Opinión
La crisis en Venezuela pasa también por ser una crisis por el control de la información
28 de diciembre de 2018
Al desaparecer la versión impresa del Diario El Nacional se pone en evidencia, una vez más, que la censura oficial aplica el torniquete por pensar; que la unanimidad de opinión parece imponerse para poder sobrevivir. Así nos refiere en la columna de El Espectador, Alberto Barrera Tyszka con su trabajo Intitulado “El periodismo venezolano frente a la postverdad bolivariana”.
Barrera Tyszka nos presenta una radiografía de la historia del tiempo presente en el acontecer de los medios de comunicación en Venezuela. Y en ese sentido, queremos señalar la necesidad de recordar la responsabilidad del historiador con la historia inmediata, pues vemos que algunos colegas gustan más del celestinaje revestido de la postverdad que del juicio a historia del tiempo presente.
En una oportunidad Ramón J. Velázquez escribió que es más fácil hacer de la historia una antropología, para decir que si el historiador se dedica a contar el pasado sin dar cuenta del presente es una irresponsabilidad.
En el análisis de su obra que hace Roberto J. Lovera De Sola nos revela esta facultad al señalar que “no es fácil ser historiador de lo contemporáneo. Mucho más arriesgado es trazar el cuadro de los acontecimientos cuando no sólo se ha sido coetáneo de sucesos sino cuando además se ha participado en ellos.
Es arduo ser actor e intérprete de hechos cercanos (…) Escribir historia del presente en Venezuela siempre ha sido tarea ingrata. (…) Esta es la labor que han tomado muy en serio algunos historiadores venezolanos quienes saben el riesgo que implica escribir historia del presente desde el presente, pero quienes están conscientes del servicio que obras como estas prestan. Uno de estos trabajos sobre la vida venezolana en este siglo, que nos presenta la peripecia venezolana entre 1922-1976, es el que publicó el historiador Velásquez. Nos referimos a sus Aspectos de la evolución política de Venezuela en el último medio siglo.” (Lovera De Sola, 2003:91-92) Ramón J. Velásquez se inscribe entre los historiadores que han sido capaces de insertar su obra en la difícil conjunción de la temporalidad.
Por igual trabaja el tiempo estructural como el tiempo coyuntural, o tiempo de la historia inmediata. En su obra Los pasos de los héroes (1981) expone su comprensión de la historia y nos revela su agudeza para su definición de la historia al decir: “la historia no es futurología, ni paleontología. Pero si brinda al investigador, al estudiante y al curioso impertinente, los elementos de información y juicio para poder adivinar entre las sombras de la madrugada qué es el futuro, los posibles pasos de una comunidad que vive en un escenario tradicional y tiene hábitos mentales, usos y costumbres que perduran por encima del cambio de las modas.” (Velásquez, 1981:XVI) (José Pascual Mora García) *Postdoctorado UPTC TUNJA