Pedro Morales
Este texto expositivo desprende sus consideraciones en torno al programa de televisión trasmitido el pasado domingo 28-05-2023 (9:00 p.m.) por medio del Canal 21 de la ciudad de San Cristóbal, Estado Táchira-Venezuela. Programa: “Salve María Auxiliadora: economía de la salvación y de la felicidad verdadera” (Ver a través de: https://www.youtube.com/watch?v=XhuX_FN4PGQ&t=1799s )
En una sociedad donde se ha arraigado la “cultura de la muerte” e institucionalizado el egoísmo y el egocentrismo con una careta falsa de “amor propio”, es un hecho cierto que en el contexto que nos desempeñamos, es altamente probable que nos encontremos seres humanos con actitudes malignas, que reactivamente despierten el odio, la venganza, la ira, el remordimiento, el desprecio, etc.
“Porque donde hay envidias y rivalidades, también hay confusión y toda clase de acciones malvadas”. (Santiago 3:16)
Ejemplo de lo anterior se halla en: los administradores de las necesidades humanas; los que se enriquecen a costa de empobrecer a los habitantes; los que comercializan de forma especulativa el alimento y las medicinas que requieren los vulnerables; los que generan expectativas falsas y engañosas para favorecer privilegios egoístas y mezquinos; los que dolarizan la economía a excepción del salario mínimo vital y la estructura salarial de los trabajadores decentes; los que juegan perversamente con las variables macroeconómicas para lucrarse groseramente en detrimento de la sociedad; los autores intelectuales y materiales del genocidio selectivo de la comunidad laboral de varias instituciones; los que crean o reactivan premeditadamente patógenos con el fin de mermar el ritmo de crecimiento y tamaño de la población mundial; los que procuran por varias vías la destrucción del núcleo familiar y las bases fundacionales-estructurales de la religión cristiana, etc.
“También debes saber que en los tiempos últimos vendrán días difíciles. Los hombres serán egoístas, amantes del dinero, orgullosos y vanidosos. Hablarán en contra de Dios, desobedecerán a sus padres, serán ingratos y no respetarán la religión”. (2 Timoteo 3:2)
Por otra parte, en la dimensión espiritual se alternan vicisitudes equivalentes a las que se ponen, anteponen y suceden en eventos tan equiparados al juego del ajedrez. Existen variedad de movimientos permitidos para sus diferentes piezas sobre el tablero, que inminentemente desencadenan un conjunto indeterminado de acciones y reacciones por parte de los rivales, ambos con la intención de neutralizar y contrarrestar la estrategia planteada, y así también procurar la victoria.
Por ello, es menester así comprender en lo más interno de cada persona, que bajo la custodia de la Santísima Trinidad y la principal mediadora como lo representa la Santísima Virgen María Auxiliadora, la vida espiritual transcurre y se moviliza en ese escenario, pero siempre con la real amenaza de las estratagemas de maldad por parte de satanás. Evidentemente, desde el mismo Libro del Génesis 3: 15 se decretó la confrontación contra el maligno: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. Es decir, en la historia de la humanidad, existirá una eterna conflictividad o guerra espiritual entre el bien y el mal (que siempre atacará nuestras debilidades humanas ilustradas a través del “talón de Aquiles” o calcañar)
“Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica” (1 Corintios 10: 23), por lo que cada “jugada” que hagamos en la vida terrenal, inevitablemente debe llevarnos a un discernimiento acerca de su impacto en nuestro mundo espiritual, a través de la luz que proyecta en nuestras vidas la Sagrada Palabra de Dios. Ella nos enseña a defendernos y vencer las tentaciones, engaños y manipulaciones del reo mayor de la oscuridad y la maldad.
Nosotros teniendo como Dios al Abba Padre e hijos de la Santísima Virgen María, debemos percatarnos de una vez por todas, que nuestras acciones pueden amenazar y vencer continuadamente al reino de las tinieblas. La Reconciliación y Eucaristía, las tres expresiones de la Oración (rosario, meditación y contemplación), el Ayuno y las cuatro categorías de la caridad (limosna, beneficencia, capacitación y Evangelización), son prácticas espirituales o ciencia de las cinco piedras angulares de la Virgen María, en sintonía con el propósito divino de salvaguardar la presencia y vigencia del Padrenuestro:
“Padrenuestro”. Dios es el Padre, en realidad Dios es nuestro Padre. No es el Padre para mí, sino que es el Padre para todos.
“Que estás en los cielos”. Nos dice el catecismo de la iglesia católica que esto no implica un alejamiento de Dios, sino que expresa su majestad: se le debe el mayor respeto. Significa que Dios es todopoderoso, que domina y gobierna todo.
“Santificado sea tu nombre”. Le decimos a Dios que deseamos que su nombre sea Santificado. Esto implica que deseamos predicar y anunciar su nombre, que todo el mundo lo conozca para que lo proclamemos glorioso.
“Venga a nosotros tu reino”. El reino de Dios no es otra cosa que el hecho que lo dejemos gobernar nuestra vida. También significa que queremos que gobierne en la sociedad. Que Dios no esté aislado ni al margen de lo que hacemos, sino que esté en el centro de nuestras vidas. “Donde está tu corazón allí estará tú corazón”.
“Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”. No estamos diciendo Dios te ordeno que se haga mi voluntad en el cielo como en la tierra. A veces nuestras oraciones tienen ese mal aire de soberbia, casi imponiendo a Dios lo que nosotros queremos, y si Dios no lo cumple, entonces dejamos de creer en él. El Padrenuestro nos enseña la humildad. No nuestra voluntad, sino la del Señor.
“Danos hoy el pan de cada día”. ¿Qué pan?, primero el pan eucarístico, el mismo pan que nos alimenta espiritualmente; pero también el pan de la Sagrada Palabra: la lección divina que todos los días alimenta nuestro espíritu, y por supuesto el pan material que no nos ha de faltar.
“Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Le estamos pidiendo al Señor que la condición para que él nos perdone es que nosotros perdonemos. No se puede orar de corazón si tenemos enemigos en el corazón, por ello se debe perdonar para ser perdonados por Dios.
“No nos deje caer en la tentación”. Las tentaciones en ocasiones prueban de lo que estamos hechos. Cuando hay una tentación y se supera, terminamos fortalecidos. Las tentaciones nos enseñan la humildad porque a veces nosotros creemos que nos la sabemos todas, que estamos muy firmes, muy seguros, pero cuando viene una tentación vergonzosa, queda en evidencia que debilidades todavía persisten en nosotros.
“Líbranos del mal”. El catecismo nos dice que la palabra mal no es simplemente un concepto, sino que enuncia a un ente. Que nos libre del maligno. En latino se dice “sed libera nos a malo”, y líbranos del maligno, enemigo mortal. Tenemos un enemigo, el diablo que quiere destruirnos, que quiere acabar nuestra vida espiritual. En el Padrenuestros le estamos diciendo a Dios protégenos. Es decir, una genuina oración de liberación, protección, salvación y felicidad verdadera. (Mateo 6, 7-15)
Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”. UNET. Años: 2018 a 2023. Pedro Morales. Postulante a Rector de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET)
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