Opinión
La historia en la era digital, retos y rol del docente en Venezuela
23 de junio de 2025
Hogan Vega y Dorli Silva
El estudio de la historia, a través de las tecnologías digitales, permite la reflexión sobre la naturaleza del conocimiento histórico, la construcción de la memoria colectiva y el papel de la tecnología en la sociedad. La tecnología ha tenido un impacto profundo en la investigación histórica y el conocimiento histórico, al ofrecer oportunidades y desafíos nuevos, para los historiadores y el público en general. La clave está en aprovechar las herramientas digitales para profundizar en el estudio del pasado, al mismo tiempo que se desarrollan habilidades críticas para evaluar y contextualizar la información disponible.
La tecnología ha generado formas nuevas de conocimiento histórico, como la historia digital, la historia pública y la historia visual, que se construyen y difunden a través de plataformas digitales. Estas permiten una mayor participación ciudadana en la investigación histórica, a través de proyectos colaborativos, plataformas de crowdsourcing (colaboración colectiva) y redes sociales, donde los ciudadanos pueden contribuir con sus conocimientos y perspectivas. La tecnología ha transformado la enseñanza de la historia, ya que ofrece recursos interactivos, simulaciones y experiencias inmersivas, que pueden hacer que el aprendizaje sea más atractivo y significativo.
Asimismo, la Realidad Virtual (RV) y la Realidad Aumentada (RA) ofrecen un potencial enorme para recrear la historia y entornos históricos, al brindar a los investigadores una forma inmersiva y experiencial de interactuación con el pasado. Es decir, el propósito de la tecnología es aportar un gran número de beneficios con la RV y la RA, para recrear la historia y los entornos históricos; por ejemplo, con el modelado 3D de Alta Fidelidad. También, con herramientas de fotogrametría y escaneo láser (LIDAR); se utilizan para capturar datos de sitios arqueológicos, edificios históricos, artefactos y paisajes existentes. Estos datos se convierten en modelos 3D precisos y texturizados. Así, el diseño 3D (CAD/Blender/Unity/Unreal Engine) permite reconstruir elementos perdidos. Cuando no hay restos físicos, los modeladores 3D trabajan a partir de planos históricos, ilustraciones, descripciones escritas y evidencia arqueológica, para realizar recreaciones digitales. Logran una texturización realista, con la aplicación de tramas basadas en materiales de la época, condiciones climáticas y desgastes naturales, para aumentar el realismo visual.
Sin embargo, la manera en que se logra la integración de datos históricos requeridos por el investigador, mediante bases de datos y archivos, puede incorporar datos históricos (textos, mapas, imágenes, audios) directamente en los entornos virtuales. Los investigadores pueden acceder a esta información contextualizada, mientras exploran. También, con la narrativa interactiva, se pueden crear guiones y ramificaciones explicativas que guíen al investigador, a través de eventos históricos clave o permitan la exploración libre con información demandada. Algo semejante ocurre con la interactividad y experiencia inmersiva, tal como la navegación libre, donde los investigadores pueden moverse a sus anchas, por los entornos recreados, al explorar a su ritmo propio. Pero, con la RV, los usuarios pueden interactuar con objetos virtuales (recoger, girar, examinar). Esto es invaluable para el estudio de artefactos, al poder lograr la manipulación de objetos. En cambio, con las simulaciones de eventos, se pueden recrear eventos históricos, batallas, rituales o la vida cotidiana de una época, lo que permite a los investigadores ser testigos de ello. Con las perspectivas múltiples, el investigador a través de la ayuda de la RV y la RA puede experimentar un entorno desde diferentes puntos de vista o en períodos de tiempo diversos.
Al mismo tiempo, con la RA en sitios reales, mediante la superposición de elementos digitales en un sitio arqueológico real, la RA puede sobreponer, digitalmente, cómo lucía un edificio o estructura en el pasado, sobre las ruinas actuales, a través del uso de un teléfono o de una tableta. Es decir que, con guías interactivas, la RA puede proporcionar información contextual sobre elementos específicos de un sitio, en la medida en que el investigador los observa. En otras palabras, los beneficios para los investigadores son, en primer lugar, una inmersión y contextualización profundas que, gracias a la tecnología, les permiten, por ejemplo, caminar por la Roma antigua, explorar un palacio medieval o visitar un pueblo precolombino. Esto ofrece una comprensión espacial y experiencial que los textos y las imágenes bidimensionales no pueden igualar. Constituyen una ayuda para visualizar la escala, las relaciones espaciales y la atmósfera de un lugar o evento histórico.
En segundo lugar, a través de la experimentación y la simulación, los investigadores pueden probar hipótesis sobre cómo se usaban los espacios, cómo interactuaban las personas con su entorno o cómo se desarrollaron los eventos. Adicionalmente, la simulación de escenarios les permite investigar qué pasaría si, por ejemplo, una inundación afectara a una ciudad histórica o cómo una nueva tecnología cambiaría la vida cotidiana. En tercer lugar, el beneficio de acceso a sitios inaccesibles o destruidos; allí el investigador puede recrear sitios demolidos, dañados, que son inaccesibles físicamente o que existen solamente como restos fragmentados. Por otro lado, ofrece acceso virtual a colecciones de museos y artefactos raros, sin riesgo de daño alguno. En cuarto lugar, permite un análisis multidimensional, donde los entornos virtuales pueden integrar capas múltiples de datos (geográficos, arqueológicos, históricos, sociales), lo que permite un análisis holístico. Se facilita la identificación de patrones y conexiones que podrían no ser evidentes en datos fragmentados. En quinto lugar, se tiene una colaboración remota, que les permite a los investigadores de diferentes partes del mundo explorar y discutir entornos históricos juntos, en un espacio virtual compartido, lo que facilita la colaboración interdisciplinaria. En sexto lugar, un beneficio muy valioso consiste en que es una herramienta educativa y de divulgación; si bien el enfoque principal es la investigación, estas recreaciones son también herramientas poderosas para la educación y la divulgación pública, lo que hace a la historia, más accesible y atractiva. Sobre todo, la preservación digital, las recreaciones digitales sirven como un registro permanente de sitios y objetos que podrían estar en riesgo debido al tiempo, desastres naturales o conflictos.
Por consiguiente, esos beneficios hacen que los investigadores se puedan recrear como se puede ver en los siguientes ejemplos de aplicación, tales como en arqueología, con la recreación de ciudades antiguas como Pompeya o la ciudad maya de Palenque, para estudiar su urbanismo, arquitectura y vida cotidiana. Asimismo, con la historia del arte y arquitectura, mediante la exploración de edificios perdidos o alterados, lo que visualiza sus etapas de construcción y decoración original. También, con la historia militar, en la reconstrucción de campos de batalla para analizar tácticas, movimientos de tropas y el impacto del terreno. Y en la antropología, con la simulación de rituales o prácticas sociales en su contexto histórico.
En consecuencia, la RV y la RA constituyen una transformación de la investigación histórica; desde un proceso predominantemente bidimensional (textos, mapas, imágenes) hacia una experiencia inmersiva y tridimensional, lo que abre vías nuevas para el análisis, la experimentación y una comprensión más profunda del pasado. Bill Gates señala: “La revolución digital nos obliga a repensar la educación, para preparar a las nuevas generaciones, para un mundo que cambia rápidamente”.