Opinión

Pudo ser mejor

6 de diciembre de 2021

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Fredy Contreras Rodríguez*


Como todo el mundo sabe, las derrotas son huérfanas, mientras que las victorias cuentan con madres, padres, tíos, “primos, demás familiares y amigos” y parientes de todo género.
La elección del gobernador Bernal, el 21-N, fue y es inobjetable, incuestionable, legítima, constitucional y legal, pero pudo ser mejor si no hubiese los errores e inobservancias de asuntos elementales y básicos en contiendas electorales, que comenzaron con la elección de candidatos a alcaldes y concejales, cuya última instancia fue la dirección política nacional del PSUV.

La elección interna del candidato a gobernador, en el proceso convocado el 8 de agosto, resultó con el triunfo de Bernal, seleccionado democráticamente como sentimiento mayoritario de la militancia PSUV, pero eso no ocurrió a nivel de los candidatos a alcaldes.

La elección de los abanderados a alcaldes no fue la mejor porque no se consideró la realidad particular que es cada municipio del Táchira. La dirección nacional del PSUV no atendió las advertencias -que se hicieron desde diferentes ámbitos internos- sobre la urgencia de potenciar la oferta electoral a nivel local, sustituyendo figuras desgastadas por el ejercicio del poder; cansados por este o marcados por una pésima gestión o -como ocurrió en algunos casos- desprestigiados por sus dudosas actuaciones y ejecutorias al frente de las alcaldías.

A Freddy Bernal le correspondió “echarse al hombro” la gestión de todos los gobiernos locales (solo 3 o 4 exitosos) y tal circunstancia -en la gran mayoría- se convirtió en “plomo en el ala” para su candidatura, puesto que buena parte de la abstención del electorado chavista, el desgano con el que actuaron los aparatos electorales a nivel de centros de votación y el desastre que significó el 1 x 10, fueron manifestaciones en contra de la gestión de esos alcaldes-candidatos.

Los resultados dan cuenta de 10 alcaldías perdidas, pero también de resultados en algunas -ganadas en la raya- donde la victoria ocurrió por el peso del candidato a gobernador, antes que por las virtudes del abanderado a la alcaldía. Como ejemplos para el análisis en ambas realidades, están las derrotas de Junín, San Judas Tadeo y Seboruco y la pírrica victoria en García de Hevia. Y la excepcional victoria de San Cristóbal, sin lugar a dudas, es un éxito de Freddy Bernal.

Por otra parte, la estrategia electoral del comando de campaña incurrió en varios errores de percepción de la realidad electoral en los municipios del estado. En esa dirección, fue equívoca la estrategia de hacer una campaña “tapa amarilla” para todos los municipios, sin considerar la particular realidad que es cada uno de ellos -no hay 2 municipios del Táchira que sean iguales-, de modo que se pudieran explotar a favor del Bernal esas particularidades; fue un error de estrategia privilegiar en la campaña la promoción y divulgación de tarjeta “Amemos al Táchira”, en detrimento de la tarjeta del PSUV; incluso, en las UBCH fue un murmullo a voces el malestar de los militantes del partido, por la “invisibilidad” que se le hizo a la tarjeta del PSUV y el uso deliberado de otros colores, usados en las tarjetas de nuestros más acérrimos adversarios. Tal estrategia desconoció que en las estructuras básicas del PSUV sus símbolos identitarios están fuertemente arraigados en el pensar, sentir y actuar de la militancia activa.

Y también fue un error de la estrategia electoral poner detrás del comando de campaña a los más destacados líderes tachirenses del PSUV. Para mal o para bien, cada uno de ellos tiene ascendencia e incide en los aparatos políticos locales. Por orden del comando de campaña, los principales operadores políticos del PSUV Táchira fueron enclaustrados en actividades distintas a sus actuaciones como dirigentes del partido, lo cual impidió que las motivaciones colectivas y el espíritu de cuerpo del PSUV, como estructura orgánica, hubiesen sido más efectivos y productivos en los números electorales.

En las victorias electorales, los errores también son huérfanos; sin embargo, el triunfo y la alegría de lograr el objetivo maquillan las fallas que incidieron negativamente en el resultado final y se olvidan. Lo fundamental -en todo caso- es procesarlas, entenderlas, aceptarlas y producir una enseñanza que a futuro no permita repetirlas. En el nuevo escenario político y social que tiene el Táchira, toda experiencia -positiva o negativa- debe servirnos para seguir construyendo patria.

*Ingeniero industrial. Agricultor urbano.

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