Opinión

Los venezolanos y los colombianos Los tachirenses y los nortesantandereanos en que nos parecemos y en que somos distintos

28 de noviembre de 2021

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Ramón J. Velásquez


Discurso inaugural Cátedra Venezuela Universidad Libre Cúcuta.Edición Venezolanos en Pamplona. Editora   Leonor Peña


Tenía gran interés en venir a Cúcuta en este plan, para hablar en una universidad. Hablarles a las nuevas generaciones, que como decía en la portada   de la revista Semana de Bogotá, la semana pasada, van a tomar el poder.  Los que tienen dieciocho años hoy y van a ser las grandes figuras en el 2005.  Los dirigentes nacionales, la juventud, porque es en manos de ellos en donde está el pueblo que hacemos nosotros, y que en forma tan magnífica definió Enrique Vargas Ramírez, va a ser realidad. Creo que cada generación tiene el deber de dar paz. Los conflictos en los países se presentan cuando una generación se sobrepasa en su presencia.  No puede ser

En Venezuela estamos empeñados en el proceso de la integración.   Ninguna experiencia mayor en mi vida, que haber participado con la Comisión de Asuntos Fronterizos, presidiendo la Comisión venezolana para trabajar junto a la Comisión colombiana integrada por valores tan extraordinarios, encabezada por Enrique Vargas Ramírez, que entendió la misión que un ilustre cucuteño, Virgilio Barco Vargas le entregó.   Ahí están las figuras de Mario y Jaime Villamizar, Jaime Pérez López, Antonio José Lizarazo.  Tenemos que lamentar dos ausencias: el Dr Quintero y Diego Montaña Cuellar.  También quiero destacar la obra realizada con estímulo desde la Universidad Central de Venezuela por Alberto Urdaneta.  Ese es un grupo de estudio, un grupo apasionado por el tema de la integración latinoamericana, pero fundamentalmente por el caso colombo venezolano. Hace ya seis años inauguramos en la Universidad Central de Caracas, por iniciativa de Alberto Urdaneta, esta Cátedra

Al terminar de referirme a la Comisión de Asuntos Fronterizos colombo venezolanos, quiero señalar tres cosas importantes:     Señalar primero, que logramos sacar las reuniones de Caracas y Bogotá. Era muy cómodo reunirse en las capitales, estaban todas las facilidades para hacerlo, todas las comodidades, pero preferimos venir aquí, ir a Maracaibo, a Valledupar, a Mérida, ir a Cartagena, a Bucaramanga, a Guasdualito.   No dio tiempo la crisis venezolana del 92 para llegarnos más allá, hasta Medellín o Cali, porque, aunque nuestro encargo era fronterizo, comprendimos desde el primer momento que estaba en nuestras manos el proceso de integración

Entendimos que debíamos hablar -además de las ilustres figuras bogotanas o caraqueñas, con las gentes de los santanderes, con las gentes del César, con las gentes del Arauca.  Es otra manera de entender un país, y pensamos que integración no es solamente el aumento de las transacciones comerciales, nos empeñamos desde el primer momento y logramos, que un grupo de profesionales jóvenes, técnicos en distintas disciplinas de Venezuela y Colombia, se unieran para examinar estos problemas:

Expertos en causes hidrográficos, en asuntos aduaneros, en problemas de educación y salud, pero queríamos que, a esta capacidad indudable de esa nueva gente, se uniera la conciencia de la integración

Lo logramos, fundamentalmente porque -sin exagerar- logramos sacar el problema de las cancillerías y las gobernaciones de estado para ponerlo a caminar entre los empresarios, entre los comerciantes, entre los industriales, entre los agricultores, como los del estado Portuguesa en Venezuela que hacen intercambios de algodón y arroz; intercambio entre productores agrícolas, como los del sector de la caña, los cañicultores. Intercambio entre técnicos, investigadores y profesionales universitarios de muy calificada data…  Porque este problema tenía solución y la solución empezó a caminar

