La comunidad internacional está haciendo mucho por Venezuela y seguirá haciéndolo; tienen claro que el régimen de Maduro es un problema de seguridad para toda la región.
Lo que la comunidad internacional no puede hacer, es resolverle los problemas de ausencia de unidad, liderazgo, de medios, fines y propósitos a la oposición.
A partir del 10 de enero de 2019, la comunidad internacional ha reiterado que no reconocerá a Maduro como presidente; en consecuencia estará deslegitimado. ¿Pero está el liderazgo opositor legitimado? no, no lo está. Entonces esta es la primera tarea. No falta quien diga lo de siempre, no hay tiempo para eso, después se hace. Afirmación que puede ser discutible, pero que tendrá consecuencias directas en la forma de conseguir la salida.
La oposición no logra presionar ni la salida ni incomodar a Maduro; por tanto no hay fuerza para provocar el desplazamiento del régimen, y aquí entra en consecuencia otra variable; se produce la negociación cuando una parte no logra obtener lo que necesita por otros medios.
Pero hoy el gobierno no necesita negociación, nadie lo presiona salvo la comunidad internacional para que salga del poder. En las actuales condiciones de inamovilidad de la oposición, si se produce un evento de salida será negociada, ya que al interior de Venezuela lo que existe es una implosión, pero no una fuerza social y política caminando en una única dirección.
Los factores políticos que niegan la propuesta de ir a una primaria de selección múltiple para escoger tres líderes nacionales para ser directores de la orquesta de la oposición, juegan es a que la presión internacional obligue una negociación donde los dirigentes actuales de los partidos sigan siendo los actores.
Esto explica las razones por las cuales, los partidos se reúnen para hablar de salidas en dos direcciones, dialogo o negociación; con un programa de entendimiento en materia de gobierno.
¿Se podrá gobernar un país sin liderazgo? En las condiciones de ruina en las que queda Venezuela, el reto es múltiple, si consideramos que las raíces de la corrupción están en todas partes. La demanda social se incrementara por la pérdida del miedo en razón a que la dictadura represora salió.
Frente a lo que puede ser la anarquía del mañana yo apuesto por la elección que le de legitimidad al liderazgo y así el ciudadano con su voto establece una responsabilidad en un conjunto de hombres y mujeres.
Cuando el liderazgo opositor cuente con la legitimidad otorgada por el ciudadano como una expresión mayoritaria, las cosas cambian, ya existirá convocante que provoque la salida y desplazamiento del régimen por presión social sin negociación ni dialogo. Esta es la diferencia, con el liderazgo legitimado se producirá una depuración de cara a la transición y ahí si entran entonces las propuestas de cómo hacer la transición y las bases de la nueva república civil, que en todo caso tiene que ser un estado descentralizado y de economía realmente capitalista alejado de todo tipo de populismos y rentismos.
(Carlos Casanova Leal)