Opinión

Pasión por el Táchira… más allá

8 de marzo de 2021

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Julieta Cantos


Mi pasión por el Táchira se desbordó esta semana, más allá de nuestro estado, para terminar en él.

 El lunes tomé rumbo a Boconó. La idea era conocer más sobre Sirio Quintero y su manejo sobre nanotecnología aplicada a la medicina, para luego, al retorno, pasar por Biscucuy.

 Soy fiel creyente de las capacidades productivas que tenemos los venezolanos, pero además, al pasar los años, me he convertido en una defensora del medio ambiente, del desarrollo de tecnologías no ecocidas, y de la concientización sobre el cambio climático y la bioalimentación, que no es otra cosa que comer lo que es compatible con nuestro organismo, por lo que quería conocer más sobre el encuentro que hubo en Biscucuy de Conuqueros y Yerbateros, entre el 12 y 13 de febrero, convocado por Fundaconuco y al que lamentablemente no pude asistir. Después de leer las conclusiones del encuentro, me motivé por realmente saber sobre esta nueva política agraria, que convocó a campesinos, conuqueros, yerbateros, pescadores, granjeros, agricultores, cooperativas agrícolas, pequeños y medianos empresarios agrícolas, entre otros.

 Lo cierto es que durante todo el camino por esa ruta de montañas, sinuosa y en permanente ascenso, que no visitaba desde hacía más de 30 años, no hice sino maravillarme, no solo de los paisajes, sino de lo limpio de la carretera y de los caseríos a orilla de la misma y de los pueblos principales. Como planificadora he combatido el desarrollo lineal en carreteras, pero lo que vi fue estimulante. No era el habitual asentamiento de aprovechamiento de la vía, marginalizado y urbanizado, sino la presencia permanente de actividades productivas, a pie de carretera. Entre la carretera y el precipicio, sembradíos y cultivos de café; más allá, la empresa de fertilizantes, familias enteras trabajando la tierra, las montañas sembradas en concordancia con las curvas de nivel, evitándose mayor degradación de las mismas…la factoría de Truchicultura, con producción y venta; pero lo que me produjo éxtasis fue la implantación sistematizada, con un solo diseño, de puntos de recolección y clasificación de desechos. Sencillas estructuras metálicas, con espacio para cuatro pipotes plásticos, que no se veían rotos, ni chorreados, a intervalos entre caseríos. No había ni una bolsa plástica fuera de esos pipotes, ni ruidos de música ensordecedora, ni en los caseríos ni en los pueblos. Mi percepción fue que existe una política productiva, pero también de vida, en estos sectores.

 Al llegar a Boconó nos dirigimos a la Posada Machinipé, la cual habíamos contactado previamente, sin conocerla. La atención telefónica, había sido impecable, sencilla y amorosa. Machinipé significa en lengua indígena cuica, bienvenidos, y bienvenidos nos sentimos. El pueblo todo es limpio, la gente amable, los habitantes emprendedores y orgullosos de su origen. La gente joven, presente, de manera innovadora. Con negocios bien montados, independientemente del ramo. Abiertos al turista, amables, no serviciales, sino prestos a otorgar un servicio, una ayuda. Todos los comercios tienen punto, aceptan pago en línea, sus precios están en bolívares, reciben bolívares, cobran en bolívares…o en su defecto su equivalente en dólares. Cada esquina prácticamente tiene puestos de venta de verduras. Los alrededores de Boconó son tierras cultivadas fundamentalmente con café y hortalizas. Los precios, sobre lo producido en el sitio, son solidarios, la mitad o un tercio de lo que cuesta en San Cristóbal.

 Como ejemplo de su sentido de pertenencia, reseñaré un lugar que hacía hamburguesas y carne al carbón. Tenían un cuadro montado que me llamó la atención. Eran cuatro torres, de las cuales tres eran edificios icónicos a nivel mundial: la torre Eiffel en París, el Empire State en New York, no recuerdo la tercera, y la cuarta, era la torre de la iglesia de Boconó. Somos igual de referentes que las otras, eso somos. Eso debemos transmitir.

Son muchas las cosas que tengo para compartir de este viaje. Continuaré la próxima semana. Pero lo importante es que ese mismo lunes, que decidí viajar hacia Boconó, es el día que sale mi artículo. El de la pasada semana produjo muchísimos comentarios. Y la mayoría tienen que ver con el compromiso, la unidad nacional, el ser productivos…y en el Táchira, somos todo eso. La próxima semana, concluiré Boconó, para retornar a mi Pasión por el Táchira…que no es otra cosa que Pasión por Venezuela.

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