Opinión 
Los mandamientos como guía ética en una sociedad plural
martes 4 noviembre, 2025
María Ninoska García de Morales
En un mundo marcado por el relativismo moral, el pluralismo cultural y la diversidad ideológica, los principios éticos y espirituales enfrentan el desafío de mantenerse vigentes y aplicables. Los Mandamientos de la Ley de Dios, que han guiado la ética judeocristiana durante milenios, invitan a una reflexión sobre su relevancia en un contexto globalizado. ¿Son exclusivamente religiosos, o pueden entenderse como principios éticos universales que trascienden las creencias? Este artículo explora cómo los Mandamientos pueden reinterpretarse y aplicarse en una sociedad diversa donde la justicia, la equidad y la convivencia pacífica son pilares fundamentales.
¿Dogma religioso o principios universales?
Los Mandamientos, como “No matarás”, “No robarás” o “Honrarás a tu padre y a tu madre”, no solo forman parte de la tradición cristiana, sino que también encuentran ecos en otras religiones y sistemas éticos. Estos principios, en esencia, buscan proteger la dignidad humana, la justicia y el respeto mutuo, valores que pueden considerarse universales.
Sin embargo, en la sociedad contemporánea, donde prevalece la idea de que “cada quien tiene su verdad”, los Mandamientos enfrentan cuestionamientos. Este relativismo moral ha fragmentado los consensos éticos, dificultando acuerdos sobre lo que es justo o correcto. En este escenario, los Mandamientos pueden actuar como una guía ética que, aunque basada en la tradición religiosa, se adapta para fomentar el respeto y la convivencia.
Por ejemplo, el mandamiento “No matarás”, más allá de su dimensión religiosa, constituye un fundamento del derecho penal y de los derechos humanos, siendo un pilar ético en cualquier sociedad civilizada.
Desafíos en un mundo globalizado
La globalización ha intensificado el pluralismo cultural y religioso, enriqueciendo las sociedades, pero también complicando la convivencia pacífica. En este contexto, los Mandamientos pueden ser percibidos por algunos como imposiciones religiosas, mientras que otros los ven como una brújula ética necesaria para navegar los retos actuales.
El relativismo moral, por otro lado, desafía la universalidad de cualquier principio ético. La idea de que “no hay verdades absolutas” puede llevar a justificar comportamientos que atentan contra la dignidad humana, como la corrupción, la violencia y la explotación. Frente a esto, los Mandamientos ofrecen una alternativa válida: un conjunto de normas que invitan al respeto y la empatía en medio de un mundo diverso.
Mandamientos y derechos humanos
Un análisis crítico muestra que los Mandamientos tienen una relación directa con los derechos humanos y los principios de justicia social. Por ejemplo:
- “No matarás”: Se alinea con el derecho a la vida, un principio humano fundamental.
 - “No robarás”: Reafirma la protección de la propiedad privada y la lucha contra la corrupción.
 - “No darás falso testimonio”: Está relacionado con la verdad y la justicia, esenciales para procesos judiciales justos.
 - “Honrarás a tu padre y a tu madre”: Promueve el respeto hacia los mayores y la familia, pilares fundamentales de la cohesión social.
 
Estos ejemplos reflejan que los Mandamientos no son meros preceptos religiosos, sino principios que pueden reforzar los esfuerzos globales por construir sociedades más justas y equitativas. Interpretarlos desde una perspectiva ética, en lugar de dogmática, permite su aplicación en contextos multiculturales.
El amor al prójimo como eje de convivencia
Uno de los principios más universales que derivan de los Mandamientos es el llamado a “amar al prójimo como a ti mismo”. Este valor, presente en diversas tradiciones religiosas y filosóficas, es un llamado a la empatía y al respeto mutuo. En un contexto globalizado, este principio puede inspirar acciones concretas para enfrentar problemáticas como la discriminación, la xenofobia y el odio.
Por ejemplo, en el actual contexto de crisis migratoria, este mandamiento puede traducirse en políticas públicas más humanas y solidarias, que reconozcan la dignidad de las personas migrantes y busquen integrarlas en las sociedades de acogida. En este sentido, el amor al prójimo deja de ser un concepto abstracto y se convierte en una guía ética para abordar problemas globales.
Conclusión
En un mundo pluralista y globalizado, los Mandamientos de la Ley de Dios pueden reinterpretarse como principios éticos universales que trascienden las creencias religiosas. Su esencia, basada en la justicia, el respeto y la dignidad humana, sigue siendo relevante para promover la convivencia pacífica en sociedades diversas.
Sin embargo, su vigencia depende de nuestra capacidad para contextualizarlos, evitando imponerlos como dogmas religiosos y destacando su potencial como una guía ética aplicable a todos los contextos culturales. En tiempos de polarización y crisis moral, los Mandamientos pueden ser una brújula que nos ayude a construir sociedades más justas, solidarias y humanas.
Por un Derecho vivo, crítico y humanista
Doctora. en Innovaciones Educativas (UNEFA). M.Sc. en Derecho Procesal Penal (ULA). Especialista en Docencia en Educación Superior (UCV) y Derechos Humanos (Unilibre-Colombia). Abogado (ULA). Exdirectora de Relaciones Institucionales de la Asociación Olímpica de Derecho Deportivo de Venezuela (AODDV). [email protected] . WhatsApp +58 426 3764194.


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