Opinión

Reconstrucción del sector agropecuario e industrial

30 de agosto de 2021

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Alejandro Bautista González *

La agricultura desempeña un papel vital en el crecimiento económico y el desarrollo integral de los países. La agricultura es la fuente básica de suministro de alimentos de todos los países del mundo. El territorio venezolano se caracteriza por una importante diversidad natural, generada por la presencia de variadas formas de relieve y pisos térmicos, además por su ubicación en la zona intertropical, produciendo una amplia gama climática y de vegetación. Si la agricultura no satisface la creciente demanda de productos alimenticios, podría afectarse negativamente la tasa de crecimiento de la economía. El aumento de la oferta de alimentos por parte del sector agrícola tiene, por lo tanto, una gran importancia para el desarrollo de un país.

El próximo gobierno democrático de Venezuela podría convertir la agricultura en una de las palancas del desarrollo socioeconómico en las próximas décadas. Lo puede lograr: existen tierras con vocación para la producción agropecuaria y forestal en gran parte del territorio nacional. En tal sentido, deberá ejecutar las inversiones apropiadas e instrumentar una política integral contundente al sector agrícola, revitalizarlo, hasta alcanzar y superar los niveles mininos de autoconsumo y exportar sus excedentes de producción.

El sector agrícola, primeramente, debe estar sujeto a una política comercial activa, caracterizada por un sistema de bandas arancelarias que ayude a compensar las distorsiones prevalecientes en la agricultura mundial y las amplias fluctuaciones de precios que caracterizan al sector a nivel internacional. Una lúcida política comercial debe estar apoyada por una tasa de cambio competitiva, permanente, que estimule las decisiones privadas de inversión en el sector hacia la exportación.

Por otra parte, el Estado debe iniciar un vasto programa de inversiones infraestructurales para el crecimiento agropecuario y forestal en el país, construir y mejorar carreteras troncales, vías de penetración, puentes y facilidades para la navegación fluvial y la interconexión; además, construcción y mejoramiento de puertos y  aeropuertos para una eficiente movilización de personas y mercancías, saneamiento y recuperación de tierras, riego, electrificación, centros de acopio, comercialización y, fundamentalmente, investigación y generación de tecnología adecuada para el agro nacional. Crear estímulos para el productor a partir del establecimiento de líneas de crédito, en condiciones atractivas y facilidad para importar maquinarias y equipos agrícolas, sementales y vientres, libres de impuestos. Promover y facilitar la realización de ferias agropecuarias regionales, al menos unas 6 en el territorio nacional. De igual manera, debe revisarse la pertinencia del estamento legal existente relativo al agro y promover leyes proteccionistas al productor, estimular el consumo; garantizar la propiedad y tenencia de la tierra.

Mientras se dé su total nivelación, la agricultura podría recibir subsidios explícitos del Estado.  Los subsidios a la agricultura son un hecho mundial, especialmente en los países de mayor desarrollo agrario. En nuestro país, la política agraria podría incluir subsidios racionales, perfectamente establecidos en el presupuesto, que apoyen el crecimiento del sector.

Un cuerpo de políticas eficientemente concebidas le permitiría a Venezuela pugnar el desempeño de Chile y Colombia, por ejemplo, en el pasado reciente, que ha visto aumentar sus exportaciones agrícolas y agroindustriales en millones de dólares en más de tres décadas. Debe entenderse que el desarrollo integral del sector agropecuario, forestal y pesquero venezolano está íntimamente vinculado a su inserción en el comercio internacional.

Concluyendo estas consideraciones, sobre la reconstrucción del sector agropecuario e industrial, es importante resaltar que en cualquier estrategia de erradicación de la pobreza, el desarrollo rural juega un rol fundamental. El crecimiento del sector agropecuario aumenta las productividades e ingresos de los pequeños agricultores, como así, también, aumenta el empleo y los salarios de los trabajadores agrícolas. El conjunto de estos factores ayuda a reducir la pobreza y el desempleo oculto o encubierto de trabajadores potenciales que no se refleja en las estadísticas oficiales, debido a la forma en que se construyen los datos. Además, el aumento de la productividad agrícola conduce a la disminución de los precios de los alimentos y a mantener la inflación bajo control, lo que también contribuye a reducir la pobreza.

En lo atinente a la Recuperación del Sector Industrial, queda pendiente para ser esbozado en las publicaciones de la próxima semana.

*Doctor en Cooperación Internacional, Integración y Descentralización (CIID)

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