Opinión
Los contenidos de redes sociales deterioran a la IA: ¿Qué puede pasar con nosotros?
jueves 30 octubre, 2025
Rocío Márquez*
En las últimas semanas, estudios de diversas universidades estadounidenses han alertado sobre el deterioro cognitivo de los modelos de lenguaje artificial (LLM) cuando se entrenan con contenido de baja calidad. Especialmente aquel que abunda en redes sociales. De esta manera, se pone en evidencia que el deterioro —podredumbre— cerebral, conocido como “brain rot” también afecta a la inteligencia artificial.
Podredumbre cerebral
El término “brain rot” o podredumbre cerebralse refiere al deterioro mental causado por el consumo excesivo de contenido de baja calidad en internet, tal como el que circula ampliamente en redes sociales.
Su impacto ha sido lo suficientemente reconocido como para que Oxford University Press la nombrara palabra del año en 2024; y tiene que ver con la preocupación por las consecuencias de un ecosistema informativo dominado por lo fugaz, lo superficial y lo viral.
Por ello, llama la atención que al entrenar a los modelos con contenido viral —posts breves, memes, frases sueltas, respuestas sin contexto— su rendimiento disminuye de forma significativa. Pierden capacidad para razonar, analizar contextos complejos y ofrecer respuestas coherentes.
Incluso, tras intentar corregir ese entrenamiento con datos de alta calidad, el daño no es del todo reversible.
Si esto le pasa a una IA, ¿puede pasarnos también a nosotros?
La analogía no es tan forzada como podría parecer. Diariamente, consumimos basura digital. Nuestro cerebro también funciona a partir de los datos que consume. Así que, si la información que nos llega está compuesta, en su mayor parte, por contenido efímero, emocionalmente cargado y pobre en argumentación, nuestra capacidad de razonamiento, de análisis crítico y de concentración puede deteriorarse.
Asimismo, nos afecta la exposición al “scroll infinito”, el desplazamiento constante que hacemos para pasar de un contenido a otro en redes sociales. Nos mantiene en un estado de alerta atencional que impide la reflexión profunda. Además, reduce nuestra capacidad de memoria de trabajo, debilita la atención sostenida y nos vuelve más propensos a la desinformación.
La cultura snack: el marco para entender la podredumbre cerebral
En el ecosistema mediático de la sociedad hipermediatizada, el contenido ya no se diseña para informar o formar, sino para ser consumido rápida y superficialmente. Videos cortos, titulares impactantes, historias que duran segundos. La comunicación se convierte en un flujo continuo de pequeños bocados que raramente invitan a detenerse.
Según Scolari, esta cultura snack transforma también nuestros hábitos cognitivos. Picamos información como quien picotea snacks entre comidas, sin alimentarnos de verdad. Y si eso configura nuestra manera de consumir, también configura nuestra manera de pensar.
¿Una dieta para volvernos tontos?
Cuando vemos que la IA se vuelve “tonta” al consumir datos de baja calidad, el espejo nos devuelve una imagen conocida. Nosotros también estamos expuestos al mismo tipo de dieta informacional. Y al igual que los modelos artificiales, empezamos a perder profundidad, contexto y capacidad crítica.
De esta manera, tanto humanos como IA nos estamos convirtiendo en agentes que reproducen patrones comunicativos rápidos pero pobres.
La cultura snack, al igual que el entrenamiento viral de las inteligencias artificiales, nos vuelve reactivos y menos reflexivos. Y lo más alarmante: el daño, como en el caso de la IA, podría no ser reversible. La basura digital deja huellas.
Necesitamos una dieta mediática saludable
La cultura snack no solo nos está transformando; está moldeando la forma en que entendemos, hablamos y pensamos el mundo. Pero no basta con culpar a la tecnología ni desconectarnos del mundo digital.
Somos parte activa de este ecosistema comunicativo. Por ende, así como hablamos de una alimentación saludable, necesitamos también una dieta mediática saludable. Contenidos con contexto, con profundidad, con perspectiva. Espacios que nos inviten a detenernos, pensar, conversar, y no solo a consumir y pasar al siguiente video.
*Comunicadora social. Doctora en Ciencias Humanas. Profesora de la Universidad de Los Andes-Táchira.