Ya lo dijo Enrique Vargas Ramírez. Para el momento en que se inician los gobiernos de Virgilio Barco Vargas y Carlos Andrés Pérez, estaba liquidado el Pacto Andino, que se había fundado bajo los gobiernos de Carlos Lleras Restrepo y Raúl Leoni.  El Chile de Pinochet y la dictadura militar de Perú, decidieron no tener malas compañías.  Las dictaduras son enemigas de la integración, por eso en las décadas del setenta y ochenta, se paralizó el proceso de integración.  Fue en el año 89, cuando el primer día del gobierno de Carlos Andrés Pérez, que los presidentes Barco y Pérez acordaron la creación de esta comisión.  Para ese momento, para el año siguiente las transacciones comerciales colombo venezolanas fueron de doscientos millones. Al interesarse empresarios, banqueros, comerciantes, agricultores, empezó un ascenso de este intercambio, no obstante, los problemas nuestros. Problemas venezolanos de control de cambio, devaluación, inflación.   Hoy. Para este año, las transacciones colombo venezolanas registradas en la revista oficial de la integración, se acercan a los tres mil millones de dólares. Además, producto de este empeño, puede el boletín colombiano señalar las exportaciones venezolanas y en las importaciones venezolanas, después de Estados Unidos, está Colombia. Este es un hecho de cinco años

La humanidad vive el comienzo de una tercera etapa de civilización.  A la civilización agrícola, en la que hemos vivido miles de miles de años, la sucede la civilización industrial en que vivimos, pero en este momento la humanidad está en el proceso de inventar una nueva civilización: La informática. La civilización de la información, y busca para esa civilización una economía, una nueva forma de familia.   La comunicación de esos poderosos medios de comunicación social que están dominando en forma tal la estructura tradicional de los poderes, Estados y ciudades, anda buscando una política nueva. Aunque nuestro encargo era fronterizo, comprendimos que estaba en nuestras manos el proceso de integración

Me invitaron para inaugurar la Cátedra Venezuela.  Yo soy un estudioso de la historia, le he dedicado a eso mi vida. Toda mi vida.  He escrito libros, he dirigido colecciones muy bastas sobre el pensamiento político venezolano, sobre el pensamiento político del siglo diecinueve.  Le entregué al país quince volúmenes sobre el pensamiento político venezolano del siglo veinte, con un grupo de mujeres y hombres, jóvenes investigadores de la Universidad Central de Venezuela.  En este momento hemos llegado hasta la dictadura de Pérez Jiménez

He dirigido una colección, la Biblioteca de autores y temas tachirenses, que va por más de cien tomos. También he sido un gran estudioso de la historia de Venezuela y de Colombia. En mi biblioteca tengo anotados y subrayados por mí, más de dos mil volúmenes de historia política, de historia económica, de historia regional y de historia militar de Colombia, anotados por mí.  Mi biblioteca no tiene espacio, son libros de libros anotados y estudiados. Conozco muy bien el proceso colombiano.  Una vez me dijo Lorenzo Urdaneta Arbeláez, que fue invitado hace años por el Presidente Rafael Caldera en su primer gobierno a un almuerzo, y dio una serie de afirmaciones. Yo cometí un atrevimiento que no he debido hacer. El era mi invitado y yo le anoté tres cosas y me dijo con aquel talento:   _ Usted sabe más de historia de Colombia que yo, o yo estoy perdiendo la memoria…

-Creo que estaba perdiendo la memoria- .

Ahora vamos  a hablar un poco de cómo es Venezuela… Voy hablar un poco, sin que caigamos en la somnolencia de la historia, de cómo somos, porque sobre todo, los  los santandereanos y los tachirenses tienen una noción bien distinta de la historia de Venezuela.  Vamos a hablar un poco de los hechos, del escenario, rápidamente.  De la situación económica y social de los dos países

Venezuela: el escenario.    Nosotros, Venezuela, somos un país de llanuras.   Táchira, Mérida, Trujillo, Lara, es lo único andino.   Colombia es un país profundamente andino, de grandes montañas que impiden la comunicación. ¿Porque Colombia introduce la aviación comercial primero que todos los otros países de América Latina?   Porque era más fácil que hacer las carreteras, o ferrocarriles.  Y el campesino colombiano aprendió desde los años veinte a viajar con sus gallinas y sus cochinos en avión.  Adquirió la cultura de los viajes. Nosotros, los venezolanos construimos sobre un ramal de la Cordillera de La Costa nuestra civilización.   Allí está la Provincia de Caracas, que es tan poderosa.  Hoy se llama Área Metropolitana.  Está el área oriental: Cumaná, Puerto La Cruz y el área de Maracaibo, Coro. Después de esto solo quedan grandes ciudades, como Barquisimeto

