Julieta Cantos
En esta semana tuve la oportunidad de poder ver, nuevamente, la película «Contagio», realizada por Warner Brothers, con un elenco de primera, guión de Scott Z. Burns, y dirigida por Steven Soderbergh. Es una película que parece -fuera de algunos parámetros, sobre el compromiso o no de ciertos gobiernos en atacar el coronavirus, o el enfoque utilizado-, un deja vú.
Pero no es aquí donde quiero detenerme, ya que estoy segura que muchos de ustedes. ya la habrán visto, y la conclusión es lo premonitorio del guión, en relación al desarrollo de la pandemia. Además que ha sido detalladamente analizada por muchos críticos, en una dirección u otra, al punto que degeneró en enormes ganancias para la Warner Brothers, ya que se posicionó cómo la segunda película más vista, a nivel mundial.
Lo que más me llamó la atención, fue su director, el guionista y los actores participantes. A Soderbergh lo conocía como un referente del medio cinematográfico y por sus excelentes películas, por lo que me animé a investigar más sobre él.
Resulta que es un productor cinematográfico, guionista, director de fotografía y cine, editor, actor y un largo etcétera con todos los oficios vinculados con el cine y la televisión. Ganador de innumerables premios: desde un Óscar con la película Traffic, hasta el Premio de la Crítica Cinematográfica con Erin Brocovich.
Su familia migró a los Estados Unidos, y con el tiempo su padre se convirtió en Decano de Educación en la Universidad Estatal de Luisiana. Desde adolescente descubrió la filmación, para finalmente escoger a Hollywood. A partir de allí se arriesgó. Escogió realizar películas diferentes -de personajes y temas no siempre fáciles-, trabajó con grandes ‘estrellas», y también con actores no profesionales. Desarrolló temas actuales y controversiales, reto a la industria, estrenando algunas de sus películas, en este caso Bubble, de manera simultánea en cines reconocidos pero también en HDNet, y a los pocos días, 4 apenas, fue lanzada en DVD…y así continúa y continúa, retando, inventando, reinventándose, investigando, hurgando y lanzando. Pero sobre todo tuvo experiencias: buenas, excelentes, malas, menos buenas…pero de todas aprendió.
Mis conclusiones:
- Hijo de migrantes que se involucraron con el país que los acogió, y le retribuyeron. La inmigración debe ser vista como una oportunidad. Hay que abrirse a ella, no cerrarla…algo que debe ser revisado en estos últimos tiempos, pre-pandemia, pandemia y post-pandemia. Quizás debamos recordar más a Charles Chaplin, y ser ciudadan@s del mundo.
- Reinventarse es importantísimo. Para ello hay que atreverse, investigar, retar lo establecido; pero desde la inteligencia, la sabiduría…y las propuestas. Escuchando y siendo escuchado. Normalmente es bueno que nos meneen la mata, para aligerar esa comodidad incómoda que significa dar todo por hecho.
- Toda moneda tiene dos caras, y si somos abiertos de mente, las experiencias se nos convierten en aprendizaje permanente para ser mejores como personas, profesionales, líderes, ciudadanos…y siga.
- Si tomamos todo lo anterior, lo analizamos, lo implementamos, podremos tener algunos nuevos criterios de transformación de la ciudad, de forma individual y colectiva, asumiremos nuevos retos; generaremos propuestas diferentes, no tradicionales, probablemente existentes, pero que no las vemos o aceptamos. Y definitivo, pienso que es algo que esta pandemia nos ha enseñado: la naturaleza cobra. Cobra cuando afectamos su ecosistema, vulneramos sus zonas de equilibrio, cuando crecemos sin control, cuando consumimos sin control, cuando nos importa más la ganancia, que la humanidad, la solidaridad, la existencia.
De esto y más hablaremos en nuestro próximo conversatorio…pues más que artículos los siento como eso…una conversación que establezco con mis lectores, quienes me nutren, y me guían hacia lo importante.