legitima Asamblea Nacional, será posible legitimar los eventos electorales antes señalados.
La referida carta solicita a la OEA considerar la aplicación de una solución humanitaria de carácter electoral inspirada en los principios fundamentales de la Carta Democrática Interamericana que le asigna importancia relevante a la realización de procesos electorales limpios. “…habida cuenta de la acción inconstitucional e ilegal mediante la cual el ilegitimo Tribunal Supremo de Justicia nombró un nuevo CNE también en consecuencia, de igual naturaleza ilegitimo.”
Expresa además, que “Dicha Solución puede expresarse mediante la realización de: a)un acto electoral que obligue al régimen que usurpa el poder en Venezuela a aceptar el mandato del pueblo en una Consulta Popular vinculante, establecida en nuestra Constitución, que permita al pueblo en ejercicio de la soberanía popular decidir sobre el Cese de la Usurpación, la conformación de un Gobierno de Transición… o b) por una Elección Presidencial que reponga el ejercicio legítimo de la Presidencia de la República usurpada”.
Plantea la carta, asimismo, privilegiar lo político sobre el uso de la violencia en cualquier de sus manifestaciones y que sea la OEA la encargada de organizar, realizar y supervisar directamente el proceso electoral, conforme con las previsiones establecidas en la Carta Democrática Interamericana.
Por supuesto, el planteamiento del documento en comento contiene válidos argumentos y referencias legales que justifican la pertinencia de lo planteado; razones insoslayables y determinantes para lograr el apoyo solicitado…se trata de precisar una Solución Humanitaria Electoral como una salida pacífica y constitucional para Venezuela, previa a cualquier otra medida disuasiva.
Con la ayuda de Dios Todopoderoso y nuestra férrea convicción democrática y la voluntad mayoritaria del pueblo venezolano “EN NUESTRAS MANOS NO SE PERDERA LA REPUBLICA”.
*Doctor en Cooperación Internacional. Integración y Descentralización: Los Desafíos del Desarrollo Internacional