Alejo García
A pesar de vivir solo 47 años, los mismos fueron suficientes para darse a conocer como hombre de dotes de fina cultura, y un agudo pensamiento político, militar y estadístico. Simón José Antonio de La Santísima Trinidad Bolívar y Palacios, conocido con el nombre de Simón Bolívar, nació en Caracas el 24 de julio de 1783. Descendiente de una poderosa clase social, los mantuanos, que dentro de la Provincia Colonial tenían la primacía en todo, a excepción de lo político. Además, su familia poseía una buena posición económica. Su padre fue Juan Vicente Bolívar Ponte, quien falleció cuando el niño tenía 3 años, y su madre María de la Concepción Palacios Blanco, desaparecida al cumplir 9 años su descendiente. El infante Bolívar y Palacios vivió una etapa convulsionada por su rebeldía y su inconformidad de estar bajo el cuidado de su tío tutor Carlos Palacios, hombre de carácter tenso y duro, lo que creaba en él animadversión y rechazo. La familia Bolívar era ejemplo de aristocracia mantuana. El primero de ellos en arribar al continente americano, en 1588, fue don Simón de Bolívar, hombre activo y político. Desempeñó en la Provincia de Caracas el cargo de procurador ante el rey Felipe II. Luego llegó a la Colonia un segundo Simón Bolívar, en calidad de clérigo. Al enviudar uno de sus hijos prestó servicio como capitán, corregidor y Justicia Mayor en la capital provinciana. Al final del siglo XVIII defiende a La Guaira contra los piratas y contrabandistas, y a su lado el descendiente de Juan Vicente Bolívar sirvió como oficial voluntario.
Juan Vicente Bolívar era coronel del Batallón de Aragua de Milicias Regladas y a la vez progenitor de Simón Bolívar, Libertador de Venezuela y otras repúblicas. Sin asistir con regularidad a una institución educativa publica en determinado tiempo, el niño Simón tuvo el privilegio de contar con grandes e insignes educadores, como el padre Francisco de Andújar, Andrés Bello, Guillermo Pelgron, José Antonio Negrete, Simón Rodríguez, Pedro Palacios y Sojo, Miguel José Sanz, entre otros.
Sobre la vida militar de Simón Bolívar, nos encontramos con un palmarés sobre la cronología de la misma prácticamente inigualable, por muchos personajes similares en esa actividad en el mundo. Sus casi 20 años de lucha y sus viajes al exterior, a varios países, donde observó unos cuantos hechos importantes y contactó a prominentes figuras de la sociedad, lo catapultaron a la gloria y a ser el líder de América. Algunos de esos acontecimientos fueron: conoció al científico Alexander Von Humboldt en Europa en 1804, presenció la autocoronación y coronación de Napoleón Bonaparte en París, en 1804, y Milán en 1805, respectivamente; en sus estadía por esas tierra lejanas, leyó varios clásicos de Voltaire, Rousseau, Montesquie, Buffón, Loke, Condilac, D´Alembert, Helvetins, y los pensadores del siglo XVII, Thomás Hobbes y Baruch Spinoza. Aunado a las observaciones de esos acontecimientos, su personalidad, capacidad, sagacidad y tenacidad, brillantes, produjeron una enorme influencia, formación y motivación en el pensamiento de libertad, accionar y en el desempeño formal de estadista del futuro libertador de varias colonias hispanoamericanas.
Al regresar de su segundo viaje a Europa, el 16 de diciembre de 1806, asciende a teniente del Batallón de Milicias. Después de lo acaecido el 19 de abril de 1810, es promovido por la Junta Suprema de Caracas a capitán, el 24 de mayo de ese año. Al poco tiempo es ascendido a coronel y con ese rango viaja en misión diplomática a Londres, en compañía de Andrés Bello y Luis López Méndez. Al estar en Caracas actúa bajo las órdenes del Generalísimo Francisco de Miranda en el sitio y rendición de Valencia, en julio y agosto de 1811. En junio de 1812, se pierde la estratégica plaza de Puerto Cabello bajo su conducción, debido a la traición del militar patriota Francisco Fernández Vignoni. Al fracasar la primera República en el año en curso, el Libertador se exilia en Curazao, de ahí pasa a Cartagena de Indias y solicita ayuda al gobierno de Nueva Granada para librar a Venezuela. Obtiene la autorización de esa aspiración para liberar a su patria, aun oprimida por el yugo español. El gobierno neogranadino lo nombra Brigadier de los Ejércitos de la Unión y “Ciudadano de la Nueva Granada”. Enseguida decide avanzar hacia Venezuela y el 14 de mayo de 1813 emprende la triunfal Campaña Admirable. Al llegar a Mérida victorioso, la Municipalidad lo designa Libertador el 23 de mayo de 1813. Continúa triunfando hasta Caracas, donde el Ayuntamiento lo nombra oficialmente con el título de Libertador y lo asciende a Capitán General de los Ejércitos de la reciente república.
