Néstor Melani-Orozco *
Había palomas blancas aquella preciosa mañana de la bella Barcelona, y como fuentes de mármol estaba la hermosa figura en los encantos escultóricos de José Clara…
Habiendo el olor del otoño más desde las gotas de la lluvia, de quien presencié el delicado aroma de una promesa hecha en los momentos más grandes del arte español…
Mientras de viajes los lirios transparentes y de cada segundo los imaginarios dibujos que estuvieron como pertenencias en el Museo de Figueras.
Allí la volví a contemplar en un hermoso lienzo con las metáforas de un sueño, muy cercano a los testimonios del surrealismo…
Y más después en la casa del pintor, ella estaba como una ceremonia de los más inmensos anhelos descritos en una obra de arte…
Un día viajero en los trenes de Francia logré leerme el libro de las evocaciones de Pablo Neruda, obra con la delicia literaria de Antonio Skármeta. Y lo más bonito de todo el viaje, el reloj de arena, la niña bailarina y el joven en los sueños de ser un chef, allí estaba las descripciones de aquella hermosa mujer, que inspiró a Picasso en la ronda de San Fermín, e hizo esculpir el mármol a Josép Clara y hasta de Dali en Port Ligat, se hizo del tiempo para aquellas eternidades…
La Rosa del Alba.
Quién sabía del Árbol de Granadas.
Le vi pintada en un Mural de Guayasamín y desde los poemarios, la llevé conmigo en mis viajes; más adentro de la inmensidad de Dios hecho encanto con su rostro de lunares eternos…
Del fuego de su sangre y de sus cabellos como un mar de carmesí muy adentro…
Ayer volví a mis libros y la encontré entre los pétalos de las rosas de mi exposición de la Sala Pares, donde las huellas de la luna mostraban la silueta de su belleza escultórica…
Y en la tinta azul y violeta de mi último poemario, entre mis pinturas y la casa de la montaña la percibí para mis versos….
Mientras en un cuaderno, logré entender el libro del “Árbol de Granadas”… a la rosa del alba…
Había viajado; buscando el aroma de los tréboles y desde las ojivas de esta presencia la reviví en los luceros y más de amor pinté su rostro a la luz tierna de un Cristo Viejo…
Entonces desde la ventana de mi estudio; un colibrí voló llevándose el néctar de aquellos recuerdos…
Sonaron las campanas eternas y la niebla cerró las cortinas blancas, mientras una lágrima se vino del cielo…
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*Artista Nacional.
Premio Internacional de Dibujo ” Joan Miro”1987 Barcelona. España.
Cronista de La Grita.
Maestro Honorario.
Doctor en Arte.
Premio Nacional del Libro 2O21.