Opinión

“La voz del pueblo es la voz de Dios” o “vox populi, vox Dei”

28 de diciembre de 2017

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“…su verdad será siempre tu escudo protector, con su compañía tus noches dejarán de ser oscuras y tus días estarán llenos de júbilo, a las flechas que nos amenazan cada día no debes de temer ningún temor porque no te harán ningún daño, él se ocupará que un ejército de ángeles protegerá tu camino, él te ha entregado su amor y debes corresponderle, ponle en un lugar muy alto, es merecedor de él. Si haces de nuestro señor tu refugio nunca te sentirás solo, ningún mal te atacará y ninguna plaga te afligirá, él te llamará y tú le responderás, honrarás siempre al Señor y él te amara y te protegerá…” (Salmo 91)

Nos remitimos a la sabiduría popular (“vox populi, vox Dei”), que describe irrefutablemente la actualidad y predice de forma inexorable las sombras de las cosas que seguirán pasando si los actos de los agentes involucrados no cambian su conducta:

“El panorama no se pinta de bonitos colores, estamos inmersos en una economía de guerra y una cantidad considerable de venezolanos todavía no terminan de asimilarlo. Hay mucha confusión en las personas y son variados los factores que convergen para consolidar esta grave situación. Pero el Estado debe ir dejando el paternalismo, y empecemos todos a producir pero generando valor agregado” (Contreras, L., diciembre 2017).

“La crisis ha puesto en evidencia que en nuestro país existe gente de buenos sentimientos y de sólidos principios morales, a diferencia de los inescrupulosos y malas personas que por fortuna se están mostrando como son verdaderamente. Los seres humanos tenemos la obligación que nuestro espíritu trascienda entre nuestros semejantes y demás seres vivos. Por tanto, estamos procurando con la mejor intención de proveer de comida, medicinas y cobijo a los más vulnerables, porque la Navidad no cambia lo que hemos estado padeciendo la mayoría de los venezolanos, y la pobreza aún más en la actualidad contrasta con mayor fuerza con la opulencia, sobre todo cuando cada día la brecha se hace más grande entre el sistema de precios controlados y de especulación, que está lucrando de forma antiética e inmoral a un porcentaje minúsculo de la población” (García, M., diciembre 2017).

“Para los momentos que se están viviendo es una Venezuela sin ley, en el sentido que redundan venezolanos que hacen lo que quieren. Pero igualmente es lamentable el grueso número de familias donde existe el hambre y la desnutrición por la falta de liquidez y nulo poder de compra. Se proyectan unos tiempos donde se afiance el fenómeno de la subsistencia, de manera que el que tiene podrá comprar su mercado, y el que no tiene  estará sujeto a vivir con un estómago vacío, que lo obligará a caer en situaciones indignas e ilegales. Además, existe la apreciación de familias con tristeza por una crisis que nunca se esperaba llegaría a estas dimensiones trágicas y dramáticas, no se pensaba que llegaría el tiempo de no poder adquirir y menos no conseguir lo mínimo para vivir dignamente, situación que deja mucho que desear en una Venezuela que es rica en su naturaleza, y se puede sacar adelante con una buena administración de recursos (Contreras, Y., diciembre 2017).

“En lugar de regular los precios de ‘abajo hacia arriba’ lo hacen de ‘arriba hacia abajo’. Por otra parte se compra menos y se gasta más, es decir, el dinero en verdad no vale nada, es pura ‘ilusión monetaria’. Se puede disponer de ‘bolsas de dinero’ pero apenas se compra algo, y sin bolsa. Ahora bien, lo que se necesita se puede encontrar pero se debe pagar a cualquier precio. Pero por otra parte, qué puede hacer el empresario o productor: ‘si se compra caro se debe vender caro’. En definitiva, es una exageración y grosería como suben los precios de un momento a otro. Lo cierto es que estamos dentro de una olla de presión sin válvula de escape: cada vez se cierran más los espacios para producir y trabajar honestamente: sin efectivo, sin mercancía, sin vías de comunicación, sin insumos, sin agua y sistema de riego, sin seguridad, no hay transporte, las bolsas CLAP a sobreprecio, etc”. (Don Filomeno, septiembre 2017).

