Gustavo Villamizar D.
La navidad que conocemos en Venezuela tiene un origen indudablemente europeo, producto de la cristiandad que llegó con la razia conquistadora a finales del siglo XV. Fue a mediados del siglo IV cuando comenzó a celebrarse el nacimiento de Jesús, pero antes, la fiesta de por estos días en el imperio romano era de carácter pagano, pues en ellos y por 7 días, se celebraba a sus dioses, principalmente a Saturno que era el gran dios de la agricultura y la producción, mediante banquetes, festejos y bebidas, en medio de un desenfreno general. La fiesta en aquel entonces, cerraba el día 25 con la celebración al dios sol. Esta referencia contribuyó a ubicar la fecha de nacimiento de Jesús, porque aun cuando en las sagradas escrituras no aparece fecha alguna, sí se menciona al Mesías como “Sol de Justicia”, por lo que se adoptó tal fecha como la de la natividad, con excepción de las iglesias orientales, griegas y rusas que la ubicaron el 6 de enero como fiesta de la Teofanía o manifestación de Jesús como Dios.
Vale esta referencia inicial porque en Venezuela la navidad tiene elementos de carácter religioso, pero igualmente de corte pagano o simplemente de festividad laica, los cuales se han mezclado sin mayores recelos, dándole al festejo decembrino un perfil evidentemente singular. En primer lugar, hay que aclarar que la navidad en el país tiene, como casi todas las manifestaciones de la cultura nacional, un toque mestizo indudable. De manera que no hay manifestaciones puras o impolutas, pues todas están marcadas por los aportes básicos de las culturas europeas, africanas y ancestrales, elemento que ofrece la primera particularidad de la celebración navideña nacional. De allí que es común conseguir una hibridación más o menos equilibrada de las diferentes culturas, pero igualmente hallamos la fuerte influencia de una en particular como por ejemplo, la europea en la celebración religiosa, junto a un marcado toque de la gastronomía ancestral en la mesa decembrina, especialmente en la hallaca, indiscutible plato principal tan variado como regiones y personas que las elaboran, y por otro lado, la presencia africana en la música e instrumentos interpretados en estas festividades.
En lo que respecta a las diferentes celebraciones que se riegan por el país en la temporada navideña, existen algunas estrechamente ligadas al festejo religioso como el caso de la Fiesta de Los Pastores en Carabobo y Aragua, la cual se realiza el primer domingo de diciembre. La tradición del pesebre creada, según afirman, por San Francisco de Asis, son verdaderos retos a la creatividad y en Venezuela tienen características distintas según las regiones. Las misas de aguinaldo celebradas del 16 al 24 de diciembre, son de evidente origen religioso aunque junto a ellas se realizan festejos de calle. La paradura del niño es una tradición muy acentuada en los Andes, con un carácter religioso, realizada desde el 25 de diciembre hasta el 2 de febrero, día de La Candelaria, fecha en la que se realiza el festejo de los Vasallos de La Candelaria en La Parroquia, estado Mérida.
Hay otras tradiciones que son fundamentalmente de calle, pero igualmente ligadas a la navidad, como la fiesta de Los Zaragozas en Sanare, estado Lara y la de Locos y Locainas, en Mérida, Trujillo, Portuguesa y en Capacho, estado Táchira, el Día de los Inocentes, 28 de diciembre. En esa misma fecha se realiza en Caicara de Maturín, estado Monagas, El Baile del Mono, cuyo origen es un rito agrícola de comunidades indígenas de la región. El Gobierno de la Mujeres es un ruidoso festejo que se realiza en Naiguatá y Osma, estado Vargas. Dentro de esas tradiciones de calle deben agregarse El Toro Candela y La Quema del Año Viejo en diversas poblaciones del estado Táchira. Además, hay que agregar la llegada de los Reyes Magos celebrada en Capacho, estado Táchira y Boconó, estado Trujillo. Por los días navideños también se celebra La Fiesta del Tambor en Coro y La Vela, estado Falcón. No debe quedar por fuera la celebración a San Benito en Bobures y Gibraltar del estado Zulia, Boconó en Trujillo y Mucuchíes en Mérida.
En lo que respecta a la música de navidad Venezuela tiene un verdadero mosaico de diversidad, por cuanto se puede afirmar que cada región tiene su propia música, distinta tanto en los aires musicales en que se interpreta, como en los instrumentos que se usan en su presentación. Vale decir que desde finales del siglo XIX la música navideña venezolana de origen popular, fue aceptada por el Papa León XIII para ser interpretada en las iglesias, en las que solo se permitía la música sacra en todo el mundo. En Venezuela el villancico pasó a llamarse aguinaldo y existen dos clases de música de navidad: una llamada “A lo divino” que son las dedicadas al hecho de la navidad y sus personajes – el niño, la virgen, el pesebre, San José, Los Reyes, etc- y las llamadas “A lo humano” o de parranda, las cuales se dedican al festejo, personajes, circunstancias o hechos. La gaita zuliana, sin ser música navideña, se asoció a ella por el inicio de su temporada anual el 18 de noviembre, día de la Virgen de Chiquinquirá, patrona del Zulia, la cual permanece hasta el fin de año, cuando culmina también la temporada navideña.
La navidad venezolana es un auténtico y singular abanico cultural.