Con este mismo título el diario El NACIONAL, en fecha 20-11-1988, publicó un artículo del culto escritor don Pedro Berroeta. Por cuanto ese título nos parece sugestivo, verdaderamente sugestivo, y siempre estará acusando vigencia en nuestro país, lo hemos tomado para encabezar estas notas, y antes también lo hicimos para nominar un capítulo de nuestro libro “El hombre y sus inquietudes” (San Cristóbal, 2012).
En el aludido artículodon Pedro escribió:No es lo mismo ser jefe de Estado que estadista. Se puede ser jefe de Estado por diversas circunstancias: por la fuerza, como ocurre en las dictaduras, o por el engaño a los electores. “Un estadista de verdad no ofrece una ociosidad remunerada, ni apartamentos gratuitos, ni viajesni entretenimientos. Dice la verdad sobre las dificultades y no tiene miedo de decirla”. “Un estadista habla poco y oye mucho”. Y cerraba su angustiante inquietud con esta perla: “Ese estadista es el que Venezuela necesita”Sermón éste digno de ser escuchado y acatado, pero el candado está muy cerrado. Más que en aquel tiempo, es ahora cuando con mayor urgencia Venezuela necesita ese estadista.
Por guardar semejanzas, estos comentarios nosrecuerdan otra nota de prensa, del mismo diario, en la que se narraba que el doctor Luis Guillermo Solís, siendo presidente de Costa Rica (agosto 2015) lanzó un decreto mediante el cual prohibió ciertas formas de culto a la personalidad, desde las fotos de los gobernantes en las dependencias oficiales (que en nada les mejora su incapacidad administrativa), hasta las placas en obras inauguradas. Estas sólo deben llevar la fecha de su inauguración. “Lasobras públicas son del país, no de un gobierno ni de un funcionario en particular”.Y remató así: “El culto a la imagen presidencial se acabó”. (Esta lección tampoco rompe el candado).
Normalmente aVenezuela, como a todo país,la asechan necesidades. Es un hecho casinatural, pero jamás se le habían presentado de tan profunda gravedad como las de ahora. Es la gran crisis política, económica, social y humanitaria que todo lo invade, no deja espacios sin ella; son las carencias jamás vistas aquí, que obligan a los venezolanos a huir, a escaparse, a emigrar. Se requiere urgente solución.¿Cuenta nuestro país con estadistas para hacerlo? Sí, los hay y de calidad. Pero egoísmos o intereses individualeso de grupo procuran ensombrecerlos, no los dejan salir al sol. Un verdadero estadista o líder político requiere de libertad, quizás sin afiliación partidista le sea más cómodo para cumplir seria y cabalmente tan delicada misión. Corresponde abrir caminos para que sean transitados por todos los venezolanos en paz, como verdaderos hermanos, sin perseguidores ni perseguidos, con plena libertad de pensar y de opinar y, como dueños todos de la misma casa, empeñarse en su reconstrucción económica, cultural y social.
(Eliseo Suárez Buitrago)