“El año 2017 culmina con muchos sentimientos encontrados. Por un lado, la situación que nos envuelve, en la que al salir a la calle se siente una presión en el pecho, al ver tantas personas sufriendo, gente que pasa días en colas de gasolina, otros sufren un calvario en la búsqueda de efectivo, otros no logran encontrar el medicamento que tanto necesitan, ya sea para sí mismos o sus familiares, los que no tienen que comer o vestir por los exagerados precios se ven en los mercados buscando en la basura algo que llevarse a la boca, lamentablemente ya es común verlo, los que se están quedando solos por la salida del país de varios familiares”.

“Problemas que antes no conocíamos ahora son cotidianos, cualquier trámite o diligencia, por más simple que parezca se convirtió en una odisea para cualquiera. La gente está estresada, alterada, cualquier palabra mal dicha o mal entendida genera a veces peleas innecesarias; la falta de comunicación y entendimiento nos está afectando como sociedad, la gente quiere solucionar su problema particular sin importar si esa solución daña a su prójimo. Por otro lado, he visto un fenómeno interesante: la crisis, a veces cambia positivamente la actitud de las personas, he visto con agrado mucha gente solidaria que trata de ayudar desinteresadamente a los demás, además de la generación de ideas buenas para asegurar la supervivencia, la gente se las ingenia para generar ingresos alternos, estoy refiriéndome a la producción; en San Cristóbal hay gente que aún produce leche, queso,  huevos, café y a nivel del estado aún se cultivan verduras, no la viveza criolla que lo que busca es conseguir los pocos productos y revenderlos a precios exagerados” (Martínez, M., diciembre 2017).

“En lo que corresponde al derecho humano a la salud, es una verdad inobjetable, que al ser vinculante con el derecho a la vida de cualquier individuo y su familia (cual sea su condición), se convierte entonces en el Derecho Humano Fundamental de todos los seres humanos. Por tanto, estamos absolutamente convencidos y comprometidos para hacer prevalecer, respetar y proteger con esmero y preeminencia este sagrado derecho humano, frente a la dura realidad que se refleja en los altos, crecientes, incontrolados y abusivos costos en el sector salud” (Intergremial UNET, comunicados del 30-12-2016 y 06-01-2017).

“Las fuerzas políticas parecieran olvidar o desconocer la tragedia que padece toda la sociedad, al no visualizar efectivamente una solución real y duradera a sus problemas, como el referido a los miles de infantes y adolescentes a los cuales se les violenta su derecho a la alimentación, llevándolos a situaciones extremas de perder el conocimiento o la vida misma por falta de comida, o buscarla en los basureros; y, en todo caso, afectándose potencialmente su desarrollo físico, mental, intelectual y emocional” (Morales, P., mayo 2017).

“Para finales de este año y siendo conservadores, todo puede estar en su precio de venta 2.5 veces superior a lo que se paga en este momento. Esto en correlación al ritmo de devaluación alarmante del bolívar con respecto al peso colombiano: el mismo podría ubicarse para diciembre 2017 por debajo de los 0.10 pesos por bolívar. Es urgente rectificar el modelo de gestión, que en principio genere certeza, tranquilidad y estabilidad. Porque si nada cambia, al empeñarse (oposición y oficialismo) con el mismo patrón de conducta, insistiendo en la cultura de la conflictividad e intolerancia, la fuerza de las armas, la irracionalidad de la violencia y el discurso pendenciero, la situación tenderá a empeorarse: por muchos decretos que quieran imponerse o presiones de calle que deseen realizarse. Con el agravamiento de los desequilibrios macroeconómicos, los daños colaterales en lo microeconómico, lo micro-social y la estructura de valores” (Morales, P., septiembre 2017).

Llámese guerra económica, economía de guerra o empléese cualquier epíteto para calificar la crisis por la cual atraviesa Venezuela, lo cierto del caso es que con la mayor y apetecible reserva mundial de petróleo, más de 30 millones de venezolanos se encuentran naufragando en su accionar multidimensional, en particular en lo económico, debido a que perdieron la brújula para coordinar esfuerzos y voluntades que les permitan encontrar un rumbo viable, factible y sustentable para demandar-ofrecer bienes y servicios eficaz y eficientemente. Sin embargo para lograr revertir dicho proceso decadente e involutivo es condición necesaria y suficiente que se disponga de un sistema homogéneo de precios.  Continuará en el próximo artículo “Perspectiva y prospectiva para el 2018”, o en el programa “Un mundo de economía”, Televisora Regional del Táchira (TRT) 28-12-2017. 12:00 m. (Pedro Morales) /. Docente Universitario. [email protected]; @tipsaldia

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