En cambio, Colombia fue un país que por sus escenarios, fue construyendo en cada región una sólida economía, una sólida vida social, unida.  Colombia, es un hecho, fue Virreinato, al igual que México que se llamó Nueva España.   Colombia como Virreinato se llamó Nueva Granada.  El Perú fue el Virreinato del Perú.   Fueron tres grandes potencias:   Colombia era la riqueza en oro, en plata, en esmeraldas y con México, Perú, Ecuador le dieron al imperio español esa riqueza.   Eso fijó el escenario para el siglo diecisiete, de las universidades, los colegios, los grandes conventos, las grandes catedrales y los grandes dominios económicos.  Surge entonces en Colombia, México y el Perú una clase económica culta, capaz de mandar sus hijos a Europa.   Se sienten el grupo mexicano, el grupo colombiano neogranadino -no colombiano-, el grupo peruano.  Esos dueños de las minerías, cada día sienten como una intromisión la presencia del Imperio Español.  Los españoles están aquí de paso

Nosotros los venezolanos no tuvimos ni oro, ni plata, ni esmeraldas, de tal manera que nos miraron con menosprecio los conquistadores y los colonizadores.  Le entregaron Venezuela, en 1528 a unos banqueros alemanes por una deuda electoral. El Emperador Carlos V quería ser emperador de Europa, tenía que comprar los votos de unos príncipes, y no tenía como.  Los banqueros, los Welsares le facilitaron el dinero y Carlos V les entregó Venezuela como garantía de la deuda electoral, entonces vinieron   Federman, Alfinger…

Nuestro siglo diecisiete y dieciocho venezolanos fue de mucho esfuerzo. Podían labrar, sembrar el cacao, sembrar el añil, sembrar el algodón. Luego fomentar la ganadería. Fuimos un país agrícola y ganadero bajo el control español.  Nos salvó el contrabando en el siglo dieciocho, porque esos agricultores del norte de Venezuela, de Yaracuy, Carabobo, Aragua, Miranda y Distrito Federal, le vendían las cargas de cacao a los holandeses que ya habían tomado las islas de Curazao.  El control español era burlado por el contrabando holandés, y este contrabando holandés es tan grave a mediados del siglo dieciocho y el avance de los portugueses Orinoco arriba, que el Rey Carlos III decide darle a Venezuela la conformación geográfica actual:   agrega la Provincia de Mérida que era del Virreinato.  El Zulia, Táchira, Mérida y Barinas no existían. Más las provincias de Nueva Andalucía y la de Guayana y crea en septiembre de 1777 a Venezuela. Venezuela es un hecho del siglo dieciocho.   Lo contaba muy bien la dramática página de Uslar Pietri:   Treinta años antes de la Independencia es que nuestro mapa tiene la conformación actual

En estos siglos XVII y XVIII, crecen los tres grandes centros de poder:  México, Colombia y Perú. Crecen en riqueza, en cultura.  He visto las universidades, las imprentas, los periódicos, la pintura, la arquitectura. Están concentradas en estos tres centros.  Esos grupos poderosos que en Colombia se han formado dueños de la tierra, émulos del poder imperial, están reducidos en Venezuela a uno solo, el de Caracas, el de la Provincia de Caracas, y el de la provincia adjunta caraqueña que ha cultivado todo aquel Valle del Tuy: las tierras de Barlovento, las tierras de Aragua.  Los cultivos de cacao los ha hecho poderosos y empiezan a comprar sus títulos de marqueses y condes a cambio    de los cargamentos de cacao. Esos señores eran Los grandes cacaos, así se les señaló en el siglo dieciocho a esos ricos: Criollos blancos. Criollos de la Provincia de Caracas, que por ser los grandes propietarios y esclavistas compraban los títulos.  Ese grupo era muy pequeño, pero ellos decidieron protagonizar la Independencia.  Es el momento en que el Emperador Napoleón tiene preso a Fernando VII

