Julieta Cantos
Indudablemente, el problema del combustible es un elemento que vincula y trasciende los diferentes sectores. El artículo de la pasada semana le llegó directamente a la gente, generando comentarios y propuestas, a todos los niveles.
Creo que la más importante, porque estaba presente en el 90 % de esos comentarios, se refería al TAG. La mayoría considera que es el mecanismo ideal para controlar el abastecimiento. Es un sistema que se desarrolló especialmente para la frontera, manejándose una data que incluye: propietario, placa, características del vehículo y, lo más importante, cantidad de litros consumidos al mes. El registro se realizó en su momento de manera ciertamente ordenada y rápida. Incluso se habilitaron los espacios necesarios para sacar un TAG temporal a los visitantes de otras regiones del país. Este sistema fue vulnerado, interna y externamente. Lo más visible fueron los TAG clonados, y la ineficiencia de los funcionarios responsables de corregir ese “supuesto error”. La complicidad era fácilmente detectable: en la cadena del sistema… ¿a quién le corresponde intervenir en ese punto, y cómo corregirlo? Hay denuncias de primera mano, en donde una persona reporta que le clonaron el TAG, llevó todos los documentos necesarios y, después de 3 idas y venidas, finalmente le dijeron que no podían resolverlo por la oficina del estacionamiento de la Plaza de Toros; también finalmente, la persona se identifica como funcionario ministerial y se lo resolvieron en dos minutos…otro caso verificado, porque estuve presente, fue el de una persona que tuvo que sustituir el vidrio delantero porque se fracturó con una piedra. El carro estaba a nombre del marido, quien estaba con discapacidad motora; la señora tenía la autorización y el acta de matrimonio, siendo acompañaba por el esposo, quien se quedaba en el carro…su calvario duró 2 semanas, hasta que un día, ayudada por personas presentes, subimos al señor hasta el tráiler y obligamos, casi que en una toma de la oficina, a que resolvieran la situación. Estos son problemas perfectamente detectados, detectables y solucionables.
Hágase lo que se haga, va a significar una inversión en tiempo y dinero importante. ¿Por qué entonces no rescatar una herramienta probada y efectiva, que posee la data de los vehículos presentes en el Estado, aplicándosele los correctivos necesarios, siendo además que se posee respaldo de esa data? Primera gran conclusión y propuesta: rescatar e implementar el TAG, detectando cuáles son los nodos en donde se produce o puede producir la vulnerabilidad o corrupción de la data.
¿Cómo realizar una auditoría de esa data, sin que signifique mayor trastorno a los ciudadanos? ¿En qué se diferenciaría esa auditoría de la que se realizó en tiempos de Vielma Mora? En este punto, hay divergencias en las opiniones de los lectores de mi columna, así como de los diferentes entes oficiales.
En primer lugar, hay tres planteamientos: a) Concentrar la revisión en un solo lugar, como se hizo en su momento. b) Territorializar la revisión, definiendo lugares por municipio o parroquia, en el caso de San Cristóbal. c) Hacerla directamente en las estaciones existentes.
La primera propuesta tiene la gran limitante de que se concentra todo el parque automotor del municipio San Cristóbal en un solo punto, produciendo desajustes de horarios, disponibilidad de tiempo y desplazamientos adicionales a los propietarios y/o conductores, sin garantizar el alcance del objetivo a corto plazo.
La segunda es bien atractiva, porque concentra la revisión de los vehículos, que pertenezcan, solo, a determinada parroquia, minimizando efectos de tiempo y desplazamientos, pero implica otra cola adicional a la que se hace para la gasolina.
La tercera se vislumbra como la más lógica, ya que en la misma cola de la gasolina se auditaría el TAG, mientras se abastecen los vehículos. La pregunta que queda en el aire es, si los dispositivos que tienen las estaciones siguen operativos, qué tipo de data es la que están arrojando, y si se pueden habilitar. En caso de que la respuesta sea negativa, e independientemente de ello, los controles que se realizarían en las dos propuestas anteriores pudieran ser igualmente realizados en las propias estaciones.
Las autoridades regionales plantearon actualizar la data de las estaciones existentes, con todas sus características. Esta data la tiene PDVSA, pero es interesante la idea de involucrar a la comunidad en su corroboración, la cual se puede realizar en un muy corto plazo.
Lo cierto es que de rescatar el TAG y realizar su implementación quedarían habilitados aquellos que tienen en orden su registro, y debería iniciarse la revisión de los casos “extraños”, eliminándolos definitivamente de la data y reinsertando aquellos que puedan ser corregidos, e incorporando los nuevos usuarios.
Como dijimos en nuestro artículo de la semana pasada, el problema es denso. La implementación de las propuestas, y su articulación, no es fácil. Quedaron en el tapete muchas otras más, así como las formas de ejecutarlas. Es decir, que seguiremos con el tema la próxima semana, como un aporte para resolver y rescatar nuestra convivencia y humanización de nuestro lenguaje urbano.
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