Opinión
¿Por qué es tan eficiente el marketing a través de las redes sociales?
13 de junio de 2024
Rocío Márquez *
Recientemente, Netflix anunció la segunda temporada de la serie “Wednesday”, mejor conocida como Merlina, a través de un video que, aun cuando deja conocer el elenco, genera suspenso sobre el argumento de la nueva entrega.
Por supuesto que el gigante del streaming sabe cómo crear intriga en los usuarios, la cual se traducirá en deseo por conocer de qué va la serie.
Ello, a su vez, aumentará el contacto del público con los contenidos de las campañas de promoción.
¿Por qué Merlina?
Quizá usted no sea un fan de la primera temporada de esta serie. O tal vez sí. Lo importante en este texto es que a partir de ella y su exitosa campaña de publicitaria, podemos reflexionar sobre algunos aspectos de las campañas de marketing y su impacto a través de las redes sociales.
Primero, es necesario recordar que, un año antes del estreno de la serie, se creó una cuenta de Merlina en la plataforma X, antes conocida como Twitter. El contenido no era publicitario, pues desde allí la hija de Los Locos Addams comentaba sobre los asuntos del mundo entero como un usuario más. De esta manera, es evidente que la publicidad de la serie fue pensada para las redes sociales.
Pero volvamos a la pregunta: ¿Qué hace tan efectiva a la publicidad en las redes sociales?
La danza que se hizo viral en Tik Tok
Es indiscutible la relevancia que el video tiene en la sociedad hipermediatizada. Por ello, Tik Tok es la red que tiene mayor popularidad, no solo entre la generación Z, pues también se ha comprobado que se ha convertido en la preferida de los millenials.
Ello lo comprobamos con el llamado #Merlina Challenge que se volvió tendencia en Tik Tok y trascendió a otras redes sociales.
En menos de dos semanas de estreno de la serie, esta se había posicionado como una de las más vistas de la plataforma de streaming, y seguramente la viralización del baile de Merlina con su estilo gótico influyó en ello.
De esta forma, pudimos ver legiones de adolescentes, niños y hasta adultos creando sus propias versiones del baile, imitando a Merlina, e incluso copiando su estilo gótico al vestir.
La popularidad de esta danza nos permite hablar de tres aspectos importantes de la publicidad a través de las redes sociales: La personalización, la interactividad y la necesidad de ser visto en la sociedad hipermediatizada.
La personalización
Si antes nos parecía que los mensajes que llegaban a nuestros teléfonos eran eficientes para hacer promoción o difundir alguna información, imagínese los contenidos que nos llegan directos a nuestras cuentas de redes sociales favoritas, seleccionados a través de algoritmos a partir de nuestros gustos e intereses, y adaptados a nuestras búsquedas en internet.
La personalización tiene que ver con la adaptación de contenidos, estrategias y las experiencias de usuario para responder a las necesidades o preferencias individuales.
Esto incrementa la importancia del mensaje, lo cual, a su vez, garantiza mayor interacción con el contenido; permite construir relaciones más sólidas con el público y se genera fidelización. Además, mejora la experiencia del usuario, al mostrarle mensajes adaptados a sus intereses.
La interactividad
La capacidad de interacción de las redes sociales digitales tiene mucho que ver con la efectividad de estas para el marketing. La capacidad de compartir, comentar, clicar me gusta hace que los contenidos lleguen a millones de usuarios a través de una red de conversaciones que se multiplica en segundos.
La necesidad de ser visto
Querer ser visto es prácticamente un fenómeno de supervivencia en nuestra sociedad. Es casi como afirmar: “si no estás en las redes sociales no existes”. Así que hay una necesidad de mostrar lo que hacemos, cómo vivimos, lo felices que somos… En fin. Sin contar que la idea es conseguir cada vez más seguidores y más likes.
La publicación de los usuarios imitando el baile de Merlina responde a esa necesidad de producir y compartir que tenemos como prosumidores en esta sociedad hipermediatizada. Indiscutiblemente, nuestra subjetividad de prosumidor se impone, y el marketing se beneficia de eso.
*Doctora en Ciencias Humanas. Directora de la Escuela de Comunicación de la ULA Táchira.