Viene la Primera República. Muestra el estado de gente que se ha cultivado en Madrid, gente que lee francés e inglés.  Toda la enciclopedia, toda la ilustración la han leído. Cuando van a tomar el riesgo de la independencia, uno de ellos muy importante les dice: _No lo hagamos.   No vamos a reclamar autonomía porque somos muy pocos el grupo caraqueño notable, frente al resto. El resto era la sociedad popular venezolana, la mezcla de los blancos pobres, de negros, de indios, de mestizos, mulatos, zambos, esclavos. Esa multitud veía en el Rey su salvación, frente a los criollos ricos de Caracas.   El Rey los amparaba, ellos le temían a que ese grupo pudiera ejercer un dominio total sobre la gente, los llaneros, los peones

La Primera República es un experimento que dura un año, porque entonces las multitudes campesinas, las multitudes llaneras de Venezuela, los blancos pobres, los mestizos, los mulatos, los zambos, los esclavos encuentran un asturiano que se ha vuelto venezolano y que se llama José Tomás Boves y levanta aquellas hordas inmensas desde Cojedes, desde el Guárico y avanza sobre las ciudades que no conocía

Hay libros notables sobre esa época: la Historia de Parra Pérez; la novela de Juan Uslar Pietri; la Historia de Valdivieso Montaño; la Historia de González Guinand.  Eso fue una especie de liquidación de una clase social. Quedan muy pocos, porque los que no son lanceados, huyen hacia Puerto Rico.  Los otros se van con El Libertador atravesando las selvas de Barlovento hacia Oriente y ahí mueren en esos pantanos.  Queda el país en manos de los caudillos rurales.   En una batalla matan a Boves, y las multitudes llaneras encuentran un nuevo jefe. Ya no realista republicano. Un muchacho llanero campesino, que se llama José Antonio Páez.  Campesino.  El lo cuenta en sus memorias…  “Yo era peón del Llano.  El mayordomo de la hacienda donde vivía, para afrentarme me mandaba a que le lavara los pies”

Se junta en una guerrilla, pero su capacidad de comando guerrillero era gigante.  A poco llegan los legionarios británicos, ha terminado la guerra napoleónica y vienen a ayudar a la causa de la independencia.  El se dedica a verlos como se visten, como cantan, como comen, como se peinan y se dedica a imitar a los ingleses.  Abandona, siendo el jefe de la guerrilla, abandona la manera de ser rural, campesino raso.  Se quiere vestir de uniforme y aprende a comer con cubiertos

Eso lo cuenta él; pero hay una forma más importante, al mismo tiempo que aprende a leer y escribir español, obliga a los ingleses, les pide que lo enseñen a hablar y escribir en inglés, y se va. Es el año dieciséis.   El año veintiuno ya es el jefe del Estado Mayor en la Batalla de Carabobo y es el amo de la República.  Hablar inglés le va a servir cuando lo destierren y en Estados Unidos va a ser vendedor de máquinas de mataderos. Ya Venezuela ha quedado bajo el signo de los caudillos de la Independencia.  Independencia que levantó toda aquella marcha que la transformó en soldados, que la transformó en coroneles y en generales y que pasó por aquí:   Boyacá, Bomboná, Pichincha, y regresan a Venezuela

Hasta el último de esos soldados se siente Padre de la patria.  Entonces con aquella carga militar y de leyenda y de héroes, hay un primer período: Páez, Carlos Soublette, José Tadeo Monagas, José Gregorio Monagas.  Héroes convertidos en caudillos políticos y jefes de las clases gobernantes.

