Coronel que lo asesinaste, ¿cómo harás para asesinar en el corazón de tu hijo
Leonardo, otra vez asesinado. El 21 de octubre se cumplieron los 67 años de su muerte. Entonces, dijo Ramón J. Velásquez: “Crimen tremendo por inútil, pero ya un año antes, en octubre de 1951 -el coronel dictador- había impartido la orden de apresar a Leonardo Ruiz Pineda -no vivo, sino muerto-. Por eso, Rómulo Betancourt lo dijo con indignación, en los momentos en que le hablaba a toda la América democrática: “El dictador Pérez Jiménez ordenó arrestar el cadáver de Leonardo”. Canallas y torpes son los verdugos que, a cambio de un “mendrugo de poder que no podrá durar más que su vida”, quisieron apagar la luz, aplastar con su bota el combate, pero olvidaron que detrás de su muerte quedaba un tumulto de hombres y mujeres, listos para la lucha por la democracia y la libertad. Equivocados están quienes piensan que encarcelando, persiguiendo y matando pueden callar la voz y la voluntad de un pueblo.
Leonardo fue pueblo… inmenso en sus luchas por la libertad y por la democracia, porque se sabía comprometido con la militancia de su partido -Acción Democrática-. Leonardo era la luz, el camino, el líder de una multitud que no podía callar, que ve truncados sus anhelos de libertad y de justicia social, sus obreros con sus sindicatos cercenados y sus niños y jóvenes con sus escuelas y sus liceos vacíos y derrumbados por la desidia del coronel que se alzó con el gobierno. Las luchas de Leonardo hoy cobran más vigencia que nunca, porque Leonardo era un combatiente, un luchador, un líder civilizado y hoy las luchas son por la civilidad. Precisamente, al referirse a las luchas que libraba con sus compañeros en la clandestinidad, le comenta a su padre, como presagiando su muerte, ante las falsas acusaciones de la dictadura tildándolo de terrorista: nuestra empresa se alimenta de ideales puros y de intenciones limpias. Entonces, no había tiempo para conversaciones inútiles, menos para transacciones soterradas. En la misma misiva le comenta a su padre con gallardía: “No podemos defraudar la fe de millares de hombres y mujeres de Acción Democrática, aventurándonos en planos inmorales.
A los hombres, a las mujeres y, fundamentalmente, a los jóvenes que hoy junto al pueblo venezolano- luchan en sus calles, en las universidades, desde sus sindicatos, en sus gremios profesionales, es un deber recordarles que Leonardo es pensamiento vivo, llama encendida, esperanza puesta al servicio de las libertades y la democracia
a sus jóvenes y a la militancia acciondemocratista debemos recordarles que Leonardo fue categórico y sus palabras ahora cobran más vigencia: “la potencialidad del partido descansa sobre la fuerza colectiva de su militancia, sobre la pujanza de su estructura interna y su democracia interna . Leonardo nos legó un partido de puertas abiertas, donde todos los venezolanos “cabemos, sin estorbarnos”. Su valentía y sus luchas quedaron sembradas en esa calle de San Agustín, en Caracas, donde derramó su sangre, para que floreciera el 23 de enero de 1958.
Ahora la semilla son ustedes, jóvenes, somos todos, hombres y mujeres, que no podemos permitir que nos roben el mañana
la justicia, la libertad y la tolerancia son banderas permanentes y no podrán ser arrebatadas. Hoy, al cumplirse 67 años de su muerte, qué mejor que recordarlo con las palabras de su compañero de luchas, el historiador venezolano, J. M. Siso Martínez: Tuya es la luz sagrada que se ganó su vida
y tuyo el llanto de tus compañeros, como tuya también la alegría de quien vea el nuevo amanecer”. (Jorge Valles Rodríguez)