Carlos Casanova
Sin lugar a dudas, cuando las FARC anuncian su regreso a las armas, que no es otra cosa que admitir que nunca las dejaron, y que ahora regresan a la insurgencia armada para buscar la toma del poder por la vía violenta, dejan desnudas las resultas del diálogo de Noruega hecho en Cuba.
Hugo Chávez convenció al expresidente Santos de abandonar la exitosa política de seguridad democrática implementada por el también expresidente Uribe, que condujo a la derrota militar de la guerrilla, y ya en posición de rendición surge el diálogo con la mediación de Noruega, desarrollado en Cuba.
Cada vez que se negocian principios, la sociedad pierde; cada vez que se sustituye la justicia por la impunidad, la sociedad pierde; cada vez que al delincuente, así sea político, hay que otorgarle “atractivos” para que abandone su actividad delincuencial, la sociedad pierde, pues simplemente le están otorgando un perdón que él no busca y del que no se redimirá, y les otorgas amnistías, dejándolos libres de responsabilidad por los delitos cometidos.
Así entraron las FARC al diálogo, con promesas de beneficios, los denominados “atractivos” para que abandonaran lo que en la práctica era un hecho, su rendición; les aceptaron que los delitos de narcotráfico fuesen considerados delitos conexos al delito político, les entregaron 10 curules al Congreso sin someterse a elecciones, emisoras de radio, la aceptación como partido político, salarios para sus integrantes, entre otros. Entraron victimarios (perpetradores de delitos) y salieron víctimas (sobre quien recae la acción delictiva).
El comunismo juega al caos en Colombia, primero la presión del éxodo venezolano, del cual ya no tienen recursos para seguir cubriendo gastos derivados de su atención. Y ahora nuevamente la insurgencia repotenciada, con más recursos económicos, los del narcotráfico, gasolina de contrabando, el oro del Arco Minero; y ahora cuenta con aliados estratégicos, Cuba y Venezuela, santuario logístico de protección.
Ahora las FARC actúan como partido político en la legalidad, y como insurgencia armada. Hay quienes dicen que los términos del acuerdo de paz deben mantenerse; pero eso sería admitir una doble vida para las FARC, que estando en el Congreso colombiano o en la montaña, ambos trabajarán para el mismo objetivo: el poder.
La geopolítica cambia, el comunismo avanza; y como en política nada es casual, Maduro anuncia que regresa al diálogo con la oposición. Esto lo hace para evitar acciones derivadas de la nueva política de las FARC en armas; pero estratégicamente están blindando militarmente la zona de frontera a donde los Estados se hacen cada día más débiles, permitiéndoles un control mayor a los insurgentes.
Debemos tener claro que los hechos políticos no se producen de forma aislada, la izquierda en Latinoamérica y Europa actúa de forma coordinada, donde Venezuela no es la excepción.
La mayoría de los políticos en Venezuela creen que el tema comunista es aislado y no interconectado, ahí otro de sus errores de apreciación política. (Carlos Casanova Leal).