Mientras tanto ustedes han tenido a Francisco de Paula Santander, elegido por el Congreso, José Ignacio Caldas, Pedro Alcántara Herrán, Tomás Cipriano de Mosquera, José Hilario López, personajes muy interesantes.   José María Obando. Y ese personaje de digno estudio que se llama José María Melo. Llega Ospina Rodríguez y Mosquera, entre ellos dos acá en el Congreso se dan los debates de conservadores y liberales. Y sigue José Eusebio Caro que ha fundado el partido conservador con Mosquera

En nosotros los venezolanos, la sobrecarga de los héroes es muy poderosa. Esta observación que estoy haciendo hoy, la hacía el escritor y político colombiano Antonio García, hace cuarenta años para explicar nuestra historia. Viene ya la edad del desplazo que se llamó Revolución Federal, el país ardió de punta a punta, menos en Los Andes y Maracaibo.   Ardió de punta a punta cinco años

Es la rebelión social más violenta: blancos contra negros. Negros contra blancos. Ricos contra pobres.  Pobres contra ricos.  Los que no sabían leer contra los que sabían leer. Al mismo tiempo es la rebelión de las provincias, que es Guárico, que es Guayana. ¿Qué quieren? Que ni sean los héroes ni sea nadie. Entonces tenemos otro período que son los caudillos del Partido Liberal Amarillo.   Es todo el siglo diecinueve, todos estos caudillos se auto titulan liberales, ninguno quiere ser conservador, todos son liberales.   La realidad es de una democracia bárbara.  Es que Monagas al igual que Páez, venían de abajo, eran guerrilleros.  El que no era guerrillero era Soublette que era de los blancos, pero luego viene todo ese periodo de la Federación, desde el año de 1863 hasta 1899, en que tenemos presidente.    Eran muchachos que se metieron a la tropa a los quince años y no tuvieron tiempo de aprender a leer y a escribir:   Joaquín Crespo.  Antonio Guzmán Blanco, en quien tuvimos un gran reformador.   Nunca habló a nombre de él sino del partido liberal, pero dominó el país con autocracia

Llegamos al siglo XX. ¿Qué pasaba en el Norte de Santander y en el Táchira? Durante el siglo diecisiete y dieciocho, los cultivos de cacao de la provincia de Pamplona, los cultivos de cacao de las vegas del Río Táchira, los cultivos de cacao del Sur del Lago de Maracaibo, se enviaban a Veracruz en México, por el Río Zulia, en canoas, en piraguas.   Río Zulia, Rio Catatumbo, Lago de Maracaibo, por ahí iba todo el producto de esta región que era Virreinato todavía y no había problemas de frontera.  Iban unos cargamentos a Cartagena, otros a Veracruz y todos a España.  Esta fue una gran zona productora de cacao, es el siglo diecinueve el que la transforma en caficultora y ganadera, a esta, la Provincia de Pamplona

Hay una forma de decir, de definir la frontera que yo oí de niño en el Táchira.  Se decía:  el otro lado.  ¿Por qué?

Porque para huir de las persecuciones políticas que eran feroces en Venezuela, al pasar el río las gentes estaban a salvo, al otro lado.    Cuando la reacción de Rafael Núñez, centenas de liberales provenientes de Colombia vinieron al Zulia, vinieron al Táchira.  Toda la educación de los años ochenta y noventa en el Táchira, la dieron grandes maestros colombianos. Ahí estuvo Felipe Zapata, Prato, Teodosio Sánchez, Vargas Vila, que ejerció ahí el periodismo.

Ahora viene el siglo veinte y aparecen los llaneros y los orientales.  Ese fue un proceso que se fue cumpliendo en Venezuela.  Los orientales en 1848 se integran fundamentalmente con los Monagas.   Los Llaneros del centro del país, los tocuyanos, los yaracuyanos, se integran con la Revolución Legalista. Quedaba la zona andina, y en mayo de 1899, es decir hace cien años,  un grupo de mil quinientos tachirenses, con un joven caudillo que vivía aquí desterrado en Cúcuta, en una hacienda que se llamaba Bellavista, aquí sobre el río, donde vivió siete años desterrado con otro hacendado desterrado también, que se llamó Juan Vicente Gómez.  Esos políticos que van a gobernar Venezuela durante treinta y cinco años, empezaron su carrera desterrados aquí en Cúcuta.

