Redescubriendo la esperanza en la pobreza multidimensional con el Salmo 23
24 de noviembre de 2024
Eduardo Marapacuto
Sabiendo de dónde venimos, hacia donde vamos y hasta donde queremos llegar, lo hemos dicho, lo decimos y lo seguiremos repitiendo una y mil veces si es necesario: La Resolución de Venezuela es seguir por la senda de su propio destino, marcado de manera firme y expresado en la soberanía plena y la independencia absoluta de la decisión. No se trata de presumir de nada, ni tampoco hablar en voz baja, sino de expresar con contundencia esa decisión, esa resolución. Esa es la decisión y así debe ser siempre, una Nación que se planta sobre sus pisadas firmes para levantar su voz y exigir respeto a su soberanía y a su dignidad.
Precisamente, la resolución engloba una respuesta contundente del Estado y el gobierno venezolano para hacerle frente a los enemigos de la Patria, quienes de manera perversa han causado dolor al pueblo venezolano, con intenciones develadas de aniquilar el Estado para adueñarse del poder y de las riquezas de la Nación. Hablamos de enemigos externos, llámese Estados Unidos y la Unión Europea, quienes de manera visceral y a través de sus sanciones y acciones perversas han causado un grave daño a la economía del país, socavando la calidad de vida de la población y causando dolor y sufrimiento a nuestro pueblo.
También hablamos de los traidores a la Patria, que más que eso son “traidores a la carta”, especie de menú rancio, servidos en platos desechables. Los traidores de la Patria son rostros visibles con sus sonrisas expresadas en los Guaidó, en los Capriles, en los Maricorino, los Leopoldo López y los Ledezma. Además de ellos, hay otros que se mueven en las sombras, abriendo el sendero oculto bajo la alfombra para roer las bases de la República y que esta se desmorone.
La resolución, además de expresar lealtad al legado de nuestros libertadores y a los grandes hombres y mujeres de esta Patria, también es una determinación psicológica de nuestro pueblo de seguir adelante, resistiendo la feroz tormenta de las 927 medidas coercitivas unilaterales (MCU) impuestas por los Estados Unidos y la Unión Europea, quienes se creen los dueños del mundo. Con esa visión neocolonialista, los responsables de la formulación de sanciones contra Venezuela, prestan más atención a sus propios intereses estratégicos que a la resolución de nuestro pueblo y nuestro gobierno a tolerar, aguantar y esquivar dichas sanciones, y perseverar en el rumbo de la propia política interna y externa.
Por esa senda turbulenta, con vientos huracanados de sanciones de todo tipo, hemos ido atravesando el “ojo del huracán”, para esquivar esas fuerzas destructoras. Tal como lo hemos experimentado, la constelación de sanciones impuestas hasta este momento ha generado un sufrimiento y un dolor agobiante a nuestro pueblo. Eso hay que decirlo, hay que denunciarlo, porque es un tipo de violencia que entra la clasificación de crimen de Lesa Humanidad, al pretender aniquilar a todo un pueblo al bloquearle el acceso a la compra de alimentos y medicinas.
La escalada de la agresión de los Estados Unidos y la Unión Europea, está reflejada en hechos y en cifras, de millones de venezolanos que sufren los embates de las agresiones por parte de esos poderes imperiales. Pero nuestra resolución es esa, resistir y vencer, porque a pesar del dolor y el daño que han causado las MCU, aquí estamos de pie y decididos más nunca a defender la independencia y la dignidad como pueblo. ¡Qué así sea!
Politólogo, MSc. en Ciencias Políticas.
Investigador RISDI-Táchira
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