Alejo García Sierra
Desde tiempos antiguos, la juventud ha tenido una participación y actuación estelar para alcanzar las disímiles transformaciones sociales de la humanidad. De ahí que ella registra intervenciones y esfuerzos para lograr los objetivos planificados en las diversas actuaciones donde ha participado al lado de los adultos. Así conjuntamente con los diferentes sectores de la sociedad en calidad de guía y solidaridad ha luchado y conseguido en algunos casos las demandas de la población con la aparición de los seres humanos y con el desarrollo del colectivo, la juventud ha coadyuvado esfuerzos como guía y apoyo para las metas previstas en favor de lograr mayores beneficios en bien de la vida de los pueblos. En unión con las demás partes de la comunidad donde viven, ha provocado orgullo y satisfacción a sus contemporáneos, a los demás dirigentes circunvecinos y a sus familias.
La intervención de la juventud desde la antigüedad fue descollante en numerosos hechos históricos. Así, por ejemplo, su actuación en los sucesos en la independencia de Estados Unidos en 1776, en la Revolución Francesa en 1789 y en los sucesivos intentos preindependentistas en unos cuantos países iberoamericanos y de manera notable en la emancipación de Venezuela, donde la mayoría de los notables jefes de la misma fueron jóvenes en edad hasta los 30 años.
En ese orden, nuestro Libertador Simón Bolívar no alcanzaba los 30 años cuando comenzó la campaña por la independencia de Venezuela, concluida felizmente el 24 de junio de 1821. En atención a la admiración y reconocimiento a la actuación estelar de la juventud a nivel hemisférica, en 1995, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) aprobó el programa de acción mundial para los jóvenes, cuyo fin era atender y solucionar los problemas que sufrían ellos en el hemisferio. La intención del organismo mundial era conmemorar y desear un futuro promisorio de la humanidad y considerarlos como agentes estelares del cambio social, de desarrollo económico y tecnológico. En otras palabras, la juventud es el futuro del planeta y por tanto se hace necesario y adecuado conmemorar ese día para reconocer la importancia en el acontecer universal.
El mismo tiene por finalidad testimoniar y apostar por un futuro mejor para la humanidad. Como un tributo y reconocimiento al estelar desempeño de la juventud efectuada en Lisboa, del 8 al 11 de agosto de 1998, la Asamblea General de las Naciones Unidas realizada el 17 de diciembre de 1999, según la Resolución 54/120, instituyó el 12 de agosto como el Día Internacional de la Juventud. Por tal motivo expresó “un día para los jóvenes”. Según datos estadísticos, se calculan que existen a nivel mundial 1.800 millones de muchachos comprendidos entre los 10 y 24 años de edad. Esa población juvenil se estima la mas grande del cosmos. Asimismo, otros detalles calculan que mas de la mitad de los niños y adolescentes entre 6 y 14 años no saben leer, o no poseen conocimiento básico de matemáticas.
En El Día Internacional de la Juventud toma fuerza el objetivo número 4 de la agenda 2030 para el desarrollo sostenible: “Garantizar una educación de calidad inclusiva, equitativa y promover oportunidades de aprendizaje de la vida para todos, se examina como gobiernos, la juventud y las organizaciones dirigidas por jóvenes, igualmente de otras partes interesadas están transformando la educación para que se convierta en una poderosa herramienta para cumplir la agenda 2030”.
Al fallecer el Padre de la Patria, el Libertador Simón Bolívar, en las siguientes siete décadas de los diversos gobiernos y montoneras, los jóvenes desempeñaron una destacada actuación en ese periodo. Así, en la oprobiosa dictadura de Juan Vicente Gómez, millares de los mismos pagaron su estadía con la muerte, cárcel, grillos en sus tobillos, torturas y exilio, la osadía de enfrentarse al régimen todopoderoso, cruel y criminal que azotaba a Venezuela y a la vez no permitía la existencia de la disidencia. En la dictadura del autoritario y tirano general Marcos Pérez Jiménez, la huelga estudiantil que se desató en noviembre de 1957 prendió y ardió la mecha para la caída del opresivo gobierno, el primero de enero de 1958 y así sucesivamente en el currículo de nuestra juventud en los distintos periodos dictatoriales que han existido en la historia Republicana de Venezuela. De ahí que la juventud venezolana ha tenido un desempeño brillante y determinante frente a los gobiernos despóticos que han azotado a mi querida Venezuela.
Rememoremos el Día nacional de la Juventud en testimonio a su desempeño en los momentos difíciles que han flagelado a sus países. Exhortamos a las autoridades gubernamentales velar y hacer cumplir los derechos y deberes de ellos y evitar las transgresiones a sus aspiraciones democráticas. Loas a los jóvenes venezolanos en su día.