Invaden, salen de aquí una noche, cruzan el río, toman a Capacho y siguen. En cinco meses llega a Caracas, ese grupo que era, no un ejército, no, eso no era un ejército, era una caravana de jóvenes. Al frente iba Cipriano Castro, de cuarenta años, había sido parlamentario, gobernador.  Juan Vicente Gómez, dueño de hacienda.  Unos bachilleres de La Grita, unos músicos, unos maestros de escuela y los dueños de muchas fincas que dijeron:   aquí no hay porvenir, el café había quebrado, no tienen crédito, no les prestan en New York. Se fueron y se llevaron la peonada como ejército.   Por la crisis del Partido Liberal en Venezuela, se abre la puerta y esta insólita expedición toma el poder.  Un año más tarde se da cuenta el Partido Liberal amarillo de lo que ha hecho, y levanta un ejército de dieciocho mil hombres contra Castro y Gómez, es derrotado en una batalla de semanas. Comienza entonces una larga dominación de Castro y Gómez durante treinta y cinco años. Pero mientras tanto ¿Que ha pasado con la economía tachirense y la economía de esta frontera?

Que los alemanes que en el año 1860, se pusieron a buscar nuevas zonas para sembrar café, no las encontraban y las vinieron a encontrar aquí, en el Táchira y en lo que hoy se llama Norte de Santander.   Crearon el primer fenómeno de integración: Maracaibo San Cristóbal, Cúcuta.  Financiaron la colonización y creación de nuevas haciendas y la exportación.  Llegó una inmigración a Cúcuta y a San Cristóbal de italianos y corzos y los recibieron para que fueran los dueños de las haciendas y del comercio, y la mano de obra colombiana que vino no solamente de aquí, vino de Boyacá, en más de un cincuenta por ciento se quedaba en el Táchira. ¿Porqué?  Porque eran tierras baldías.  Van fundando haciendas entonces, porque eran tierras de la nación.  El colombiano venía con su mujer, sus hijos, su perro, su anafre y se quedaba.  Cogía la cosecha y con ese dinero desmontaba al tercer año un lote de bosque y fundaba su finca.  A poco era vendedor, el comerciante de su cosecha, y así la población campesina de esa zona, Junín, Santa Ana, zona venezolana del Táchira tiene origen colombiano, en su mayoría, porque fue un proceso muy largo que avanzó hasta mitad del siglo

Para terminar, vean ustedes como actuaban los partidos políticos colombianos: usaban en el debate político, las disidencias, los enfrentamientos con grandes figuras, mientras nosotros los venezolanos, vivíamos una sucesión de dictaduras. Y las dictaduras no enseñan democracia. Nadie lo crea.

¿Qué pasó?   Que de pronto surge un fenómeno en Venezuela, en los años veinte.  Hay petróleo.   Cambia la economía venezolana, cambia el signo de la vida venezolana.  Lo que no puede hacer la Independencia, ni la Federación lo va a hacer el petróleo.   No estoy diciendo que los empresarios del petróleo, no. Digo que ese nuevo factor económico determinó estos hechos.    El campesino andino del Táchira, de Trujillo, de Lara, el campesino de Oriente, de pronto abandonó la pala y el machete y se encontró con un taladro en la mano y aprendió que su trabajo tenía valor: el salario.  Por primera vez.  Y que el trabajo tenía horario.  Y que en la noche no habian espantos ni brujas, porque había luz.  Eso lo aprendió el año veinte el campesino venezolano en los campos petroleros.  Cuando lo llevaron a un médico y lo desnudaron para examinarlo protestó: – A un hombre no se le trata así-.   Pero al fin aceptó, que habian médicos y no curanderos ni brujos. Y entendió que las niguas y los sabañones en los pies se habían terminado porque los obligaron a ponerse zapatos… Un cambio.  El va a ser la base de los primeros sindicatos obreros. De pronto sabe que hay nuevas profesiones: ingeniería, arquitectura, agrimensura -que no tenían destino hasta entonces-, pero el petróleo se los dio, las compañías petroleras, y empezó una nueva clase media contratista

