Opinión
La cultura rosa (II): La viralización de los contenidos de la prensa rosa
2 de mayo de 2024
Rocío Márquez
Lo que venimos haciendo desde el texto anterior, titulado “La cultura rosa”, es una reflexión sobre la forma-de-hacer-las-cosas en esta época de redes sociales, donde vivimos —bajo la dictadura del like o del “me gusta”— una realidad fragmentada en textos cortos y videos breves que apelan a las emociones y cumplen, más que con la función de informar, con la de entretener.
Para el sociólogo estadounidense Neil Postman (2002), el problema de la cultura del entretenimiento es precisamente que produce tal cantidad de información, sin proporcionar ningún contexto, que no favorece el estar informado.
¿Acaso es esta una sociedad condenada a “divertirse hasta morir”? Nos preguntamos, apelando al título del libro de Postman: Divertirse hasta morir: El discurso público en la era del Show Business.
Cultura rosa: Interactividad y viralización
Una de las mayores contribuciones de Internet es que todos somos potenciales productores, al mismo tiempo que consumidores. Carlos Scolari (2023) señala que “se va desdibujando el paradigma según el cual unas pocas personas producen contenidos para muchas otras”. Se impone el modelo según el cual la información va de muchos a muchos.
Ello tiene que ver con la interactividad de los produsuarios (productores y usuarios) o prosumidores (productores y consumidores), y la posibilidad no solo de consumir, sino también de mezclar, recrear, producir, compartir y viralizar contenidos (Scolari, 2023). Es decir, estos factores son clave en la reproducción de la cultura rosa.
Pero ¿qué es la viralización?
El Diccionario panhispánico del español jurídico señala que viralizar tiene que ver con el conocimiento masivo en el proceso informático de difusión de información. Y agrega: “Es viralizada aquella difusión a través de redes sociales o medios electrónicos de algún hecho o evento que causa conmoción social”.
En este sentido, la interactividad y la capacidad de compartir que ofrece Internet contribuyen a viralizar la información.
Viralización de los contenidos de la prensa rosa
Cuando hablamos de prensa rosa, nos referimos al periodismo que “se dedica a relatar y a publicitar la vida privada de los famosos y especialmente sus relaciones sentimentales” (Roy-Orenes, 2011). Roy-Orenes señala que nació en España a inicios de los años 40 del siglo XX.
Sin embargo, podemos encontrar un interés tradicional por estos contenidos. Por ejemplo, el periodista y profesor Lorenzo Gomis, en su libro Teoría del Periodismo (2001), explica que la conversación de los vecinos tejió “un mundo diario de novedades comentables” de la realidad en la cual vivían. “Ese mundo de la conversación engendró ya hace siglos los primeros y rudimentarios medios de comunicación modernos, cuando los cortesanos que no tenían acceso al rey y los funcionarios y sus esposas querían hablar de lo que el rey hacía, de las grandes cuestiones del reino”.
De esta forma, podemos decir que la vida íntima de los personajes populares siempre ha sido de interés social, y se ha convertido en un negocio jugoso. La cantidad de programas de radio y televisión, revistas, cuentas de redes sociales, etc., dedicadas a contar historias de los famosos demuestra el éxito de la prensa rosa, que se aceleró con la llegada de la televisión y luego de internet. Podemos decir, además, que se revolucionó con la aparición de las redes sociales digitales.
La cultura rosa: perdón que te sal-pique
El año pasado fuimos testigos de la viralización de la canción de Shakira y Bizarrap: Bzrp Music Sessions, Vol. 53.
La canción no solo fue un éxito, sino que puso a todo el mundo de las redes sociales a hablar del mismo tema: la infidelidad del jugador en su relación con Shakira.
Tal como señala la editora digital del diario ABC, Inés Romero (2024, 19 de abril): “La Music Sessions #53 se convirtió en uno de los bombazos musicales de 2023. La cantante y el productor la estrenaron en enero de ese año y, desde entonces, no ha parado de batir todos los récords. Tan solo en YouTube suma un total de 712 millones de reproducciones”.
A partir de este ejemplo, ¿qué podemos destacar sobre la cultura rosa y la viralización de los contenidos de la prensa rosa?
Primero, la interacción del público. Uno de los elementos de la cultura rosa es que sus miembros se muestran tan interesados en los contenidos sobre celebridades que participan activamente, ya sea comentando o compartiendo la información.
Segundo, los contenidos están hechos para vender. En la cultura rosa, la información y el entretenimiento están ligados estrechamente a generar más likes, comentarios, seguidores y dinero. Así que la información en la cultura rosa es altamente lucrativa.
Si tenemos dudas acerca de esto, veamos el ejemplo de Shakira: Por su sesión #53 “estaría cobrando en torno a 0,0029 euros y 0,0005 euros por reproducción en Spotify y YouTube, según la revista Forbes (Romero, 2024, 19 de abril). De acuerdo a las cuentas de la propia Romero, si el éxito musical “cuenta con 712 millones de visualizaciones en la plataforma de vídeo, esta cantidad asciende hasta los 356.000 euros. Sumando este y otros canales, la colombiana ya alcanzó los 2 millones de euros en 2023”.
Tercero: La información está sensacionalizada para atraer la atención de cada vez más cantidad de personas. ¿Nos entretiene la exageración? La cultura rosa está atrapada por el entretenimiento.
Por último: Todo lo que se viraliza en las redes sociales tiene un impacto en las tendencias de moda, en las conversaciones, en los estilos de vida y en las relaciones con el otro; en fin, tiene influencia en la vida real. En la cultura rosa la vida misma se convierte en espectáculo: es la cultura del show business, el reality show y de aplicaciones para el entretenimiento como Tik Tok, Instagram Reels y Youtube Shorts. Volviendo a Postman, la cultura rosa está condenada a divertirse, divertirse hasta morir.
*Doctora en Ciencias Humanas. Directora de la Escuela de Comunicación Social, ULA Táchira.