Antonio Sánchez Alarcón
El materialismo filosófico es una doctrina compleja que busca explicar la estructura de la realidad de una manera distinta a otras corrientes filosóficas predominantes. Se caracteriza por su oposición a dos formas monistas principales: el materialismo monista, propio del Diamat, y el idealismo o espiritualismo monista, de corte teológico. Mientras que el primero reduce toda la realidad a procesos materiales y el segundo la eleva a una entidad espiritual o divina, el materialismo filosófico ofrece una perspectiva más pluralista. El principal exponente de este Materialismo Filosófico es el filósofo español Gustavo Bueno Martínez.
El materialismo filosófico se opone al materialismo monista, particularmente el del Diamat, una corriente ligada al marxismo. Este materialismo monista reduce toda la realidad a procesos y fenómenos estrictamente materiales, sin considerar otros niveles de existencia. Según el materialismo filosófico, esta visión es reductiva porque ignora que existen múltiples niveles o planos de realidad que no pueden ser completamente explicados en términos empíricos o físicos. En lugar de un enfoque unilateral, el materialismo filosófico propone un pluralismo que reconoce la existencia de diferentes formas de realidad, aunque estas están conectadas por un principio general: la materia ontológica.
El materialismo filosófico también rechaza el idealismo o espiritualismo monista de carácter teológico. Esta corriente tiende a reducir la realidad a un solo principio espiritual o divino, a menudo interpretado como un ser trascendente o un plano de existencia que trasciende lo material. Sin embargo, para el materialismo filosófico, esta visión es igualmente limitante, ya que separa la realidad en compartimentos estancos y reduce toda explicación a lo trascendental. El materialismo filosófico reconoce la existencia de múltiples dimensiones de la realidad, pero todas ellas enraizadas en una única materia ontológica que es común a todas.
El principio clave que guía el materialismo filosófico es la «symploké», un concepto que refuerza la idea de que no todo influye en todo ni nada influye en nada. Esta noción se sitúa en el justo medio entre el monismo continuista, que sostiene que todo está interrelacionado de manera absoluta, y el atomismo pluralista, que postula la independencia total de los elementos del mundo. Para el materialismo filosófico, existen conexiones entre los distintos aspectos de la realidad, pero estas conexiones no son absolutas ni arbitrarias. La symploké permite una interacción parcial y limitada entre los diversos elementos de la realidad, lo que da lugar a un sistema coherente pero no totalmente determinista.
El materialismo filosófico se posiciona como una alternativa a las formas monistas del materialismo y el idealismo. Mediante su pluralismo racionalista, reconoce la pluralidad de formas de realidad sin perder de vista la unicidad del mundo a través de la materia ontológica general. Su principio de symploké proporciona un marco intermedio entre las visiones extremas del monismo y el atomismo, proponiendo una interconexión parcial pero significativa entre los elementos de la realidad. De esta manera, el materialismo filosófico ofrece una visión más matizada y compleja de la estructura del mundo, abarcando tanto lo material como lo inmaterial dentro de una unidad ontológica.