Se acumula la población en las ciudades y desaparece la Venezuela rural.  Empezamos a tener coincidencias con Colombia, y a hablar un lenguaje y a tener una mentalidad que nos acerca.  No había democracia, porque hasta 1936, el siglo había sido de silencio. Han ido unos jóvenes desterrados en el año 1918 y 1928 y han descubierto en Europa, en México y en Cuba, que hubo una revolución socialista, que hubo una revolución mexicana, que hubo una revolución universitaria argentina.  Es el tiempo mundial del marxismo, de la dialéctica como forma de interpretar el proceso social de los pueblos. Entonces, esa generación de jóvenes venezolanos se matricula en el marxismo como instrumento de trabajo político, y se dividen en marxistas leninistas, que fundan el partido comunista y socialista: Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, que fundan un partido y lo hacen llamar primero ARDI y luego PDN y finalmente AD. Ocurre en Venezuela en el año 1936 por primera vez. Por primera vez se dicta una legislación laboral. Por primera vez hay un estatuto legal que señala el salario: pre aviso, antigüedad, cesantía, reparto de utilidades, trabajo de menores, trabajo de mujer casada, salario mínimo…

Ya entonces empieza otro país.  A poco los socialcristianos proclaman su presencia y se funda el partido social cristiano Copei. Ese escenario es el que existe todavía hoy, pero por primera vez en Venezuela, es en 1947 que se elige un presidente de la república, en elecciones auténticas.  Por primera vez desde 1830.  Porque las elecciones de Guzmán y de Crespo fueron simulacros:   un partido único. Grupos analfabetos que los llevaban al poder.  Esta vez no, por primera vez hay tres candidatos:   Rómulo Gallegos, Rafael Caldera y el partido comunista con Gustavo Machado

Viene una dictadura y nos arrebata esto, pero a partir de 1958, es la primera vez en que Venezuela se entiende en el mismo lenguaje institucional y político con Colombia.  Por primera vez, porque entonces un presidente elegido en las urnas, completa su período.  Hay un congreso en que está representada toda la gama de ese mundo político y la oposición y ese presidente puede entregarle la banda presidencial al otro elegido

Ese hecho, el que Rómulo Betancourt le entregue la banda presidencial a Raúl Leoni, es por primera vez que sucede desde 1830.  Y por primera vez en 1969, Raúl Leoni le entrega la banda presidencial a la oposición:   a Rafael Caldera. Y por primera vez en 1974, al triunfar otro partido que no es el de Caldera, sino Acción Democrática, Caldera entrega la banda presidencial.  Por primera vez hay debate político, hay debate ideológico.  Están todas las gamas, desde el marxismo leninismo y el trotskismo y el maoísmo, hasta la derecha más estricta.  Por primera vez en Venezuela el debate es ideológico.  Por primera vez se plantean en el parlamento reformas sociales que no son inspiradas en el gobierno.  Eso nos acerca a la mentalidad del colombiano, asiduo a eso durante doscientos años, a la institucionalidad democrática, al debate político, a la disidencia, al enfrentamiento

Hemos llegado a un tiempo en que sigue siendo el petróleo el poder fundamental en esta época. Sí, pero debido a estos hechos: aumento de la población, endeudamiento por más de treinta y cuatro mil millones de dólares, devaluación, inflación.  Ese debate en que ustedes han estado desde los años treinta, ante la crisis cuando cayó el partido conservador y llegó Olaya Herrera y antes, cuando vino la Misión Kennedy, para que dijeran, qué iba a pasar en Colombia. Es más, esos fenómenos colombiano y brasileño, chileno de la devaluación, no los habíamos tenido nosotros. Ahora si los tenemos, ahora sí sabemos que hay que saber manejar el petróleo y que hay que buscar otros factores distintos al ingreso petrolero y ese factor es el comercio.  Ese es el proceso en que estamos.  Profundos cambios venezolanos que identifican el problema en soluciones, en aspiraciones

La Venezuela democrática ha sido una lucha a lo largo de dos siglos de historia.   Aquí en Cúcuta fueron muchos los exiliados venezolanos de esas dictaduras.   El año 1925, el presidente Juan Vicente Gómez, envió una comisión a Cúcuta, a llevarse diez mil exiliados venezolanos; está en los documentos oficiales. Ustedes se dirán ¿Pero tantos doctores, tantos generales?   No, es que no eran ni doctores ni generales, es que era la guerrilla liberal

