Los venezolanos en principio no creemos en el dialogo, ya que el gobierno lo usa para ganar tiempo, enfriar la calle y para no cumplir.
Sostengo que en política los principios no se negocian y el que lo haga al final pierde, en razón a que su resultado en alguna parte será la negación de lo ético como sucedió en los diálogos de paz en Colombia, que se logra una paz sin justicia y con impunidad, de la cual se arrepentirán más temprano que tarde.
Es así que en la OEA se reciben los testimonios de violación de derechos humanos por parte de los familiares y de las víctimas, el gobierno de Maduro fue invitado a estas reuniones para que sepa cuáles son los alegatos que se esgrimen y sobre los que al final debatirán para determinar si la OEA solicita la calificación de violación de derechos humanos por parte de Maduro y altos oficiales para que sea la Corte Penal Internacional la que lo juzgue y sentencie.
La respuesta del gobierno fue, yo no me siento en esas reuniones por ser ilegales en cuanto a su competencia para valorar estos hechos.
Ahora bien, la sociedad venezolana y la dirigencia política democrática argumentaron y se movilizo sobre la afirmación y convicción de que la convocatoria e instalación de la ANC es ilegal e inconstitucional. Lo que no se entiende es la razón por la cual la oposición MUD acepta en la mesa de dialogo a la presidente de la ilegal ANC. (Los principios no se doblegan, no se pueden relajar), por análisis en contrario, ella en esa mesa junto a la oposición recibe tácitamente un reconocimiento.
Los diálogos tienen un error grave, comienzan de cero siempre, nunca la continuación del anterior y más grave aún es el hecho de que las cosas acordadas no se han cumplido y deberían convertirse en requisito para continuar un dialogo. Dicho de otra manera, si no cumples lo acordado en el 2016 es requisito para dialogar en el 2017.
Aprecio que el contenido de los puntos de discusión siempre está cronograma electoral, liberación de presos y canal humanitario. Visto esto así, tenemos que afirmar que estos puntos no resuelven la crisis. El propósito debe y tiene que ser ponerle freno a la crisis y así establecer un cronograma de recuperación económica obligándolos a abandonar el modelo comunal de la economía por el contenido en la vigente constitución bolivariana de economía social de mercado.
Pero la crisis es multifactorial y estructural, por lo que se requiere desmontar el andamiaje de 19 años de leyes y reglamentos socialistas.
Para abordar en dos propuestas el comienzo y ruta de resolver la crisis, deberíamos proponer, en primer lugar un nuevo CNE con integración de personas idóneas y con verificación técnica internacional de los organismos multilaterales de los procesos automatizados. Soy partidario de elecciones manuales para cualquier evento electoral.
Con un nuevo CNE, se convoca una nueva elección de Asamblea Nacional Constituyente con la misma distribución de población electoral por circuitos usada en la elección de la Asamblea Nacional del 2015, esto es con bases comiciales distintas a la fraudulenta ANC.
Esa Asamblea Nacional Constituyente debe tener el poder por delegación del elector de nombrar una junta de gobierno en transición, decretar la provisionalidad de los poderes públicos sustituyendo sus integrantes y declarando la plena vigencia de la constitución de 1999, mientras elabora y somete a referendo aprobatorio o negatorio de esa nueva constitución en el término de un año.
Esta constituyente revisara todos los acuerdos internacionales firmados por el gobierno y decidirá previo análisis jurídicos si son constitucionales o no lo son y con ello y la fuerza de la ANC proceder a su desaplicación.
De esta manera avanzaríamos de forma rápida en la prioridad de atención de la crisis.
Dejar que el tiempo guie unos procesos electorales sin ponerle freno a la crisis económica derivada del modelo inconstitucional que se impone es no atender lo prioritario, el hambre de la gente.
Carlos Casanova Leal