Opinión

Premonición

28 de diciembre de 2020

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Alejandro Bautista G.


En el estudio de los misterios de la mente humana, la precognición, también llamada presciencia o premonición, es la supuesta capacidad psíquica para conocer o ver eventos en el futuro. O bien, el presentimiento, sensación o sospecha de que algo va a ocurrir. Cuando la premonición se refiere a hechos muy concretos y tiene inspiración divina o sobrenatural se le considera predicción y a quien se le atribuye se le denomina profeta. Isaías es considerado el primero de los Profetas Mayores en la Biblia cristiana. Mientras que el francés, Michel Nostradamus, es el profeta más célebre de todos los tiempos, por lo bien acertado en sus predicciones.

¿Quién no ha experimentado alguna vez la sensación de que algo está a punto de suceder? Nada parece indicarlo ni hay motivos objetivos a la vista que adviertan de la proximidad de ningún suceso, pero, aun así, tenemos la casi certeza de que algo, bueno o malo, se cierne sobre nosotros de manera inminente como un águila a punto de lanzarse en picada sobre su almuerzo. Se trata de una fugaz visión que hace que fijemos nuestra atención en algo que no ha sucedido todavía y que quizá no llegue a suceder nunca.

Hay muchas formas de llamar a este fenómeno: presentimiento, pálpito, corazonada… Y es sintomático que casi todas ellas estén de algún modo relacionadas con el plano emocional. A diferencia de la intuición, que puede referirse también a un acontecimiento del pasado o del presente, el presentimiento se proyecta siempre en lo que está por acontecer, y eso lo convierte en un fenómeno aún más fascinante.

Probablemente la palabra más poderosa para referirse a este tipo de fenómenos sea premonición. Las premoniciones son un misterio de principio a fin, y en realidad aún no sabemos a ciencia cierta si su razón de ser se fundamenta en la causalidad –adivinamos porque acumulamos conocimiento y esto nos permite proyectar relaciones causa/efecto- o si son un mero producto del azar. Se cree, de hecho, que las premoniciones son más frecuentes y fecundas en las personas creativas. Al fin y al cabo, la creatividad no es otra cosa que la capacidad para ver la realidad de manera desacostumbrada para así generar múltiples alternativas. Por eso las premoniciones tienen mucho que ver con las fantasías, con cosas que podrían suceder, aunque no tengamos la seguridad de que eso vaya a ser así.

Particularmente, quiero manifestar que en algunas ocasiones de mi vida he sentido manifestaciones extrasensoriales que han  permitido adelantarme al conocimiento de algunos hechos de menor importancia, como la visión de pueblos o ciudades nunca visitados por mí, pero tiempo después, al conocerlos realmente, he podido comprobar su autenticidad, respecto a lo observado en mi sueño; en otra oportunidad, en mi niñez, sentado debajo de un árbol de mi casa paterna, visualicé cómo caían algunas casas sacudidas por un fuerte viento y minutos luego, mi madre grita desde dentro de la casa: ¡muchachos salgan que está temblando! A Dios gracias, nada malo sucedió.

Más recientemente, en esta Navidad, meditando sobre el Evangelio de San Mateo, concretamente sobre el misterio de la encarnación, las dudas de San José y las revelaciones del Ángel del Señor, cuando en sueños dijo a José: “Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Quédate allí…porque Herodes buscará al niño para matarlo”. En esa meditación me quedé absorto y de pronto, tal vez, preocupado por la realidad política del momento, como en una premonición, visualicé dos escenarios futuros: a) en Venezuela y b) en el país norteño.

Venezuela. Se acrecienta la incertidumbre y continúa la emigración. Se agudizan las protestas y el país se hace ingobernable. Actúa la justicia internacional, hay soledad en Miraflores y en los primeros noventa días del nuevo año el mandante es detenido y extraditado. Grandes manifestaciones de júbilo y una gran luz ilumina a Venezuela. Los emigrados inician su retorno. El fin de dos décadas perdidas: Comienza el proceso de  reconstrucción. Se reabren empresas y se restituyen propiedades incautadas. Son liberados los presos políticos.

En el país norteño. Las fuerzas del mal que querían apoderarse del mundo, son vencidas y extirpadas por las fuerzas del bien. El rubio Presidente, rodeado de una aureola de luz divina y custodiado por arcángeles enviados, pone orden en la casa, crece la bonanza e impera la justicia. Se dispone de grandes recursos económicos destinados a la recuperación de Venezuela y países diezmados por la vorágine comunista. 

El cumplimiento de una profecía o premonición es algo que nadie puede asegurar. Algunos visionarios han acertado muchos vaticinios, pero no todos, así por ejemplo, Nostradamus pudo predecir el ascenso de Hitler al poder (En la cuarteta 35 de la centuria III escribe, «De lo más profundo del Occidente de Europa, de gente pobre un niño nacerá, que por su lengua seducirá a las masas, su fama en el reino de Oriente más crecerá».), las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki y el asesinato del presidente estadounidense, John F. Kennedy, pero muchas otras no se han dado.

*Doctor en Cooperación Internacional. Integración y Descentralización: Los Desafíos del Desarrollo Internacional

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