Opinión

Pacto de Punto Fijo

31 de octubre de 2017

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Durante la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez, los partidos existentes y contrarios al régimen instaurado después del derrocamiento de Rómulo Gallegos, en 1948, fueron unos perseguidos, ilegalizados y silenciados. Otros pasaron a la clandestinidad o actuaron de bajo perfil para evitar las acometidas de la tropelía de entonces. Los principales partidos democráticos de esa época fueron: Acción Democrática, Copei y Unión Republicana Democrática (URD) y algunas formaciones políticas incipientes, sin ninguna figuración. Al producirse el derrocamiento del gobierno dictatorial el 23 de enero de 1958, mediante un alzamiento cívico militar, la clase política de esos partidos opositores regresa del exilio, reaparecen los que estaban ocultos y los demás comenzaron a organizar a la sociedad democrática para ir a elecciones libres, después de una década de oscurantismo.
Una de las principales organizaciones formadas para consolidar la formación de un piso democrático a la futura administración a elegir próximamente fue la Junta Patriótica. Durante los preparativos para el evento comicial, a realizarse donde se elegiría el primer gobierno producto de elecciones libres, universales y secretas, la clase política de entonces inició un proceso de consultas, reuniones y acuerdos para lograr un proyecto alternativo y concertado para afianzar las instituciones democráticas. Luego de un período de acercamiento, se llegó al objetivo de un pacto para alcanzar la sostenibilidad de la recién instalada democracia y la distribución equitativa de los partidos que apoyaron y firmaron el pacto.
Los partidos firmantes del denominado Pacto de Punto Fijo fueron: Acción Democrática, Copei y URD, y el Partido Comunista de Venezuela no firmó el acuerdo. El Pacto de Punto Fijo tuvo como meta lo siguiente: defensa de la constitucionalidad y del derecho a gobernar de acuerdo al resultado electoral, Gobierno de Unidad Nacional, conformado equitativamente por los partidos firmantes, y un programa de gobierno mínimo común. Los dirigentes signatarios de la alianza estuvieron representados por: Rómulo Betancourt, Raúl Leoni y Gonzalo Barrios, por AD; Rafael Caldera, Pedro del Corral y Lorenzo Fernández, por Copei, y Jóvito Villalba, Ignacio Luis Arcaya y Manuel López Rivas por URD.
El Pacto de Punto Fijo fue completado una vez concluido el proceso eleccionario con la aprobación de una declaración de principios y un programa mínimo de gobierno, rubricado por los candidatos presidenciales Rómulo Betancourt, de AD; Rafael Caldera, de Copei, y Wolfang Larrazábal, de URD. En 1962, URD se retiró del pacto en desacuerdo con la política exterior de Rómulo Betancourt por auspiciar sanciones contra Cuba en la Organización de Estados Americanos, debido al intervencionismo cubano en los asuntos de Venezuela (cualquier parecido con la intromisión actual de la dictadura sanguinaria antillana en el gobierno socialista venezolano es pura fantasía y coincidencia… (?). Posteriormente, Rómulo Betancourt invitó al partido Integración Republicana a integrarse a este pacto. En la práctica, el Pacto de Punto Fijo fue desempeñado por los partidos Acción Democrática y Copei. Pues el partido URD perdió poco a poco vigencia e importancia en el acontecer nacional.
Con el tiempo, y los actores políticos rojo-rojitos se refieren al “puntofijismo” en tono peyorativo, el mismo en el período postdictadura de Pérez Jiménez sirvió como un mecanismo que facilitó la estabilización del sistema político venezolano por un lapso largo de años. Asimismo, se creó como un contrapeso a los intentos de golpes de Estado a la Junta de Gobierno a la caída de Pérez Jiménez, de Jesús María Castro León, el 23 de julio de 1958, así como de los oficiales José E. Mendoza y Juan de Dios Moncada Vidal, el 7 de septiembre de 1958.
Veamos una comparación de los efectos y resultados de los gobiernos del Pacto de Punto Fijo. Sin negar que hubo errores en esos regímenes, los aciertos eran mejores para el bienestar colectivo. No había apuros, como ahora, que tenemos una patria llena de colas y desabastecimiento de alimentos, medicinas, bienes y servicios. Amén de la inflación más alta del mundo y los precios de los productos para adquirir hacen añicos los salarios.
En el “puntofijismo” no existió gente comiendo de la basura, ni delincuencia como ahora. El aparato productivo nacional abastecía la demanda del país y servía para exportar. En la actualidad importamos el 80 % de lo que necesita la población. Por eso, exhortamos a tirios y troyanos a que busquen una salida al infierno que padecemos los venezolanos. Dejemos a un lado la diatriba política inútil y dediquémonos a conciliar esfuerzos para mejorar todo lo que está por el suelo. Primero. utilizar bien la cabeza para mejorar la economía. A partir de allí se podrán diseñar medidas y políticas en bien de un desarrollo económico integral y armónico. De lo contrario iremos al despeñadero que nos conducirá a un precipicio sin retorno y resultados catastróficos. Exigimos, necesitamos y reclamamos un viraje del discurso político de todos los actores del país. Veamos el fruto que dio el Pacto de Punto Fijo, a pesar de los pesares… [email protected]

Alejo García S.

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