Carlos Casanova Leal
La revolución socialista en Venezuela y en todos los países donde gobierna, llega con el discurso de que te va a dar una mejor vida, y lo cierto que no te da nada, todo te lo quita. Todo.
¿Cómo te quitó tu trabajo? Revisemos los datos: para el 2009, en Venezuela las pequeñas industrias y empresas familiares ocupaban el 67 % de la fuerza laboral; por otro lado, en el IV Censo Económico Venezolano (2007 – 2008), publicado en marzo 2010 (la cual es la última cifra oficial publicada) señala que el 75.5 % de las unidades económicas pertenecen al grupo de pequeña empresa inferior, mientras que 21.1 % pertenece al grupo de pequeña empresa superior, las PYMES representaban el 94,94 % del tejido empresarial venezolano.
La revolución, queriendo acabar con el capitalismo terminó con la fuente de ingresos del ciudadano, eliminando su trabajo y con ello su participación en la pequeña empresa y peor en la empresa familiar.
¿Cómo hizo la revolución para acabarlas sin decretar su muerte y hacerlo público? Estimuló la importación de productos chinos baratos dándoles ventajas para traer estos productos, desde correas hasta artesanía popular, no existe un solo renglón a donde el producto chino no le hiciera competencia, incluso con el producto que no era original sino imitación, cuyo valor era mucho más bajo o barato que el nacional.
Lo barato luego salió caro, se acabó con la pequeña empresa y el salario ya no alcanzó ni siquiera para lo barato, ya que tampoco existe ahora. Todo eso lo propició el Gobierno, otros lo llaman régimen.
La pérdida del poder adquisitivo y la depreciación de la moneda es responsabilidad ¿de quién? Del gobierno, primero de Chávez y ahora de Maduro, le quitaron la autonomía al Banco Central de Venezuela y le ordenaron imprimir dinero, llamado inorgánico y dispararon la inflación hasta convertirla en la más alta del mundo, establecieron la reconversión monetaria que era eliminar ceros, pero al final le estaban quitando su dinero, pero la devaluación y la inflación se fue haciendo tan grande que, a usted, a mí, a los que eran ricos y a todos, nos empobrecieron.
La Revolución ha privilegiado tanto la importación que es usual comprar el producto importado que uno nacional, casi es inexistente.
Ahora bien, a la revolución le interesa y le sirve al propósito ideológico el hecho de que en Venezuela no se produzca nada, y es así en razón de que son ellos (los del Gobierno) los que hacen las importaciones por vía de sus cercanos amigos, familiares y parientes.
Cada producto que usted compra en la calle se lo vende un señor o una señora que previamente alguien le puso el producto en su mano para que lo vendiera, ese que se lo puso es el que tiene el privilegio de estar en esa cadena de importación.
Ese que vende está en la economía de supervivencia, es un esclavo moderno, de la importación selectiva son muy pocos los que se benefician.
Un último dato para que lo comente con sus vecinos, amigos y con sus militares amigos: en Colombia, por cada 20 personas existe una pequeña empresa, solo el Norte de Santander tiene 68 mil pymes, casi el doble de lo que tiene Venezuela con 40 mil registradas, observe que Norte de Santander tiene más que el total de Venezuela.
En consecuencia, si no se establecen políticas económicas, monetarias y financieras de verdad, tampoco habrá reactivación de la economía, el Gobierno y sus integrantes seguirán siendo los actores para importar lo que aquí pudiéndose no se produce.
El ingreso de 100 pollitos bebé a Venezuela celebrado como una victoria por el Gobierno es en realidad la claudicación de lo que aquí podemos producir para exportar toda vez que es más barato hacerlo desde aquí.
Dios con nosotros.