Néstor Melani-Orozco
…»Subes centelleante de labios y de ojeras!
Por tus venas subo, como un can herido
que busca del refugio de blandas aceras»…
En aquel suburbio de San Denis, a un costado del viejo arco romano, entre mercaderes y prostitutas. Amigo del cura de la comuna y entregado a los ajenos después de anotar con las tintas de sus «Heraldos Negros»… con el dolor de su puesta del sol peruano y las lágrimas del Tupac Amaruc.
Bien en aquellos días de 1987, desde Barcelona, catalana, íbamos a París, porque era interesante contemplar la exposición del surrealista Ivest Tanguiy, como de aromas; el Pompidue y bajar a saborear las horchatas, donde en la nocturna ciudad se vestía de Tamara de Lemcpika, la pintora irlandesa y del corazón, la dichosa poesía muy detrás de las revelaciones del poeta de América.
A César Vallejo lo entendí en la guitarra con los sonidos de la voz de Edit Piaf y como un rostro de añoranzas; en un camino entre las heridas de la guerraa, donde se ocultó huyendo en la Francia, para escribir la poesía en las purezas de un ideario y bajo la protección de Picasso sobrevivió a los versos entre la melancolía y las heridas del alma…
En esos días me llevaron a la Sinagoga cercana en » Los Campos Elíseos» la judía, dueña del sagrado triángulo de la Trinidad, y allí encontré unas frases del poeta moderno de Cuba: José Martí como muy antes casi afirmando la grandeza del interesante poeta inca. Y de leerlo entendí:
«Será escritor inmortal en América, y como el Dante, el Lutero, el Shakespeare o el Cervantes de los Americanos, sino aquel que refleje en sí las condiciones múltiples y confusas de la época». -Quizás anunciaba los códigos ocultos que estaban por venir-…
Es entonces condensadas, en la voz y en el dolor desbrozando ameduladas e informadas, por sumo genio artístico. Porqué la verdadera poesía no se aprende en libros, ni en abecedarios. Se siente en los caminos y en las ventanas con rostros y esperas… en las multitudes, en el pueblo con aquellos llantos que dejan los suplicios. En este lenguaje que del propio materno reciba el molde, y de las lenguas que hoy influyen en la tierra, para que soporte el necesario estadio, con antejuicio suficiente para grabarlo que ha de quedar fijo luego de esta época del génesis, y desdeñar de lo que en ella se anda usando lo que no tiene condiciones de fijeza, ni se acomoda a la índole esencial de nuestra lengua madre. En lo harto y bella, y por tanto poderosa, sobre serlo por su sólida estructura, para ejercer a la postre, luego del acrisolamiento, dominio, sumo –tal ha de ser el lenguaje que nuestro Dante hable como pudo hablar el poeta Vallejo…
Años después en este 2011 en la Habana, Eusebio Leal me afirmó lo grande de la poesía y la eternidad de los dioses, en las tintas elocuentes desde las afirmaciones de Jorge Guillen, entre la pureza de aquel Vallejo, muriendo un jueves santo de invierno en Montmatre entre calles y una iglesia judía con la cruz rusa de Lorena. Como apostando las eternidades.
Y desde los espejos; los dibujos infinitos del más grande hacedor del mundo, después de Dante, el divino Florentino. Como de César Vallejo el reloj del tiempo, desde el paraíso; el propio infierno convirtiéndose en los calendarios de la verdad poética. Como la lluvia en los pétalos de una rosa roja y una mujer llorando… entonces me aprendí viendo el rostro de Vallejo en el temple del aeropuerto de Barajas, allí, frente a un Mural de Guayasamin, en aquella Madrid del «Café de Pompo» donde solo se adivinaron de amor los versos y entre mis dibujos anoté desde mis pensamientos:
…»Había casas, y de las ventanas; ojos miraban, mientras en las puertas; bocas gritaban y cantaban, porqué en los aleros, destilaba la lluvia como lágrimas»…
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* Premio Nacional del libro 2021.
*Artista Nacional.
*Cronista de la Grita.
*Premio Internacional de Dibujo Joan Miró 1987. Barcelona. España.
*Maestro Honorario.
*Da terminó a su libro 25. «El Militante Rojo» donde existen 125 obras de Teatro…
*Escribe Poesía intentando pintar la esencia algún día de un ensayo poético.