En el año 1900, cae el partido liberal amarillo, viene el andinismo.  Se exilian aquí en Cúcuta los jefes liberales, Juan Pablo Peñaloza y Espíritu Santos Morales, pero todavía en el año 31, el general Peñaloza de ochenta y dos años de edad invade al Táchira por cuarta vez.  Cada vez que él invadía el Táchira, la gente de la parte alta del Táchira, La Grita, Seboruco, El Cobre, Pregonero, se levantaban, porque eran liberales.  Ordenaba el presidente del Estado Táchira, el General Eustoquio Gómez, que quemaran el pueblo, por medio de un famoso mensaje en clave a un General allá en Pregonero:   Roberto, Mateo, Candelario.  Quería decir:   roben, maten y quemen.

Esos exiliados vivieron aquí.  Como eran campesinos pues se metían a las fincas en Chinácota, Bochalema y Ocaña, al lado de grandes figuras.  Y ese afán recio de un país decente, de un país de verdades, existía ya. Lo que pasa es que como no podían hacerlo dentro de Venezuela, lo hacían aquí en Cúcuta, lo hacían en Barranquilla, lo hacían en Ocaña.   No hubo nunca una región más encendida que El Arauca… ¡Nunca!   Yo lo he publicado en el Boletín del Archivo histórico de Miraflores, porqué ahí, estaba la concentración del antigomecismo. Arévalo Cedeño, un guerrillero Carmelo Ocariz, Pérez Delgado.  Del Arauca avanzaban, fracasaban, pero volvían.  La vigilancia de esta frontera era un hecho. Juan Vicente Gómez tenía un aparato policial para vigilar la enorme afluencia de exiliados en Cúcuta, en Arauca.  Yo lo he contado en documentos: tenía comprado aquí en Cúcuta, entre otras cosas, al jefe del mercado que veía y oía.  Esa angustia fronteriza, ese ir y venir ha sido toda la vida. Esa manera de resolver los problemas que tenemos

Yo termino afirmando, que quise decirles esto, porque lo que soy es estudioso de la historia.  Yo no soy economista, yo no soy financista. Soy estudioso de la historia, me he dedicado a la sociología, y me pareció que si me llamaban aquí, en lugar de irles a decir cosas incompletas de la integración y del tanto por ciento, -si van a venir los expertos-,  yo lo que debía decir, lo que vine a decir es esto:   Por qué los venezolanos y los colombianos. Los tachirenses y los nortesantandereanos, por qué somos distintos y por qué somos parecidos .

Cuando Ramón J Velásquez terminó su discurso, la quietud del silencio fue el preámbulo breve, inminente al estallido en aplausos. Los catedráticos, periodistas, invitados, y el presídium entraron de improviso en conexión con la euforia de los estudiantes que se iban levantando de sus asientos en sincronía.  Como cuando en el estadio de Futbol, el Táchira marca el gol del triunfo, una ola surgió entre el público formando un crescendo de palmas y gritos.   Con la calma que le marca, Ramón J. Velásquez, bajó del Presidium.   A sus ochenta años, recibía una ovación de los jóvenes universitarios, que le coreaban vivas como a una estrella de rock. 

 Lo vi caminar con energía domada por su andar pausado, saludando atento, agradeciendo educado.  Vi su sonrisa amplia y en un momento me crucé con su mirada franca. Entonces supe que en ese instante nadie en la sala podía sentirse más joven, más vital que él.  Al salir, el abogado cucuteño, Jaime Pérez López, me miró a través de la emoción de las lágrimas y me dijo: _Que maravilla…  Y nadie lo grabó!

 Con prudencia tachirense, resolví guardar mi pequeño grabador, en donde tenía escondido el sonido de ese momento, que atesoré y resolví proteger.  En secreto me hice la promesa de transcribir este discurso y divulgarlo. 

 Estoy cumpliendo. Aquí está, al pié de la letra, como inicial de este libro, “Como el sol del domingo. El Táchira que me contó Ramón J, este discurso fabuloso que en gran parte descifra el porqué de este Táchira radiante que me ha contado Ramón J. Velásquez, con su palabra tan luminosa como el sol del domingo          

                                                                                                                             Leonor Peña

 Grabación y transcripción  Leonor Peña

 

 

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