Denuncian «descontrol» en el abastecimiento de combustible en San Antonio
23 de noviembre de 2024
Gloria Vivas
Mucho se habla de la frontera colombo-venezolana cerrada. Se crean expectativas con su posible apertura, pero en verdad, quien va por la vía San Antonio del Táchira –último paso de Venezuela a Colombia-, se da cuenta del movimiento que allí hay.
En una frontera cerrada no habría, durante las semanas llamadas flexibles, tanto movimiento de carros privados y los llamados públicos o busetas; personas en motos y otras caminando, incluso arribando a pie de otros estados.
En una frontera cerrada no se vería a tantos venezolanos de compras en Cúcuta o de viaje. No habría tantas personas que pasan, a veces para irse y ser parte de una cifra más de los llamados migrantes o venezolanos en el exterior, o simplemente para tratar de buscar alimentos o alguna medicina para adultos o niños.
Al ver ese movimiento, se llega a una conclusión: la frontera no está cerrada, está es bloqueada.
Y al ver en todos los municipios del Táchira la venta de productos colombianos, cualquier persona, por muy ingenua que sea, se pregunta: ¿y cómo pasan estos productos con una frontera cerrada? Y, de paso, agradecemos porque pasan y han aliviado a paliar la escasez de productos de primera necesidad que hace apenas un par de año afectó, no solo a este estado fronterizo sino a todo el país.
Literalmente, el paso binacional, marcado por un puente internacional con el nombre de Simón Bolívar, está bloqueado con unos enormes toneles pintados con los colores de la bandera, esto del lado venezolano, para que las personas por allí no puedan pasar cómodamente.
En los últimos cinco años, la frontera de Venezuela con Colombia ha tenido, se pudiera decir, varias caras, resumidas así: cierre total en el 2015, apertura del paso peatonal en 2016, solicitud de una tarjeta de movilidad en 2017, cierre de nuevo en el 2019, por “la batalla de los puentes”, apertura nuevamente en 2019 y 2020, y cierre por la pandemia.
En la semana que concluyó, en la frontera, de acuerdo con los reportes de prensa, hubo expectativas, desilusión, ilusión y nuevamente frustración, todos estos sentimientos enmarcados en la posibilidad de que se abriera la frontera, como lo había anunciado Colombia, pero Venezuela, días antes del 1ero de junio, anunció que no lo haría y, efectivamente, no lo hizo.
Con la apertura por parte de Colombia, los venezolanos no ganaron mucho. Igual, solo hay paso humanitario –enfermos o personas con récipe– por el puente binacional.
Los ciudadanos comunes no podemos pasar por el puente Simón Bolívar, ni por ningún otro de los que unen al Táchira con el Norte de Santander.
Los ciudadanos comunes, de bien, los estudiantes, profesionales, las madres, padres, venezolanos, si tenemos alguna necesidad de ir al vecino país, debemos pasar por las trochas… por peligrosos caminos.
Muchos no entienden por qué no hay paso formal, alegando la presencia del covid-19, que sí existe en Colombia en mayor grado, pero también en Venezuela, pero sí se puede pasar por las trochas, donde hay que pagar a personas desconocidas y atenerse a cualquier situación de peligro que se pudiera presentar.
No sería mejor que la gente, bajo normas de bioseguridad que se hagan cumplir, pase a Colombia de manera formal, por los puentes. O es que por las trochas no pasa el coronavirus.
Además, que se activen formalmente las fronteras, con sus aduanas, como lo piden los sectores productivos de ambos países.
Es una violación a los derechos humanos (DD.HH.) no poder cruzar por un puente a otro país, pero sí permitirlo por los llamados caminos verdes.
Y por si fuera poco los toneles que hay en la entrada del puente binacional, este miércoles, “en la avenida Venezuela, en San Antonio del Táchira, fue instalada una segunda valla metálica que obstaculiza por completo el paso hacia la Aduana Principal. Solo dejaron un estrecho margen para el uso del canal humanitario, que lleva más de 13 meses activado”.
Lo que luce como una gran muralla, por si alguna persona osaba tratar de pasar al puente sin el debido permiso o salvoconducto, por razones de salud.
Ante esto es que digo, la frontera no está cerrada, está es bloqueada y, en este caso, por el Gobierno de Venezuela.
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