Desde Caracas entabla y llevó a cabo una notable ascendente carrera militar, política y de estadístico. Junto a su considerable misión, donde demostró ser un líder con ideales de sabiduría, tenacidad, visionario, inflexible, generoso, perseverante y de profundos propósitos de liberación de los pueblos oprimidos por la tiranía realista, ejecutó una encomiable labor al escribir un conjunto de documentos de enorme valía para las intenciones libertadoras. En los mismos se destacaron: El Manifiesto de Cartagena en 1812, la Carta de Jamaica en 1805, el Discurso ante el Congreso de Angostura en 1819, El Delirio sobre el Chimborazo, en 1822, y además numerosísimas cartas, discursos, proclamas y artículos literarios. En su haber militar emprendió una brillante carrera militar con una serie de victorias: La Liberación de Nueva Granada en la batalla de Boyacá, el 7 de agosto de 1819, en Venezuela con la batalla de Carabobo, el 24 de junio de 1821; a Ecuador en la batalla de Bomboná, el 7 de abril de 1822; a Perú en la batalla de Junín, el 7 de agosto de 1824, y la creación de la República de Bolivia, el 6 de agosto de 1825, al ser independizado Perú, el 9 de diciembre de 1824 por el General Antonio José de Sucre. Así mismo, junto a esa descollante acción militar del Libertador Simón Bolívar, nos dejó una extraordinaria obra como estadista al requerir varios eventos estelares: la convocatoria del Congreso de Angostura de 1819, la creación de la Gran Colombia en 1819, la realización del Congreso de Cúcuta en 1821, la invitación al Congreso Anfictiónico de Panamá en 1824 y la convocatoria del Congreso Constituyente de Bogotá en 1830.
Entre los reconocimientos hechos a Simón Bolívar por sus dotes ennoblecidos en las campañas militares, políticas y estrategas sobresalientes de varias repúblicas, hay algunos que consideran que con solo 47 años edad, peleó en 472 batallas y en 6 de ellas fue derrotado, participó en 79 grandes combates y en 25 de los mismos estuvo en peligro de perecer: liberó 6 naciones, cabalgó 123 mil kilómetros, jefe de Estado de 5 repúblicas, galopó con la antorcha de la libertad la distancia lineal de 6.500 kilómetros y recorrió 10 veces más la distancia que Aníbal Barca, el triple más que Napoleón Bonaparte y el doble de Alejandro Magno.
Una muestra más de testimonio a la memoria y vigencia del legado del Libertador Simón Bolívar, lo constituye la construcción de estatuas en su honor por varios gobiernos y también determinadas organizaciones de la sociedad en el mundo, tales como en La Habana, Bogotá, Caracas, Nueva York, Barcelona de España, Londres, Ciudad de México, Ciudad de Panamá, Buenos Aires, Guayaquil, Medellín, Pereira, San Salvador, Lima y centenares de pueblos menores, así como la designación de su nombre en instituciones educativas, instalaciones públicas y en sitios de interés colectivo. Para culminar este apoteósico homenaje al Genio de América, hace poco el medio de comunicación BBC de Londres designó a Simón Bolívar como el hombre más importante de la historia del siglo XIX.
Al celebrarse una vez más el natalicio de nuestro más preclaro compatriota, Simón Bolívar, los venezolanos estamos obligados a respetar y cumplir su legado de libertad que nos dio en los momentos difíciles que padecía Venezuela en aquel tiempo por las arbitrariedades de la Corona española. Honremos su memoria en estos años difíciles y comprometedores de la patria que nos dejó después de la Independencia de 1821.
Alejo García