Opinión

Pasión por el Táchira

11 de abril de 2022

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 Julieta Cantos


En los últimos tiempos, cada cuatro años, se han realizado elecciones de gobernadores y alcaldes. En cada oportunidad hago llegar -a través de la columna- sugerencias para lo que considero un plan maestro básico, tanto a nivel local como regional. Esta ocasión no va a ser diferente, una vez más haré planteamientos como ciudadana, con una cierta carga de sentido común.

La autoridad local, es decir el alcalde, tiene en sus  manos una inmensa responsabilidad, como es direccionar y consolidar el desarrollo de la ciudad, para hacerla más humana, más vivible, más adecuada para sus habitantes. Dentro de sus atribuciones están las relativas a todo lo que implica el funcionamiento de la misma de manera más eficiente. Comenzaré primero con la recolección de basura que tiene que ver directamente con la sanidad…sobre todo en tiempos de pandemia, aunque ya nos encontremos en la etapa del post. La seguridad que debe sentir el ciudadano y que se ve reflejada en un cuerpo policial municipal y fiscal formado para el ejercicio del poder en democracia, así como la iluminación de los diferentes sectores de la ciudad que también la garantizan. El transporte, siendo la alcaldía desde donde se otorgan las rutas, y que en última instancia son las que permiten el desplazamiento de los habitantes desde y hacia sus hogares, centros de trabajo, centros de estudio, salud y ocio, entre otros, así como la interconectividad necesaria inter y extraurbana. El rescate de los espacios públicos, que son los que congregan a las comunidades en torno a actividades recreativas y de ocio. Pero, sobre todo, lo más importante se centra en el manejo del catastro municipal. Los ejidos municipales son estratégicos en el desarrollo de la ciudad. Son los que garantizan mientras se mantenga el control de la tierra de esos ejidos –por parte de la alcaldía- hacia donde se dirige ese desarrollo.

San Cristóbal es una ciudad todavía armónica, fácil de mantener y rescatar. Lo difícil es implementar cómo hacerlo. Empezaré desagregando los enunciados básicos expuestos en el párrafo anterior.

La basura: San Cristóbal luce en estos momentos limpia. Sus parques, plazas y áreas verdes, mantenidas, sus calles, aceras y avenidas sin basura. La Alcaldía ha logrado organizar la recogida de la misma de forma regular. Parece mentira, pero algo tan elemental permite que poco a poco se vaya reconstruyendo el tejido social, restableciéndose –tímidamente- las relaciones entre comunidades, vecinos y familias. Ha sido una manera de detener en este aspecto el deterioro diario en el que se había convertido parte de nuestra realidad cotidiana. La organización de la recolección y disposición de la basura es responsabilidad de la Alcaldía.

En uno de mis artículos de hace 4 años –octubre 2017-, y en base a una investigación realizada, aseveré que más del 60 % de los desperdicios que se generan en el hogar se pueden transformar o reutilizar, por lo que en el mundo entero se estaban haciendo estudios y propuestas a nivel local para lograr una eficiente recolección y disposición de los desechos sólidos, basados en las 3 R, fíjense ustedes, recomendadas esas 3 R por los ecólogos del Banco Mundial: reducir, reutilizar y reciclar.

Son manuales “realizados con el propósito de educar a la comunidad en conceptos básicos para un adecuado manejo de residuos sólidos de una manera práctica y precisa, dando a conocer aspectos como la reducción, la separación, la clasificación, el aprovechamiento y la disposición final de los residuos que generamos”. Es decir, otra vez, nos topamos con la importancia de educar y formar, para construir ciudadanía, que en última instancia es la que nos lleva a construir ciudad.

Y como siempre, las mejores soluciones son las más sencillas, las más prácticas, y deben ser iniciativa de la alcaldía, junto a las comunidades.

Y aquí es cuando debo decir que se han empezado a aplicar. La alcaldía ha sistematizado los días de recolección. No tengo claro si definieron los días para cada sector de la ciudad, con horarios. Esta información debe ser verdadera, y difundida por los diferentes medios de comunicación, incluidas las redes, así como entregada a los consejos comunales. Fuera de estos días y horarios no se debe sacar basura. Me gustaría saber, con certeza, si ese cronograma existe. Me comprometería en divulgarlo.

En esa oportunidad también propuse que se colocaran receptáculos de basura por zona, los cuales deberían ser equidistantes a las edificaciones existentes, en base a las clasificaciones internacionales, con el fin de facilitar a los ciudadanos su clasificación y disposición. Esto ya se ha implementado en una parte importante de la ciudad, ayudando a la recolección -por parte de la alcaldía-, reforzando con ello la iniciativa de la Escuela de Reciclaje creada desde el 2018, al frente de la cual están estudiantes de Ingeniería Ambiental de nuestra universidad (UNET). Aplaudo estos esfuerzos desde lo público y lo privado.

Implementar talleres para la formación de los ciudadanos en el manejo básico de la generación, clasificación y disposición de basura, es lo correcto. Pero estos talleres deben llevarse hasta las comunidades para que se involucren realmente. La experiencia que en su momento tuvimos desde el Consejo Comunal fue altamente positiva, con un alto margen de respuesta.

Paradójicamente, la actividad de la clasificación y disposición de desechos se ha convertido en una actividad económica importante, la cual podría significar interesantes ingresos para la empresa recicladora, comunidades y alcaldía. Para ello, es fundamental incorporar a esas comunidades, generando empleo en los diferentes sectores de la ciudad. Una encuesta actualizada basada en el trabajo hecho por los grupos organizados de cada sector (llámense consejos comunales, CLAP, asociaciones, etc.), puede dar una data real sobre el desempleo existente y el nivel de instrucción a fin de contrataciones futuras, disminuyendo las tasas de desocupación, y facilitando la movilización del contratado al vivir en el mismo lugar en el que trabajaría.

Habría que establecer un incentivo fiscal, así como premiaciones trimestrales, de los sectores que promuevan y logren las metas de reducción en la generación de desechos, reutilización y reciclaje, para lo cual la alcaldía debe realizar un diagnóstico por sector, a fin de cuantificar la cantidad y tipo de desechos, que se está produciendo. Esto significaría, además, menor presión en cantidad y contaminación sobre el vertedero de San Josecito, así como más higiene y control sobre el mismo.

La próxima semana cerraré con el tema de la basura y continuaré con los otros puntos.

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