Julieta Cantos
Siguen ocurriendo cosas interesantes en San Cristóbal, y todas en torno a los espacios públicos y/o privados de nuestra ciudad.
El Táchira es un Estado que ha venido desarrollando, con una larga trayectoria, una pasión por el fútbol, convirtiéndolo en parte de nuestra cultura. Tenemos instalaciones deportivas que han consolidado esta pasión, junto con nuestro equipo aurinegro. En el 2007, Venezuela logró la organización de la Copa América, por primera vez, luego de 90 años de existencia; y la ceremonia de la inauguración, se realizó justamente en nuestra ciudad, en el Estadio de Pueblo Nuevo, luego de haber sido remozado. Esto habla de nosotros los tachirenses como deportistas y gerentes.
Por otro lado, somos un Estado musical, hecho este que hemos venido comentando en columnas anteriores, y que forzosamente debemos volver a tocar, gracias a la presentación de la Orquesta Sinfónica Infantil de Venezuela, en el Teatro Gilberto Mendoza, de la Unidad Vecinal, en donde se promovió a los niños de los últimos tres años, que se iniciaron con pequeñas pero permanentes experiencias musicales, para ir adquiriendo conocimientos y sensibilidad ante el hecho musical en sí mismo. Estos niños que fueron promovidos, ya seleccionaron el instrumento que quieren aprender a tocar, y que será de ahora en adelante un compañero constante. Se presentó también por primera vez, la orquesta de papel, experiencia esta, en donde los niños con un instrumento elaborado en cartón, aprenden las características del mismo, y cual es su ubicación, como músico, dentro de la Orquesta. Los violines, contrabajos, violas, percusión…y pare ud. de contar, para así iniciar en su próximo año escolar musical con el instrumento real elegido.
A veces las cosas pasan de una manera tan natural que no les damos la importancia que tienen, sino cuando miramos en retrospectiva.
Muy bien, ahora me voy a limitar a enlazar, apenas, estas dos vertientes de nuestra cultura, el estado deportista y el estado musical que es el Táchira, para poder contextualizar parte de los eventos que han sucedido en días anteriores.
Basados en esta cultura futbolística que tenemos, una empresa regional hizo posible la transmisión de los dos últimos partidos del mundial de fútbol de este año, en los espacios de la plaza Los Mangos. Fué una decisión acertiva, nucleó y convocó a un importante número de personas del sector, permitiendo el encuentro de la comunidad en torno a una actividad compartida. Lamento y quisiera expresarlo que no aprovecharon la oportunidad de mezclar, amalgamar, esas dos vertientes en un solo espacio. Me refiero a que la música del evento fue reagaton, pero del malo. Hubiera sido extraordinario haber aprovechado la oportunidad para incorporar, a nuestra música, interpretada por nuestros músicos. Un elemento más de unión de lo que somos, para dignificar nuestros espacios públicos, con la intervención de la empresa privada, a través de nuestros talentos regionales. Me imagino que muchos dirán que el concierto de clausura en Rusia 2018, también fue con reagatton. Es a partir de aquí que establecemos las diferencias en este mundo globalizado, en donde nuestras particularidades nos evidencian, nos singularizan. Incluso la joven comentarista deportiva de Venevisión, hizo un comentario para mí, bien inteligente, en relación a esto.
Y aún tenemos más por comentar entre las muchas cosas que han venido ocurriendo en San Cristóbal. A raíz de julio, como mes del Arquitecto, un grupo de jóvenes arquitectos, en su afán de renovar y rescatar al CAV, se han comprometido con la celebración de una serie de eventos bien interesantes. Por lo extenso, de esa programación, solo comentaré sobre dos de ellos: una intervención urbana en los espacios del CIEV, de lo que se podría llamar arte efímero, ya que no es permanente, trabajando con material reciclable, incorporando personas de distintas edades, y que pudiera usarse para llamar la atención de determinadas instalaciones urbanas y sus usos, convocando a un debate propositivo, es decir de mejora de las mismas con base a propuestas concretas que incorporen a todos los sectores y comunidades. La otra fue un taller que duro dos días sobre las 3 R: reducir, reciclar, reutilizar en función de la recolección y disposición final de desechos, en donde se fusionaron los esfuerzos, entre lo privado, lo gremial-institucional, y el esfuerzo colectivo, de organizadores, y participantes.
Por último, me gustaría comentar sobre un evento poético musical que se celebró a puertas abiertas, en otro espacio de encuentro, en donde la convocatoria, y participación, se dieron cita, en este caso, con la palabra. Fue el caso de la presentación del libro “Pieles en Tránsito” de Marysol Carrero Necker, en la sala de Sin Límite.
Eso es lo que somos, esto es lo que hacemos. Amalgamamos música, deporte, teatro, danza, todo enlazado por la palabra. Construimos a partir de nuestros hechos, de nuestra oralidad, de nuestra escritura. Atrevámonos a definir el modelo de ciudad que queremos y hagámosla.
Sus comentarios a [email protected] (Julieta Cantos)