Repelencias
23 de noviembre de 2024
Julieta Cantos
Anteriormente he analizado sobre la importancia de planificar. También he escrito sobre el hecho de que hacerlo no significa necesariamente que se haga lo que se planifica; tampoco que los resultados sean los esperados. Por ello, hago énfasis en la necesidad de la adaptación a las situaciones, y a la creatividad de las respuestas, en función de lo planificado. Es fundamental planificar para saber hacia dónde nos dirigimos, qué se quiere, de qué manera lo podemos conseguir, en cuánto tiempo, no obstante que a veces no nos salga como lo esperábamos. Si queremos hacer una torta, decidimos qué tipo de torta queremos, para cuánta gente. El objetivo de la torta: es para vender o para compartir. A partir de allí, los ingredientes y materiales que requerimos…y la inversión, incluyendo mano de obra, el tiempo requerido…ah, y se me olvidaba: ¿quién dirige la acción? A veces queda como nos la imaginábamos, otras se cae de un lado, se cocina en exceso, los ingredientes son diferentes a los utilizados normalmente y, por ende, el sabor también…lo que necesariamente no es de por sí malo…y es cuando se dice que se puso la torta…a menos que raspemos lo quemado, incorporemos un pedazo para que no se vea caída, y entendamos que la diferencia en el sabor fue consciente, porque se trabajó con lo que había…se puede ver cómo la actitud creativa y generadora de soluciones a una situación concreta. Lo que no puede hacerse, es incrementar los costos por conveniencia, ni contratar exceso de mano de obra, o una dirección que no lideriza, ni ingredientes o materiales de segunda y hacerlos pasar como de primera, no cumplir con los tiempos, ni con los criterios acordados.
Eso ha pasado en muchos de los proyectos en el estado Táchira. En diferentes ocasiones lo hemos comentado; desde el concurso de ideas para el centro de nuestra ciudad, que terminó en esa edificación del Centro Cívico, que en lugar de integrar y humanizar generó lo contrario, rompiendo con los criterios ganadores, pasando por arriba del que ganó el concurso, hasta las proyecciones, previsiones y resultados finales de la represa Uribante-Caparo…esto solo por mencionar algunas. Lo importante es que había una visualización. Lo malo es que muchas veces se pierde en el camino, generándose grandes «tortas» o elefantes blancos.
Entiendo perfectamente que deben existir líneas generales nacionales, para que exista un plan de desarrollo articulado de país. Entiendo que estas líneas generales deben adaptarse a las realidades regionales y locales. Entiendo que he sido siempre una defensora de la descentralización, enmarcada en lo supra. Robando una frase de Sandor Marai en su «Mujer Justa»…»Habría que hacer de un único cuerpo el instrumento del que extraer todas las melodías»…Habría que hacer de un país el instrumento del que se extraen todas las melodías para todos sus habitantes, todas sus regiones, todas sus localidades. «Quizá se trate de una educación distinta, de un despertar de las conciencias».
Seguimos en tiempos de pandemia. Pienso que se tomaron las decisiones y acciones correctas en los tiempos correctos. Tuvimos los resultados esperados. Una pandemia controlada. Vinieron nuevos ingredientes, nuevas acciones, nuevas actitudes. Se relajó la disciplina, se durmieron las consciencias. Tuvimos diferentes resultados…se exponenció el virus. Se aplica una nueva medida de contención más extrema. Pero mientras las consciencias individuales no despierten, mientras no reflejemos e interioricemos una forma distinta de educación, seguirán los inconscientes pasando por las trochas. Seguirán los inconscientes…llámelos corruptos, oportunistas u otro adjetivo «cambiando los ingredientes, y los criterios establecidos». El deber ser contra lo que es.
Igual pasa con la gasolina. Un plan estratégico establecido, una implementación…se esté de acuerdo o no…pero nunca sabremos si sirvió el plan, porque las consciencias no despertaron, y las mafias siguen, y controlan, y desangran, y entorpecen y generan desesperanza.
Es de madrugada…está lloviendo suavemente. La lluvia pausada pero continua, endulza, amortigua, armoniza.
Y termino con Marai de nuevo: «¿Cree que es posible que un amor se ensanche tanto en el alma que después no permita amar a nadie más?». Sea ese amor por una persona, un país, una región, una idea.
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