Opinión

La reconstrucción

5 de marzo de 2018

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¿Sobre qué bases se podrá reconstruir a Venezuela? Se requiere, en primer término, de un gran esfuerzo moral. Es necesario pensar en Venezuela, antes que en partidos políticos y en vanidades personales. Hay que pensar en nuestra patria y en su progreso, en el bienestar de todos los venezolanos. Especialmente, debemos pensar en los jóvenes y no olvidar que, como es natural, más de la mitad de nuestra población son menores de 25 años. Ellos serán los constructores de la nueva Venezuela y para ellos debemos trabajar.

La reconstrucción de Venezuela pasa por demostrar nuestra capacidad para construir consensos. “Reino dividido no prevalecerá”, dice la Sagrada Escritura. Tenemos que trabajar por la unidad de Venezuela y de los venezolanos, y esa unidad debe construirse y convocarse alrededor de un programa compartido de progreso institucional, económico, social, cultural y moral.

Un consenso para que haya paz, justicia y tolerancia. Venezuela tiene que volver al ejercicio de los derechos y de la libertad de cada ciudadano y del conjunto de los ciudadanos, sin que nadie viva en el temor de la represión o de la inseguridad personal.

Debemos lograr que la transición a la nueva Venezuela, a la normalidad y al progreso, sea pacífica y civilizada. Todo esto debe hacerse con un alto sentido moral, que debe ser la base de una verdadera recuperación democrática.

Venezuela requiere que este esfuerzo de recuperación se haga con patriotismo y con inteligencia. No podemos ni debemos dejarnos arrastrar por ciegas pasiones. Requiere, además, de una gran generosidad.

No es con apetitos subalternos de poder. Mucho menos con sectarismos partidistas y grupales. El país, para superar todos sus problemas, necesita de toda su gente y, en especial, de aquellos con mayor preparación, de los maestros, de investigadores, científicos, técnicos, trabajadores, dirigentes estudiantiles y organizaciones de base.

Venezuela tiene que recuperar su papel en la comunidad internacional. Hace muy pocos años fuimos un ejemplo y una referencia como nación democrática con progreso económico y social. Tenemos que volver a serlo.

Un papel considerable y positivo pueden desempeñar la Iglesia Católica y las otras Iglesias para construir un ambiente de paz y elevar al nivel moral de nuestra sociedad y para sustituir la cultura del odio y de la muerte por una cultura del amor y de la vida y del amor.

Seguiremos conversando.

(Eduardo Fernández) /
@EFernandezVE

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