Opinión

Manguera, chip, tag, sistema biométrico

27 de septiembre de 2018

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Hace seis años el gobierno nacional anunciaba otra genialidad para controlar el contrabando de gasolina en las fronterasdespués de haber intentado las más inverosímiles y hasta ridículas medidas. Recuerdo la prohibición de viajar a las ciudades fronterizas con el tanque del vehículo lleno de combustible (sólo se permitía transitar con la mitad) y a los funcionarios en las alcabalas, manguera en mano, midiendo la cantidad de gasolina del automóvil para hacer cumplir el absurdo mandato. Las burlas no escasearon. Lo cierto es que el año 2012 se decretóun censo automotor y la obligación de instalar un dispositivo electrónico, en realidad un código de barras, para comprar gasolina.

El fronterizo Táchira fue seleccionado como estado piloto para aplicar la medida. Imposible olvidar la altanería de los diputados estadales anunciando en los medios de comunicación el fin del trapicheo de combustible y la engolada voz de unos pronunciando la palabra chip y otros tag. Este dispositivo se promocionó como la panacea, la maravilla revolucionaria para acabar con la venta ilegal de gasolina; muchos creyeron el cuento, los actores políticos y económicos regionales o locales callaron y casi todos omitieron lo obvio, que el problema se originaba en el diferencial del precio de la gasolina entre Venezuela y sus vecinos. Ningún resultado positivo, las intocables mafias siguieron controlando (controlan) las redes del gran contrabando.

Seis años después se reconoce lo obviado y en el momento más agudo de la crisis social y económica de los venezolanos, atrapados en esta devastadora hiperinflación,el gobierno anuncia el incremento del costo del litro de gasolina a precios internacionales y un nuevo sistema electrónico deventa. En medio, surge un juego perverso al mantener la incertidumbre sobre los nuevos precios; todo es especulación, hasta el anzuelo chantajista del subsidio a través del carnet de la patria, que sus afiliados tampoco saben cómo funcionará.  Lo único evidente son las largas y humillantes colas en las militarizadas estaciones de servicio y la escasez del combustible.

Ahora, unos diputados estadales del rojo partido del gobierno anuncian con altisonante voz el sistema biométrico, otros dicen biopago. Ninguno se pronuncia sobre el nuevo precio de la gasolina, nada dicen del fracaso del anterior dispositivo, tampoco mencionan las grandes mafias del contrabando de gasolina; pero siguen dejando entrever que a la ciudanía fronteriza se le acabó el “bachaqueo”. El ciudadano siempre sospechoso, forma parte del manual revolucionario. Pero, habrán entendido que en cualquier espacio habitado de cercanías fronterizas binacionales con asimetrías económicas, la gente se moviliza a comprar lo que necesitao vender lo disponible, en el lado que le reporte más ventajas; habrán comprendido que algunas situaciones fronterizas no tienen origen local y por el contrario son consecuencia de las políticas nacionales. Lo dudo, eso no lo enseña el manual de propaganda. (Mario Valero Martínez /@mariovalerom)

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