Opinión

Regresamos al mismo punto

27 de febrero de 2021

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Carlos Casanova Leal


La lucha política y social frente a la revolución comenzó 5 años antes de que Chávez admitiera que con la actual Constitución bolivariana no era posible llegar a construir el socialismo, y fue en la oportunidad de su primera Ley Habilitante, que modificaba 44 leyes, sin discusión con nadie; así se llegó a la primera mesa de diálogo con Fedecámaras, y al no concluir en rectificaciones por parte del gobierno, se rompió ese primer diálogo, y la sociedad marchó sobre Miraflores, y Chávez terminó en Fuerte Tiuna y luego en la Orchila.

El objetivo político exigido a Chávez fue la rectificación interventora del Estado, en todos los ámbitos del quehacer nacional; esa marcha sacó a Chávez de la presidencia; luego sobrevino el diálogo propiciado por el gobernante, solicitando la participación de la OEA, que luego de ganar tiempo para reposicionarse estratégicamente, termina en un objetivo político distinto, el referendo revocatorio.

Las leyes habilitantes quedaron firmes y, muy por el contrario, se aprobaron otras, con las que se incrementó el poder del Estado, decretando prácticamente de utilidad pública todas las actividades económicas, comerciales y de producción.

El objetivo de la revolución fue acabar con las bases de la economía fundada en la propiedad privada, la libre empresa, libre competencia, libre acceso al mercado, y eliminar el derecho ciudadano de libertad económica, que le permitía dedicarse a la actividad económica de su preferencia. Para lograrlo implementó las políticas que crearon la inflación y la hiperinflación, la devaluación permanente de la moneda, las reconversiones monetarias, la impresión de dinero inorgánico, y el aumento del déficit fiscal, entre otras.

Para acabar con el capitalismo, tenía que acabar con sus bases económicas, creó el régimen la crisis para poder ir de la abundancia a la escasez, cosa característica de todo modelo comunista, y llegamos hasta aquí, a la crisis humanitaria compleja, alimentaria y sanitaria.

¿21 años después, usted cree que la revolución ha cambiado su objetivo? ¿Están consolidando su modelo económico? ¿Cree usted que las elecciones han frenado en algo el avance de la revolución? ¿Con los diálogos ha existido rectificación en las políticas que nos trajeron a la miseria?

Ahora fíjese en esta coincidencia extraña: el 21 de febrero de este año 2021, los alcaldes de oposición se reunieron en Caracas y acordaron respaldar el llamado a elecciones municipales; el 25 de febrero, la Asamblea Nacional chavista aprueba en primera discusión un proyecto para derogar la Ley de la Regularización de los Períodos Constitucionales y Legales de los Poderes Públicos Estadales y Municipales, y con ello, sirve la mesa para unas megaelecciones municipales y regionales, y ese mismo día, 25 de febrero, los opositores, sin tarjetas de partido, acordaron reunirse el próximo lunes primero de marzo, para discutir a petición de Juan Guaidó la participación en esas elecciones.

Lo que a usted le modificó su calidad de vida, ahora en la pobreza, es el modelo económico, precisamente donde la revolución profundiza su modelo para un mayor control social, que en modo alguno es capitalista, y en ello existe un espejismo en los sectores económicos.

La revolución nos trajo al punto, donde el voto no cambia el inconstitucional modelo socialista económico, ni frena la imposición del Estado comunal, ni las comunas, ni el retorno de las competencias y autonomías a los estados y municipios, ni la autonomía a las universidades, ni la propiedad a los confiscados y expropiados, menos el retorno del exilio venezolano.

Veremos un hecho político en Venezuela, donde la revolución impone su modelo de partido único en el ejercicio del gobierno y de todas las expresiones del nuevo Estado socialista, impone el modelo económico socialista, las relaciones sociales comunitarias, con un parlamento donde coexistirán colaboradores, opositores, no sé aún, y otros que ya no sé si lo sean, con gobernadores y alcaldes que jugarán a la representación imaginaria de ser gobernantes que no gobiernan, ni los del Psuv gobernarán pero ahí estarán, esperando que pase el tiempo necesario para liquidar esas instancias de forma definitiva.

La revolución es amiga del tiempo.

El falso dilema la unidad para las elecciones, cuidando espacios que no se ejercen, lo que se sacrificó fue la unidad para organizarnos desde la base para presionar por los derechos que tenemos de no ser pobres.

Dios nos bendice.

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